Tan rápida es aquella dama, que me persigue desde siempre. Busca donde estoy y me espera pacientemente. Aunque bueno, ¿Podría llamarle dama? No creo que suene muy convincente llamar dama a la muerte, más bien podría ser, mi fiel compañera desde siempre.
¿Cómo podría explicarles que somos nosotros quiénes escribimos nuestra vida? Es complicado poder hacerlo si no se disponen a abrir su mente y ver más allá de sus reproches. Y claro, preguntarán de qué reproches hablo y por qué los estaría juzgando ¿Acaso yo no me habré equivocado?
Mientras me encontraba dopada por aquellas pastillas que solía usar para dormir, o morir, véanlo de la manera que deseen. Me preguntaba que habría hecho yo, para merecer sentir aquel vacío que ya era un abismo tan profundo, que había secado incluso aquellas lágrimas reprimidas que a veces y por un momento, me hacían sentir mejor al dejar escapar.
-Pregunté ¿Quién fue?
Y algunos nombres me respondieron. Sin dudar me habló el primero:
-¡Soy yo! –Dijo la memoria- Tengo muchos recuerdos acumulados que están a punto de explotar. Algunos se me han escapado y al parecer no se quieren borrar; lamento este suceso solo que… ¡Has vuelto a recordar!
Luego habló el segundo y dijo:
-Yo soy la razón. Estoy intentando hacerle entender a la mente, que no debe sobrecargarse ante aquellos pensamientos (tú sabes de cuáles hablo) susurró. Que haga oídos sordos a aquellos pensamientos que la invaden; aunque claro ¿Hay alguien que me escuche o logre descifrarme?
Terminó el segundo y saltó aquel tercero. Hablaba con voz temblorosa y un poco de desconsuelo; prosiguió a explicar su parte mientras yo miraba al techo.
-¿Acaso no sabes quién soy? El dueño de tus desvelos. Soy el sentimiento y he hurtado los recuerdos ¿Cómo podría yo, sentir sin verlos de nuevo? No puedo expulsarlos y la razón no me comprende, aquella tonta y terca que siempre se entromete.
Después de escuchar aquella charla, un poco fuera de lo habitual. Pausé aquella música y me detuve a pensar, entender y a analizar. Volví a preguntar, o más bien a reprochar. Empecé por la razón quien al parecer era el enemigo principal.
-Razón, ¿Por qué no haces algo más que solo tararear? El corazón ya está muy herido y no sé cuánto más podrá aguantar; haz algo contundente a ver si se alivian las heridas. Liberar aquel dolor me hará descansar y dormir quizás, un poco más tranquila.
-Memoria, no pienses más las cosas. Borra aquellas historias que ya son solo historia; historia de un pasado muy feliz y al tiempo amargo, en donde me perdí en unos cuantos escenarios. ¿Dices que vas a explotar? ¿No ves acaso que soy yo, quien ya no puede más? Yo explotaré si no eliminas, limpias y por fin olvidas. Pasa la página ya, que tenemos que avanzar.
-Sentimiento, fiel sentimiento. Compañía en los momentos donde más hay descontento. ¿No te has dado cuenta de que eres frágil y a la vez violento? Frágil para sentir de más y violento para destrozar. Tendrás que parar ya, porque yo, te he de eliminar.
Pasaron algunos minutos y me desbordé en llanto. Aquel nudo en la garganta volvió y quemaba con la misma fuerza que solía recordarlo. Quise poder gritar y expresar lo que pasaba, pero claro, caí en cuenta que no había quien me escuchara y que sola debía poder soportar, aquella carga.
Hice aquella última pregunta.
-¿Quién fue?
Pero esta vez solo hubo silencio, un silencio que me dio aquella respuesta que buscaba y por la cual podría encontrar la cura a mi tormento.
-Fui yo, gritó mi interior.
Es confuso pensar que si nosotros mismos nos destruimos, también podemos reconstruirnos. Volver a levantar aquellos pedazos que cayeron y que nadie volteó a verlos.
Aprender a ver más allá. Ver que aquellas decisiones pasadas son parte de las vivencias actuales. ¿Recuerdan que hablé sobre un propósito? Bien, justo aquello es lo que nos espera.
Sé que muchas veces nos suceden cosas crueles y relevantes, de aquellas que no se pueden pasar por alto porque debemos atravesarlas sintiendo cada cosa que nos causan. Sin embargo, también suceden cosas buenas ¿Aquellas también son parte de la vida o fruto de sus esfuerzos?
“¿Qué creen ustedes que son esfuerzos? ¿Los que hacemos para despertar a las 4:00 AM para ir a laborar? ¿O los que hacemos para sonreír en medio de la batalla?
-No minimicen sus pasos, ni midan cuáles son más grandes que otros; todo aquello que hacen para ustedes mismos, es un esfuerzo propio y digno para que vivan tranquilos.”
Cada cosa que hacemos desde el momento de tomar consciencia y razón lo cuál se daría a medida del crecimiento y desarrollo en la niñez. Tiene una consecuencia o mejor aún, llámenlo propósito. ¿Cómo podría llamar propósito a la acción que realiza un niño de ir a jugar al parque? Esta simple acción puede desencadenar millones de propósitos o –Consecuencias- vamos a plantear dos.
Si dicho niño lograra hacer amigos y tener un juego plácido; este propósito de haber ido a aquel parque, sería enseñarlo a socializar en medio de las situaciones y ambientes que le pone la vida. Aquel niño podrá llegar a algún otro lugar, y sabrá que si en aquel parque pudo tomar aquella iniciativa para crear vida social; también podrá hacerlo en el ambiente en que estará ahora. ¿Nuevo trabajo? ¿Colegio? ¿Universidad? ¿Primera fiesta?
Pero, si por el contrario, aquel niño se intimidó y no obtuvo un grupo de amigos para jugar aquél día. Ese recuerdo de ser excluido e introvertido, no le permitirá aprender a relacionarse en unas próximas circunstancias. Más bien lo aislarán del entorno social y aquellas circunstancias serán un propósito; bueno o malo, pero es un propósito.
Dirán “¿No entraría en este caso la crianza? Y sí, la manera en que nos crían es algo fundamental en nuestro desarrollo y aquellas desconexiones que quizás podamos tener en la misma infancia, en la adolescencia o peor aún en la adultez; donde no somos tan conscientes de aquellas heridas que enviamos a aquel baúl de malos recuerdos, y que aunque llevamos aquella espina que nos sigue doliendo no prestamos atención porque quizás “Solo fueron bobadas de la infancia o adolescencia”.
Editado: 10.05.2024