Cumpleaños feliz, te deseamos a ti cumpleaños Petronilaaaaaa, cumpleaños felizzzz
Sonrío tímidamente al escucharlos cantar y ver un pastelito con una vela en ella, la apago y mi madre es la primera en felicitarme.
-Mi hija ya esta viejita- me estruja fuertemente sacándome un poco el aire.
-Gracias mamá, pero tenias que gritar mi nombre para que todos se den cuenta-
-¿Y qué hay de malo en tu nombre Petronila?- pregunta ignorante del trauma causado durante toda mi vida el nombre que escogió para mí, en especial cada vez que pasaban asistencia en el salón de clases.
-Pues que es horrible, sólo Nila- papá me abraza guiñándome un ojo.
-Hija, pero ese nombre es de la realeza, Doña Petronila, fue la causante que se formara una corona, un imperio- explica orgullosamente.
-Sí, pero en mi caso, fue la causante de formarse una corona, sí, pero de burlas y sí etapa superada, pero igual no me gusta- es el mismo tema de discusión en cada cumpleaños
-Sí me permiten opinar- mi hijo señala -también estaban otros nombres como Sofía, Elizabeth, Victoria, Isabel, Ana, Juana, realmente había muchos para escoger abuela, todavía no entiendo si lo hiciste, porque perdiste una apuesta o era algún tipo de sacrificio humano-
-Ha!, muchacho irrespetuoso, como me cuestionas- la cara de mamá se torna roja, pero con algo de vergüenza -yo quiero cosas grandes para mi hija, y esa mujer fue grande-
-Como sea abuela, igual no pensaste en las consecuencias, no solo para tu hija sino conmigo, ¿crees qué es fácil que digan que tu madre se llama así?- mi hijo se cruza de brazos enfrentando a mamá, a lo que papá y yo solo los miramos, porque es una rutina semanal, esta vez fue mi nombre, la semana pasada fue el uso de bolsas de papel y no de plásticos.
-¿Café?- papá extiende mi taza favorita, mientras le da un mordisco al pastelito.
-Siempre, gracias- el aroma del café es mi tranquilizante natural, así que antes de tomarlo me gusta olerlo con los ojos cerrados, voy a darle un pequeño sorbo.
-Además yo siempre le pido a Dios que le mande un buen hombre a tu mamá- la taza que estaba prácticamente en mis labios se resbala un poco al escuchar semejante confesión, haciendo que el líquido pase exactamente por donde tengo la quemadura de ayer.
-¿Estás bien?- todos me miran después que gritara, corro al grifo de la cocina, quitándome la blusa y esparciendo agua.
-Hija, pero si eso se ve feo- mamá abre los ojos al ver mi pecho rojo.
-Mamá, debemos llevarte al hospital que te revisen, sí, es mejor, yo sacrifico mis clases y te acompañare- volteo a mirar a mi hijo que me mira con una sonrisa en el rostro.
-No es nada, es sólo…ayer me paso algo, algo así- recuerdo el incidente y al sujeto mal educado -¡Neanderthal!-
-Continua hablando sola... ¿Te paso lo mismo?- mi hijo pregunta sacando una libreta de su bolso y tomando apuntes -interesante y ¿es la primera vez o te ha sucedido en alguna otra oportunidad?-
-¡No soy un caso clínico!- papá me pasa una toalla para secarme -y no pienso responder esas preguntas-
-Mmm- continúa haciendo anotaciones y hablando más para sí mismo -negación, desvío del tema deliberadamente, posiblemente la fémina intenta distraerse de las emociones dolorosas, a través del dolor físico, causado por el nuevo inicio de la etapa de la adultez, queriendo mantener el control, evaluación sobre posible crisis de la edad media- levanta la vista de su libreta fingiendo una sonrisa, solo ruedo mis ojos, mi hijo es así.
-Así es mamá, todo estará bien- habla pausadamente, palmea mi cara, cerca de la frente, ya que es lo que más tiene acceso debido a su estatura.
-Cada día mi nieto me sorprende más, es tan inteligente-
-Mamá ¿qué significa eso?, si hasta recién estaban…-
-No sé de hablas hija, ¿cierto Santi?- mi madre y mi hijo cruzan miradas.
-Papá- llamo que sigue comiéndose el pastelito -¡Papá! ¿qué acaba de pasar?-
-No lo sé hija, deje de prestar atención hace como 35 años-
-Te escuche- mi mama lo señala con un dedo y él responde dándole un beso.
Mi padres, serian la definición de pareja sólida, 50 años de casados, pasando baches y dificultades juntos y superando cada uno de estos invencibles. Me encanta, que mi padre fue un santo, no, mi madre me cuenta que en sus primero años anda con una que otra secretaria y ella era un tanto obsesionada con ciertas cosas, pero entre humor y tolerancia siguen juntos. Pareja sólida, no perfecta.
-¿Otra vez viendo lo que pudo ser y no?- susurran a mi lado y brinco en mi lugar del susto.
-Por Dios Carol, avisa, me asustante-
-¿Y por qué si fea no soy?, además tengo llaves- las tintinea frente a mi rostro.
-Entonces, pensando en la belleza o simplemente viendo que otra cosa agregar a la lista de ayer- ruedo los ojos ante su comentario.
-Primero, felicítame, el hecho que me despertaras a medianoche no lo tomare en cuenta y mucho menos que activaras el altavoz de Santi con las versiones de feliz cumpleaños en 40 idiomas- abre su boca, pero me apresuro hablar.
-Segundo, no estoy agregando nada y tercero, no estoy pensando en él… solo, tal vez pensaba que eso- señalo a mis padre que siguen riendo entre sí mientras Santi murmura y toma notas.
-Era lo que quería para mí, encontrar mi pareja sólida, pero que va el sólido, se fue y bueh- sacudo mi cabeza quitando esos pensamientos -hoy cumplo 40 años y sé que…-
-Amiga de mi vida- Carol me abraza y llena mi cara de besos -feliz cumpleañoooooooooosssssss, te quiero un montón de aquí a la Luna y de vuelta- toma mis mejillas con sus manos pellizcándolos -y no te preocupes recuerdas que hoy tienes una cita con @ediconstru45- prácticamente lo grita haciendo que tres pares de ojos me miren detenidamente.
-Yo sabía, Dios aprieta, pero no ahorca, yo sabía- mamá exclama una oración, Papá termina el pastelito olvidando el tema y Santi me mira entrecerrando sus ojos y tacha algo de su libreta, volviendo su mirada a Carol.