Narra Charlotte:
Me pongo mi pijama y prendo la televisión, “de verdad quería comer frituritas”, pienso y voy buscando que hay de interesante a estas horas en la televisión coreana, me encuentro con un canal de música y lo dejo ahí.
Finalmente me convenzo y marco el teléfono del servicio a la habitación, me atiende una voz un tanto perezosa.
Xx: ¿Ne? – dice bajito
Char: Hola, ¿aún hay servicio a la habitación? – miro la hora y luego cruzo los dedos
Xx: Así es – dice más animado – ¿qué necesita?, tenemos bebidas frías y calientes, alcohólicas también, pasteles y frituritas.
Char: Frituritas – digo rápido – necesito muchas frituritas y café coreano, pero de ese que viene en latas – digo animada, necesitaba tomar muchos de esos cafés.
Xx: En seguida – escucho que escribe en un computador – entonces, ¿a qué habitación?
Char: A la suite, por favor – digo comenzando a buscar algo más abrigado que mi pijama – estaré esperando
Xx: En un segundo llegan sus pedidos – siento que corta
Busco una mantita que estaba muy cómoda en la habitación y camino al recibidor, estaba ansiosa por comer, ya mañana iría a un gimnasio.
Cuando llegan mis frituritas me voy a sentar frente a la televisión, sigo buscando en la televisión y encuentro un drama, me puse a verla, pero como no hay subtítulos, solo veo las imágenes, cuando me da sueño me meto a la cama, había sido un largo día.
Y así pasé un par de días, iba al restorán “J&J” a comer y luego paseaba por la ciudad, me encanta estar en Seúl, pero hay algo que me intriga, cada vez que voy al restorán, veo al mismo chico sentado a lo lejos, le he sonreído un par de veces, me sonríe de igual manera, tengo la sensación de que le conozco.
Un día decido ir a la isla Jeju, es muy famosa, lo digo porque siempre la nombran en los doramas que veo, tomé una embarcación que lleva a varios turistas, al llegar quedo encantada con todo lo que ven mis ojos, arena tan blanca y resplandeciente, es una isla rica en vegetación, nos dan unas horas para aventurarnos en el lugar, aprovecho para quitarme el calzado y meter mis pies en el agua.
Xx: ¿Te gusta la sensación? – me giro al escuchar la voz familiar que hablaba a mi espalda
Char: Es agradable – digo sería – no te vi en la embarcación Lucy
Lu: Estaba en el extremo opuesto a ti – me sonríe – no te había visto desde la junta con Nathan
Char: Lo mismo digo – intento sonreír – ¿te has divertido?
Lu: Claro que sí – sonríe de lado – los coreanos son muy amables con las extranjeras
Char: Eso dicen – me vuelvo a mirar el mar
Lu: Venía a pedirte perdón – escucho que camina hacia mí y me giro – no sabía que Nathan y tú estaban en algo, te pregunté en el avión y dijiste que no sucedía nada entre ustedes, por eso me acerqué a él de esa manera
Char: No tienes por qué pedirme perdón – trato de sonar normal, pero la verdad es que solo el recordar lo que había sucedido con Nathan, me hacía mal – era Nathan quien te debió aclarar lo que sucedía, además eso ya no importa
Lu: Pero al parecer se pelearon – me mira mordiendo su labio – me lo encontré al siguiente día y dijo que te habías molestado tanto con él, que se iba de regreso a Estados Unidos.
Char: Lo que hizo es imperdonable – la miro sería – y no hablo de que haya o no hecho contigo, es un tema aparte, del cual no quiero hablar.
Lu: Entiendo – asiente – pero, de todas formas, espero no me guardes rencor por lo que sucedió
Char: Claro que no Lucy – la miro amable – son cosas que pasan
Luego de nuestra sincera conversación estuvimos caminando por la playa y me contó sobre todo lo que ha hecho aquí en Corea, al parecer es una chica a la que le gusta disfrutar cada segundo de su vida.
Luego del viaje a la isla me fui directo al hotel, me sentía agotada, pedí servicio a la habitación, comida y par de frituritas para la noche.
Al despertar unas horas más tarde el sol ya estaba alto, me desperezo mientras veo las envolturas de las frituritas sobre la cama, sonrío por empezar un nuevo día, había algo dentro de mí que se sentía tan cómodo, tan en su lugar que era extraño para mí, me levanto y camino a la ducha, me baño por un rato, uso el shampoo que da el hotel, acondicionador que traía yo y salgo envuelta en una suave toalla, mientras busco qué ponerme miro en mi móvil los gimnasios cercanos y descubro que el hotel tiene su propio gimnasio, en el segundo nivel, así que sin perder más tiempo me puse mi equipo y me fui a ejercitar.
Al llegar al segundo piso veo que hay varias tiendas pequeñas y entre ellas el gimnasio, al entrar al lugar veo varias personas ejercitando, varios chicos muy guapos, a decir verdad, también chicas bastante delgadas, pero no quería compararme, así me puse a hacer lo mío, audífonos y gimnasio, la cita perfecta conmigo misma.
Cuando termino salgo satisfecha, me sentía completa, caminé al elevador y veo que se me acercan un par de chicos, un pelirrojo y un castaño.