Todo se cura, hasta el corazón

VIII

SIRIANA

—Buenas, chicas, ¿cómo amanecieron?

 

—Buenas, Noah —saluda, Zai—. Disculpen, tengo que ir a buscar algo en secretaria.

 

—¿Quieres que te acompañemos? —pregunta el rubio cuando ella ya había dado un par de pasos.

 

—No, no te preocupes, vuelvo rápido —me da una última mirada que dice todo sin siquiera hablar.

 

Noah lo nota y dice:

 

—¿Pasó algo?

 

Niego con la cabeza. Sabía que me había dejado sola con él para que pudiera decirle la verdad, más que nada porque ayer a la noche le comenté que lo iba a hacer hoy.

 

—Noah —lo llamo—, tengo que hablar con vos.

 

—Claro, dime lo que sea.

 

Le indico que nos sentemos en los bancos que están en un costado del patio, él acepta sin ningún problema y nos sentamos.

 

—¿Qué querías decirme? —Su tono de voz es algo preocupado, o tal vez está asustado porque no sabe qué le voy a decir.

 

¿Cómo voy a hacer para contarle todo? Puede que sea algo tonto, sin embargo le estuve mintiendo todo este tiempo, le dije que me tomaba otros colectivos para que no supiera quién soy yo. Todo este tiempo que pasamos juntos en la biblioteca fue tan divertido, nos hicimos muy cercanos, y que venga a contarle que en realidad somos vecinos, que nunca se lo dije porque tenía miedo a que se acuerde de mí, es algo un poco tonto. ¿Cómo se lo va a tomar? ¿Se alejará de mí? ¿Será que va a rechazar mi amistad si sabe que soy esa niña loca de años atrás? Tantas preguntas y no tengo la respuesta de ninguna de ellas. Desde que nos sentamos en el banco, mi vista estuvo en el suelo, pero decido levantarla y mirarlo. Un gran error. No voy arriesgar nada, no quiero y tampoco puedo, se lo voy a decir algún día, por mensaje tal vez, es más fácil si no lo tengo de frente. Dibujo una sonrisa falta y le respondo:

 

—Tengo problemas con química —mentí—, ¿me podes ayudar?

 

Bien, Siri, seguí mintiéndole —me regañé yo misma.

 

Sus cejas se elevan mientras yo espero su respuesta. Claro, pareceia que le iba a decir algo importante y no, le salí con el "problema" de química.

 

—Sí, obvio que te voy ayudar —El "obvio" ese, sonó tan raro saliendo de sus labios con su acento.

 

Él me regala una sonrisa, y yo se la devuelvo, pero la mía no es para nada sincera, me siento culpable. Me lo merezco; y si él se enoja mucho, también me merezco eso.

 

—Gracias.

 

××♡××

 

Estoy volviendo a mi casa mientras escucho música. Hoy mi día fue pésimo, le iba a decir la verdad a Noah pero no me animé. Ahora Zai está enojada porque no lo hice. Y la verdad que tiene razón en enojarse, no estoy actuando de manera correcta, no me parece justo ni para Noah, ni para mí mejor amiga porque ella me tiene muchas veces que cubrir cuando voy a estudiar a la biblioteca.

 

Al llegar a mi casa, saludo a mis papás y cuando saludo a mi abuela, le digo bajito que necesito hablar con ella; la verdad es que necesito de sus consejos y comprensión. Mi abuela más que nadie sabe cómo me sentí de chiquita. Vamos hasta su cuarto, yo me acuesto en su cama y ella se sienta al borde de esta. Estos momentos son hermosos, poder abrir mi corazón a mi abuela me trae alivio. Mi abue acaricia mi cabello con dulzura. Quiero llorar, y como no puedo esconder mi tristeza, las lágrimas caen por mi mejilla y se pierden por mi cuello.

 

—¿Qué sucede, mi pequeña hermosa? —Su voz, es lo más dulce que alguna vez escuché.

 

—Abue, soy mala.

 

—¿Por qué dices eso? —pregunta alarmada.

 

—Es que le miento a Noah y con eso, arrastro a Zai también —Limpio algunas lágrimas con la manga del suéter de la escuela.

 

—¿Todavía no le dijiste que eres su vecina?

 

Niego con la cabeza y con dolor, dejo caer más lágrimas.

 

—Sabes que él se merece que le cuentes todo y que no es justo que Zaida tenga que mentir —comenta mi abuela con suavidad.

 

—Lo sé, abue, tengo miedo que se enoje conmigo —No quiero pasar por lo de hace unos años atrás, tampoco quiero que me mire raro como la chica que lo acosó.

 

—Y él tendría todo el derecho de enojarse, mi niña, pero si Noah es una buena persona y realmente quiere ser tu amigo, te va a perdonar.

 

—¿Creés que Noah sea buena persona? —Yo pienso que sí, sin embargo, quiero saber qué opina ella.

 

—Lo poco que lo conocí, me parece un buen muchacho —contesta la abuela con una sonrisa. De pronto, su sonrisa se borra, pero su rostro no muestra seriedad sino comprensión y amor—. Quiero que me prometas que le dirás todo. Sé que sos valiente y vas a poder con esto.

 

—Sí, realmente te lo prometo, no puedo seguir haciendo las cosas mal.

 

Deposita un beso en mi frente y ambas salimos de su cuarto.

 

—Mi niña, ahora andá y cámbiate que vienen visitas.

 

—¿Visitas? —pregunto frunciendo el entrecejo— ¿Quiénes vienen?

 

—No lo sé, tu mamá no me lo quiso decir.

 

La miro fija entrecerrando un poco los ojos. Mmm... Sospechoso.

 

Voy a mi habitación y rápido me cambio de ropa. Justo cuando lo hago, suena el timbre. Mamá, desde abajo me grita que abra la puerta porque todos están ocupados haciendo cosas. Camino hasta la entrada todavía mirándola sospechosamente y abro la puerta llevándome una sorpresa demasiado grande.

 



#29788 en Novela romántica

En el texto hay: amor, dios, cristiana

Editado: 13.11.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.