Elena
Cierro la puerta y me apoyo contra ella. La sonrisa que tengo sale inconscientemente, pensé que odiaría este día pero fue todo lo contrario. Es la primera vez en mucho tiempo que me divierto así.
Sobresalto cuando veo que la luz de la sala se prende y aparece mi madre sentada. Por las facciones que tiene no parece nada contenta.
—Te dije bien claro que regresaras temprano y no has obedecido—se levanta para acercarse lentamente hacía mí—. Qué hacías con ese chico? De dónde ha salido?
—Es de la Universidad—no puedo decir que es el conserje porque eso empeoraría su humor—. Salimos a conversar, es todo.
—Lo he visto más veces a él que a Louis, ten cuidado con lo que haces—se acerca para tomarme fuerte del brazo y susurrar—. No olvides que eres de él.
Las palabras de Jay esa noche del tatuaje pasan por mi cabeza como un flash.
"Nadie tiene derecho a decidir por ti, es tu vida no la de otras personas"
Solo necesitaba recordar eso para soltarme de mi madre y mirarla fijamente.
—Soy de mí, no de Louis ni de nadie—abre los ojos—. Hoy no me arruinarás el día hermoso que he tenido.
Paso por su lado viendo su rostro a punto de estallar contra mí pero sin embargo se queda callada. Subo a mi habitación a descansar de verdad, me siento tan feliz que eso nadie puede malograrlo, me acuesto con una sonrisa en la cara repitiendo cada escenario de hoy en mi cabeza.
⋆ Lunes ⋆
Me desperté antes que mi alarma y pude arreglarme con más tiempo. El día se siente diferente, yo me siento así, que puedo tomar mis propias decisiones. Elijo mi vestimenta con una sonrisa, pantalón negro con parches de colores, zapatillas negras con blanco y camiseta roja. Así es como me gusta.
Me encuentro en la cocina con mi hermana y su novio desayunando.
—No nos contarás como te fue ayer?—pregunta Liam levantando las cejas.
—Muy bien—sonrío al recordar.
—Esa sonrisa lo dice todo—guiña—. Quiero detalles.
—Nos hacemos tarde—me levanto y lavo mi plato.
Liam hace puchero y me río.
—Amor, tranquilo—Sophia le acaricia la mano—. Yo me encargo de averiguarlo todo.
Volteo los ojos y agarro la skate que tenía hace tantos años empolvándose en casa. Los dos voltean a mirarme extraño.
—Irás con eso?—pregunta mi hermana sorprendida.
—Así es.
—Pero hace mucho no la utilizas—Liam enarca una ceja—. No te vayas a matar.
—Soy una profesional, nos vemos luego tórtolos—me despido.
Hace tiempo, cuando todo era perfecto y podía ser yo, aprendí a usar skate, al principio sufrí las caídas pero así fue como aprendí, me volví una maestra. Hasta que lo dejé años más tarde por mi madre que decía que eso solo usan los hombres, que tontería.
Salgo de casa y me quedo mirando un auto estacionado enfrente. Se exactamente quién está dentro y me acerco.
—Qué llevas puesto?—pregunta en cuanto se percata que estoy ahí parada.
—Louis, solo déjame decirte una cosa—me apoyo en la puerta—. Tú y tu coche se pueden ir, no necesito de ti.
Me alejo para la pista y pongo en el suelo mi skate.
—Cómo te atreves a hablarme así!?—sale del choche echo furia—. Maldita zorra—se acerca.
—Puedo hablarte como yo quiera!—comienzo a gritar.
Se pone muy cerca mirándome furioso. No me importa nada, solo gritarle por como me ha estado tratando.
—Crees que puedes intimidarme acercándote?—se tensa—. Eres un idiota la verdad.
Me toma del brazo fuertemente—. Zorra de mierda!
Logro zafarme de su agarre y retrocedo un poco, pero siento que choco con alguien. Volteo encontrándome con sus ojos verdes.
—Jay?
Él tiene la mirada fija en Louis y se acerca mucho con los puños cerrados.
—No la vuelvas a tocar—su voz ahora suena más ruda.
Sin duda es más alto que Louis, este se siente totalmente intimidado que no puede ni articular ninguna palabra. Se ha quedado inmóvil. Me acerco a Jay para tomarle de la mano, no quisiera que este momento se convierta en una grave pelea.
—No vale la pena.
Asiente y tomo mi skate para subirme a su moto, dejando atrás al idiota de Louis que parece que se ha hecho pis encima.
Había llegado a la Universidad más temprano de normal, como todavía no empezaban las clases aproveché para estar con Jay y pasamos a su habitación de limpieza. Es un lugar más seguro para poder hablar.
—Cómo has aparecido de pronto?—pregunto en cuanto cierra la puerta.
—Pensé en pasar por ti para traerte—voltea a verme fijamente—. Cómo has podido enfrentarte a él de esa manera?
—Ya no podía más, la forma como me trataba era humillante.
—Fuiste valiente—me echa una mirada de abajo a arriba—. Has venido como tú.
—Mm si, es hora de tomar mis propias decisiones no?
Muestra esa sonrisa y me contagia al instante.
—Me alegra escuchar eso—sonríe para luego empezar a quitarse las botas.
Observo como busca en un casillero su ropa de conserje y se lo pone encima. Luego arregla su cabello en un moño.
—Ibas a venir en skate?—mira lo que tengo en manos.
—Si, ya era hora de sacarla de la suciedad.
—Eres toda una chica llena de sorpresas—me mira—. Tendré la oportunidad algún día para que me enseñes?
—Creí que tu eras el chico de las sorpresas—bromeo y ríe—. Si tendrás la oportunidad.
Ya estaba listo para empezar a trabajar—. Tú también tendrás la oportunidad para aprender a tocar guitarra.
Levanto las cejas—. En serio?
—Sería un honor enseñarte, mademoiselle—hace una reverencia.
Muevo la cabeza confundida.
—Qué dijiste? No entendí
—Mademoiselle—vuelve a hablar con un acento diferente—. Significa señorita en francés—explica.
—Hablas francés?—me sigo sorprendiendo con este chico, él asiente—. Definitivamente tú eres el que está lleno de sorpresas.
—También podría enseñarte algunas palabras—sonríe.