Todo tiene un final

Capitulo 2

I I

¨Un nuevo comienzo¨

Ya me encontraba estacionando el auto en cuanto escuche unos gritos que me alertaban de que era mi hermana pequeña.

--¡Papa!—Escuché los gritos.

--¡Evelyn!.—Grito para correr hacia mis brazos.

--Te extrañe mucho pequeña.—La mire a los ojos y le sonreí para dejar un pequeño beso en su mejilla.

Ángel es simplemente hermosa, tiene el cabello castaño con algunos mechones rubios, sus ojos son de un verde combinado con un azul hermoso, tiene unas pestañas largas que resaltan en su mirada. Sus mejillas siempre están teñidas de un color rojizo y algunas pecas se encuentran alrededor de su nariz. Yo, por otra parte, tengo el cabello totalmente castaño oscuro con algunos mechones teñidos de gris. Yo digo que mis ojos son azules, pero Sam sigue insistiendo en que son de color plateado.

--¿Tú no piensas abrazarme bicho?.—Mire a Sammy saliendo de mis pensamientos.

Baje a Ángel de mis brazos para ver como corría donde mi mejor amigo, ellos siempre han sido cercanos, Ángel trata a Sam como su otro hermano y no me molesta, se ven tan tiernos juntos que no me puedo enojar.

Me gire hacia la puerta mientras caminaba viendo a mi papa sonriendo.

--Hola papá.—Mi papá es todo para mí, él siempre estuvo en las buenas y en las malas.

--Hola linda, ¿Cómo te sientes?.—El me rodeo con el brazo mientras entramos en la casa, después oí los pasos de mi mejor amigo y mi hermana.

--Bien papá, no tienes que preguntarme siempre que vengo aquí.—

--Sabes que me preocupo después de lo que paso hace unos años.--Me dio una mirada preocupada la cual trate de esquivar.

--Bueno.. ¿Quieren jugar algo antes de que se vallan?.—Habló mi papá.

Di una pequeña sonrisa.

--¡Yo quiero papá!.—Ángel se tiro a los brazos de mi papá dando unas pequeñas risas de por medio.

--¡Y yo!.—Sammy grito para luego tomarme de la cintura y caminar a mi lado.

--Okey, yo también.—Terminé de decir para dar una sonrisa a Sammy que se encontraba mirándome.

*

Ángel había elegido el típico juego de mesa que hay sobornos, robos, mucho dinero y relaciones rotas de por medio.. “Monopoly”.

Todos nos sentamos en el lugar más cómodo de la sala de estar, el suelo. La verdad la idea suena estúpida, pero el suelo es de alfombra y es tan suave que dan ganas de dormir ahí.

La sala de estar siempre fue un lugar especial para mí, aquí fue donde Ángel dio sus primeros pasitos, donde en las noches hacíamos maratón de películas o simplemente pasábamos el rato todos juntos.

 

--Princesa.—Oí la voz de mi mejor amigo, por lo que tuve que salir de mis pensamientos. Habíamos estado jugando bastante tiempo.

--¿Qué pasa?.—Gire un poco la cabeza para observarlo arrodillado a mi lado.

--Ya tenemos que irnos linda.—Termino de decir en un susurro para que mi papa y Ángel no escuchen, que por lo visto fue un caso perdido. Cuando empecé a levantarme pude sentir las miradas puestas en mí.

--Te tienes que ir, ¿verdad?.—Pude escuchar la voz de mi hermanita, me rompió el corazón el dejarla.

Me levante de mi asiento para caminar donde Ángel, me arrodille y la vi bajando su cabeza.

--Te acuerdas de lo que te decía de pequeña cuando te sentías así?.—Ella subió la mirada para dar una pequeña sonrisa.

--Me decías que siempre mantuviera la cabeza en alto después de una caída,  aunque doliera siempre tenía que ser fuerte y enfrentar mis miedos.—Le devolví la sonrisa para dar un leve asentimiento.

--Así es, siempre mantén la cabeza en alto, talvez ya no pasemos todos los fines de semana juntas, pero te prometo que siempre que tenga una oportunidad vendré a verte. Te hare llamadas en las noches y te contare mi día, sabes que de igual manera nos veremos en las vacaciones de invierno y verano.—Empecé a acariciar su cabello mientras la miraba a los ojos.—Esto no es una despedida Ángel, que eso te quede claro, porque créeme que no te vas a deshacer tan rápido de mi.—Escuche una risa de su parte que me hizo repetir su gesto.

Segundos después sentí sus brazos rodeándome, tal vez digan que es exagerado, pero ella y yo nunca nos hemos separado tanto tiempo. Cuando me iba de viaje ella iba conmigo, cuando salía con Sammy ella iba conmigo y hasta cuando iba a la escuela ella iba conmigo. Es difícil separarse de alguien cuando pensaste estar con ella todo el tiempo.

--Te quiero Evelyn.—Se separo de nuestro abrazo para mirarme a los ojos.

--Te quiero Ángel.—Le di un sonrisa para después levantarme y caminar hacia mi papá.

--Si pasa algo no dudes en llamarme, sabes que cualquier cosa estamos aquí.—Dio una mirada seria la cual yo asentí.

--Sam, cuida a mi hija por mi.—

--Siempre lo hago.—Sammy dio una sonrisa calmada para mirarme unos segundos.

--Bueno papá ya nos vamos.—Le di una sonrisa y fui a darle un beso en la mejilla a Ángel.—Ni se les ocurra despedirse.—Los observe con una mirada de advertencia la cual cedieron.

Caminé hacia la puerta y di una última sonrisa para irme con Sam.

*

No pude evitar pensar en cómo va a ser la universidad, la verdad siempre he sido de las típicas niñas que tienen muy buenas calificaciones, pero eso no me quita el miedo que tengo.

--Eve, ¿sabes cómo son las habitaciones?.—Aun con la mirada en frente respondí su pregunta.

--Estuve investigando, son simples.—Terminé de decir para darle una cálida sonrisa.

--A ti no se te pasa nada.—Sentí una risa de su parte.

--Sammy de mi corazón, me conoces y sabes que hace meses estuve viendo imágenes de toda la universidad.—Me gusta tener todo bajo control.

Mi mejor amigo dio una risa a mi lado.

--Creo que ya llegamos.—Le dije después de unos minutos.




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