Elena
Esta mañana ya me estaba sorprendiendo mucho. Los sirvientes me trajeron el desayuno hasta la habitación, con sonrisas amables y se fueron cerrando la puerta. No podía esconder mi sonrisa porque eso quería decir que no era necesario desayunar juntos otra vez.
Continué desayunando hasta que mi móvil comenzó a sonar. Una llamada.
—Buenos días, ya me extrañas tan temprano?—pregunto al instante que contesto.
Su magnífica risa me estremece.
—Buenos días Blake, sabes que te extraño en todo momento.
—Lo sé muy bien—sonrío.
—Qué bueno—sin verlo se que está sonriendo—. Estás desayunando?
—Si, es lo que se hace en las mañanas no?
Escucho un sonido por el móvil y reviso la pantalla. Sonrío y acepto la videollamada. Aparece él del otro lado sonriendo, extrañaba verlo, está un poco despeinado pero se le ve bien, puedo sentir las mariposas en mi estómago.
—Siempre eres así de guapa?
Me sonrojo.
—Ni hablar de ti.
—Desayunemos juntos, así.
Acomoda su móvil en algún lugar donde se puede ver a él con su desayuno en manos. Hago lo mismo.
Abre los ojos como platos—. Estás en un castillo?
—Parece uno, si así es la habitación ya te puedes imaginar como es el resto de la mansión.
Comenzamos a desayunar, a través de una pantalla y solté una risita.
—Wow, eh—lo miro—. Y esa risita? No te estarás burlando de mi nuevo piercing, no?
Miro confusa, esta vez me percato de mirarlo bien, efectivamente puedo ver el nuevo piercing que tiene a un lado de la nariz, es un aro.
—No me había dado cuenta!
—Blake, deberías considerar ir al oculista, es por tu bien—el muy tonto se burla y le saco la lengua.
—Maldito burlón—dejo de reír para hablar en serio—. Pero te queda bien, me gusta.
Empieza a posar y río más—. Gracias, ayer me lo hice, después del trabajo.
—Verdad, no te dijeron nada de que no fuiste?
Niega—. Supuestamente estuve enfermo y se lo creyeron.
Guiña sonriente—. Menos mal.
Seguíamos comiendo y hablando,
lo escuchaba mientras lo veía atenta, de verdad que estaba ansiosa porque sea lunes para poder estar con él.
—Tengo presentaciones hoy, cuando esté libre te llamaré, porque ya me está gustando esto de la videollamada.
—Ah sí? Por qué?
—Es una excusa para poder ver como te sonrojas.
Mis mejillas arden y me despido riéndome. Fui directo al gran armario para sacar un vestido corto, color rojo, es sencillo, y bajé para el almuerzo.
Antes de eso mi hermana y Liam estuvieron contándome lo que escucharon cuando estaban bajando, supuestamente en el almuerzo de hoy hablarán algo sobre la boda, pero no escucharon que sería. Admito que tengo algo de miedo. Saludo a todos sentándome al lado de Louis, él me sonríe y hago esfuerzo por hacer lo mismo.
A mi derecha está Liam, tiene la mirada fija en la comida de su plato y se relame. Mi hermana a su lado voltea los ojos. Al frente tengo a mi madre y la de Louis, a los extremos están los padres.
—Sírvanse, por favor—habla el padre de Louis.
Pasaron poco minutos y mi padre carraspeó.
—He estado conversando con Jeff sobre lo de su boda—comenta.
—Y hemos cambiado el mes, ya no será en Diciembre—le sigue el padre de Louis.
Empiezo a temblar. Tengo la mirada de mi madre encima, como si disfrutara verme asustada.
—Será en Junio, es mejor que sea lo más pronto para poder empezar con nuevos negocios—finaliza mi padre.
No. No. No. Deben estar bromeando. No puedo. No lo soporto. No respiro. A mi lado Louis me da una mirada suplicante, pero ahora no puedo actuar, no ahora. Me levanto de pronto poniendo las manos en la mesa. Todos voltean a verme.
—Me disculpan, me siento un poco mareada—salgo corriendo prácticamente.
De lejos escucho a mi madre—. Se le pasará.
Subo a la habitación y me tiro a la cama, llorando. Mi móvil suena y contesto.
—Ya estoy libre para ti, Blake.
—Jay, yo, no estoy bien—mi voz suena tan rota.
—Mándame la dirección, voy para allá—pide.
Lo hago y me pide que le espere. Alguien toca mi puerta, pero no tengo fuerzas para responder. Se abre dejándome ver a Liam.
—Pequeña, lo siento—se acerca y se sienta cerca a mí acariciándome la cabeza.
—Por qué yo?
—Vamos a ayudarte, Elena—me ayuda a sentarme—. Ellos no se saldrán con la suya.
De verdad intento creer eso, pero no me sale.
—Jay está viniendo para acá—aviso y levanta las cejas—. Necesito verlo pero no quiero que lo descubran.
—Tu novio!—chilla y le tapo la boca.
—No es eso—me sonrojo.
—Si claro—voltea los ojos—. Hablaré con Sophia, ella sigue abajo tratando sigilosamente de persuadir ante el tema.
Asiento y regresa abajo. La noche ya estaba cayendo, todo estaba oscuro y hacía frío. Mi puerta se abrió de golpe, mi hermana me tomo del brazo.
—Solo sígueme—salimos de la habitación.
Pasamos por la sala vacía, no hay señales de nuestros padres. Salimos de casa y me dirige hacia donde está el jardín, nos paramos en la entrada donde aparece Liam.
—Qué haces encapuchado?—pregunto.
—No estamos en una misión? Tengo que protegerme—se tapa más.
—Olvídalo—mi hermana voltea los ojos—. Entra, nosotros te estaremos cubriendo por si alguien viene.
Asiento agradeciéndolos. El jardín es hermoso de noche, algo terrorífico. Todo está cubierto como una pared de árboles, me adentro más y cuando llego donde hay una fuente de agua me quedo paralizada. Él está ahí con las manos en los bolsillos caminando de un lado a otro. Volver a verlo me devolvió a la vida. Por fin su mirada se encuentra con la mía y juntos avanzamos casi corriendo.
Cuando llegamos a estar cerca me abrazó. Yo le devolví el abrazo y me puse a llorar. Todo lo quiero es estar así, él junto a mí.