Todo sobre ti

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Elena

Volví a ordenar mi mochila y me despedí de Brian pidiéndole disculpas por dejarlo solo pero él como siempre me entendió. El transcurso en moto fue lento, Jay no podía manejar rápido porque aún le seguían doliendo los moretones en el abdomen, aún así pude ver el camino, cada detalle fijándome en los árboles y sintiendo la brisa, miraba el retrovisor y me encontraba con su mirada, algo que se volvió rutinario al subir en la moto.

Comenzó a reducir un poco más la velocidad, el barrio se ve tranquilo sin mucho ruido, nunca había estado en este lugar de España, solamente paseaba por los alrededores, jamás fui más de allá, pero este lugar me estaba encantando, es más tranquilo a diferencia del centro. Nos detuvimos frente a un edificio crema y descendimos.

—Aquí es—sostiene mi mano y me guía dentro del edificio.

Subimos las largas escaleras hasta el cuarto piso y se detuvo frente a su puerta.

—Mi madre—intenta buscar las palabras—. Ella está...—le acaricio la mano.

—Tranquilo, no tienes que explicarlo ahora.

Aparece una pequeña sonrisa en su rostro, mete las llaves y abre la puerta. Entro y siento la calidez de la casa, hay un mueble en la sala y un comedor pequeño, la cocina está casi al lado y no es muy grande, dejo de ver las paredes porque aparece un pastor alemán oliéndome y me agacho para acariciarlo.

—A ti ya te había conocido antes—ahora me fijo en Jay que mira la escena divertido—. Cuando tu padre olvidó la bolsa y no recogió tu caca—río—. Cómo se llama?

—Zeus.

—Es hermoso—se tira al suelo boca arriba para que le acaricie la panza.

—Le caes bien, igual que a mí.

Sonrío y me levanto porque se dirige hacia la habitación medio abierta.

—Te voy a presentar a mi madre—él estaba nervioso.

Su madre voltea a vernos en cuanto entramos, está acostada con mantas alrededor, tiene los ojos cansados y está delgada. Puedo darme cuenta del nerviosismo de Jay, no debe ser fácil traer a alguien a su espacio con su madre que está delicada, pero él ha hecho el esfuerzo por traerme, agarro su mano y le doy un apretón suave para hacerle saber que lo apoyo.

—Mamá, ella es Elena—me acaricia los nudillos suavemente—. Es mi amiga, se quedará a dormir.

—Buenas noches señora—me acerco para saludarla con la mano y la acepta sonriendo.

—Hola querida, jamás había visto a una amiga de mi hijo—sonríe y me recuerda a la sonrisa de su hijo—. Eres bienvenida aquí cuando quieras.

—Muchas gracias.

Regreso a la sala y me siento en el mueble, espero un momento a Jay que prepara una sopa para su mamá, le da sus pastillas y al final se duerme. Él viene a sentarse a mi lado suspirando.

—Quieres preguntar verdad?—me mira con los brazos apoyados en la nuca, yo asiento—. Se enfermó cuando murió mi padre, desde ese momento no ha salido de esa cama.

—Es difícil, pero con el tiempo mejorará, lo mejor de todo es que estás con ella.

Lo admiro mucho, no cualquiera estaría haciendo lo que él hace por su madre, y todo el sacrificio que tiene que pasar solo.

—Gracias Blake—se endereza y me mira—. Ya deberíamos dormir.

Asiento y me dirijo al baño para ponerme la pijama. Cuando salgo veo el mueble convertido en cama, no es muy grande, él se voltea a verme y ríe.

—Que bonita pijama de panda—tira de mí hasta quedar a unos centímetros.

—Deja de burlarte, tonto.

Ríe bajito y luego se calma—. Lo siento si no es una cama—señala el mueble.

—Jay, está perfecto, y tú?

Señala una manta estirada en el suelo al lado—. Dormía en el mueble, pero es para ti, no te preocupes yo duermo bien aquí.

—No, con esos moretones no dormirás en el suelo, está es tu cama.

—Tu duermes ahí, Blake—insiste.

—Duerme conmigo—suelto de pronto—. Por favor, no dejaré que estés en el suelo.

Se queda unos segundos pensando y al final acepta de tanto que le insistí. El mueble es exactamente para que entren dos personas, pero es angosta por eso Jay está muy cerca de mi rostro. Nos miramos y sonreímos.

—Mañana no trabajo—habla primero.

—Mejor, debes recuperarte—hago una pausa para bajar la mirada a nuestras manos que se rozan—. Me quedaré contigo.

—Blake—me levanta la mirada y pasa los nudillos por mi mejilla.

—Ya está decidido—me adelanto en hablar para que no pueda decir nada más.

Él sigue acariciando mi mejilla hasta que de un momento a otro me quedo dormida.

⋆ ⋆

Jaden

Quiero quedarme así, ella apoyando su cabeza y manos en mi pecho mientras la abrazo, no se como acabamos así pero eso no importa. Intento levantarme con mucho cuidado de no despertarla, preparo el desayuno para mi madre y la dejo descansar de nuevo, luego salgo a pasear unos minutos a Zeus y regreso para volver a acostarme en el mueble. Ella sigue durmiendo y la acomodo cerca de mí como antes.

No se que me hace esta chica pero no puedo dejar de verla, quiero pasar todos los días aprendiendo sobre ella, viendo como arruga la frente cuando piensa algo o cuando se queda mirando a la nada recordando. Me di cuenta que ella despertaba un sentimiento en mí que no podía conocer en cuanto abrió los ojos y me sonrió, esa sonrisa lo fue todo para darme cuenta qué quería verla así cada segundo del día.

—Buenos días, Blake.

—Buenos días, Jay—se incorpora sentándose.

—Dormiste bien?—me levanto para prepararle el desayuno.

Fui a la cocina, vi de reojo a Zeus levantándose para subir al mueble al costado de Blake.

—Más que bien—responde suspirando y acaricia a mi mascota, eso me hace sonreír más.

—Se notaba por tus ronquidos—bromeo riéndome bajito.

—Qué?—la escucho parándose y llegando hasta mí—. En serio? Qué vergüenza.

Me río y se tapa el rostro con las manos, me acerco para apartarlas.

—Es broma, tonta—regreso a la cocina.



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En el texto hay: romance y drama, drama

Editado: 23.03.2025

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