Jaden
Nunca pensé creer en el amor tanto, pero cuando ella está cerca mirándome con sus ojos brillantes, claros en el sol de la mañana, riéndose, hablándome, simplemente me gusta. Desde el fondo de mi alma sé qué me estoy enamorando cada segundo del día. Nunca había experimentado un sentimiento así, no lo conocía, no hasta que llegó ella y me sacudió su espíritu, me cegó con su luz brillante como las estrellas.
Antes de dejarla en su casa la invité a una ¿Cita? para mañana. Nunca había tenido una cita, mejor dicho nunca había estado con una chica. Cuando estaba en la escuela me atraían algunas compañeras pero tener una relación no estaba en mis planes. Solo me centraba en la música, en estar con mis padres antes de la tragedia. No sabía que era el amor o enamorarse, pero apareció Blake para robarme el corazón.
Ella era diferente, simplemente sentía que algo me guiaba hasta ella cuando la vi en aquel parque con el celular en sus manos. Ojalá hubiera deseado no haber sido tan grosero ese día, no era un buen momento para mí, aún así no hay justificación. Solo la vi, pensando que esa chica estaba guapa, pero había algo más, algo que deseaba saber sobre ella. No tiene sentido, pero cuando la vi en la Universidad, no pude apartar la mirada. La seguía hasta dónde podía, luego dejé pasarlo, pero de alguna manera siempre estaba en mi camino.
Cuando la encontré en el baño llorando y mantuvimos una conversación, me contó lo de Louis, realmente me entraron ganas de acabar con ese idiota el mismo día. Más me descolocó cuando la encontré en esa discoteca, no lo podía creer. Estaba resplandeciente, bailando con el ritmo de la música, libremente. Ahí me di cuenta que necesitaba conocerla, el destino me la ponía siempre delante.
Ella aceptó la salida y antes que se fuera la atraje hacia mí, besándola con más intensidad. Blake, es magnífica, en todos los sentidos. Ella llegó a mí sin siquiera buscarla, como una estrella fugaz sin dejar de brillar en mi alma.
⋆ ⋆
El día estaba despejado, la temperatura había subido más. Ya estábamos en la primera semana de Marzo. Lo único que tenía en mente era que el tiempo pasaba rápido, y admito que tiemblo de solo pensar de lo cerca que está Junio. Yo lucharía por Blake, para alejarla de aquel sufrimiento.
Vuelvo a revisar mi mochila para asegurarme que he metido las cosas adecuadas para la cita de está tarde. Al terminar me acerco a la habitación de mi madre para dejar a un lado el almuerzo que preparé con anticipación.
—Mamá, te voy a dejar el almuerzo ya listo a un lado, vas a poder comer?
Ella aparta la mirada de la ventana.
—Sí hijo, irás a algún lado?
Normalmente cuando podía quedarme en casa le daba de comer, a veces ella no tenía fuerzas para hacerlo, pero cuando algo se me presentaba hacía el esfuerzo.
—Pasaré la tarde con Elena—le comento sonriendo inconscientemente.
—No la visto hace días, está bien?—pregunta, preocupada.
—Si, ella ha tenido cosas pendientes por hacer.
—Espero volver a verla—sonríe—. Disfruten el día—me acerco para depositar un beso en su cabellera—. Ah, mándale saludos a mi futura nuera.
La vuelvo a mirar sorprendido. Me mira con una sonrisa divertida, hace mucho tiempo no la veía de esa manera.
—Qué?
—Cambia ese rostro y ve por la chica—me acaricia la mejilla.
Me despido una vez más de ella y advierto a Zeus que la cuide como siempre ha hecho. Acomodo mi guitarra acústica en la espalda y salgo de casa para recoger a la chica que vive en mi corazón.
⋆ ⋆
Llego al lugar dónde siempre la recojo, la veo de espaldas tan hermosa como siempre, lleva puesto pantalón negro con sus zapatillas de siempre y la chamarra que le regalé. Mi corazón se acelera con cada paso, al llegar le rodeo la cintura con mis brazos y dejo un beso debajo de su oreja. Se estremece ante el contacto y voltea encontrándome con sus ojos.
—Jay!—me abraza—. Casi me da un susto...
La interrumpo acortando la distancia, siempre que la veo me da una ternura tremenda que solo pienso en volver a besarla. Sus manos me acarician el rostro delicadamente, respondiendo al beso y encajando tan bien. Difícilmente me separo para verla.
—Blake, ya te dije lo magnífica que eres?
Sonríe y me contengo de no besarla otra vez.
—Miles de veces, pero me gusta que lo repitas—juega con mi mano acariciando los pequeños tatuajes que tengo.
—Lo repetiré siempre, estoy a su servicio señorita—hago una reverencia y ríe.
—Ya no me dirás mademoiselle?—hace un intento de pronunciar la palabra en francés y me carcajeo al escucharla—. Oh oh, conozco esa risa, te estás burlando, cierto?
Me río aún más cuando cruza los brazos frunciendo las cejas, verla así me encanta.
—Estaré aquí parada, esperando que termines de burlarte—agacha la mirada—. Tan mal lo pronuncié?
Dejo de burlarme y me acerco apretando suavemente su hombro.
—Lo siento Blake, te prometo que practicaremos en tu pronunciación—sus ojos brillan en cuanto me mira—. Te gusta que te diga así?
Ella asiente—. Puedes decirme como quieras, me gusta que tú lo hagas.
Entrecierro los ojos mirándola, pensando en otra palabra.
—Chérie.
Es perfecta para ella.
—Suena intrigante—muestra su bella sonrisa—. Qué significa?
—Querida—explico acercándome con una mano en su mejilla.
—Me encanta—se inclina y me da un beso corto, que definitivamente me mandó hacia las estrellas—. Y bien? Nos vamos?
Asiento tomándola de la mano para regresar a la moto. Llegamos en unos minutos a la misma colina dónde la besé por primera vez. El recuerdo de ese día seguía en mis pensamientos, y lo que tenía planeado hacer hoy día también. Ese lugar era mío antes de que se lo mostrara, pero desde el momento en qué la traje y todo lo que pasó después, se volvió nuestro lugar, de nosotros dos.