Se está haciendo tarde. Llevo horas sentado en el suelo leyendo estos diarios; ya no siento las piernas y mi espalda me está matando. Cuando empecé a leer la luz solar entraba con fuerza a través de los cristales, reverberando en los cromados ornamentos del mobiliario; ahora el astro se ha ocultado, oscureciendo cada vez más la soledad de la sala principal. Las ventanas carecen de cortinas, y la pequeña abertura entre sus hojas permite la entrada de una ligera brisa con aroma a pinos.
Los diarios yacen alrededor de mí. Lo que comenzó siendo una ordenada columna, ahora es un caos de objetos desparramados por el suelo.
Me niego a levantarme, ni siquiera para encender las luces. La tenue claridad que aquí reina deberá bastar para terminar mi lectura. Me adelantaré un tanto en el tiempo, deteniéndome aquí y allá para recoger detalles sobre el primer año de Mads en el nuevo instituto. Ella y yo mantuvimos el contacto durante todo ese período, por lo que no creo haberme perdido tantos.
Han pasado algunos días desde la última vez que escribí en este diario. He estado ocupada. Este nuevo instituto es enorme, lujoso, impresionante. Amo mi nueva habitación. Las clases son tan exigentes como pensé que serían, por eso me gustan aún más.
Definitivamente ahora tengo más confianza en mí misma, y estoy ansiosa por un reto, una meta que perseguir. Me emociona la idea de convertirme en una profesional, llegar lejos en el mundo académico. Podría fundar mi propio instituto e inculcar allí el amor hacia los libros que me ha mantenido viva durante tantos años; o quizás iniciar mi propia editorial y verme directamente involucrada en su producción. Aún no he decidido con exactitud lo que haré, pero cuento con tiempo de sobra para decidirlo y, mientras tanto, pienso disfrutar el camino hacia allí.
Estoy seguro de que llegará lejos en ese camino, y confío en que aún siga disfrutándolo.
Mi interés se centra en el verano de aquel año, el siguiente luego de su partida. Ése fue un verano bastante significativo para nosotros, estoy seguro de que Mads ha de haber escrito algo sobre él en su diario.
Por lo que he leído, pareciera que ocurrió lo obvio, lo que todos sabíamos que iba a ocurrir: Mads logró adaptarse sin problemas al aspecto académico de su nuevo entorno, mas no le resultó así de sencillo el adaptarse a los aspectos sociales del mismo. Por más alegre y adorable que mi Mads pueda ser, las personas suelen resistirse a sus encantos; y, cuanto más se estresa por ello, más se cierra a los demás, dando la impresión de ser una muchacha grosera y desagradable. Nadie mejor que yo para saberlo. Para amarla, es necesario primero conocerla; y no muchos se han tomado la molestia de hacerlo, sólo unos pocos hemos conocido el tesoro que implica su presencia en nuestra vida, a cambio de tan sólo un poco de nuestro tiempo y algo de paciencia.
Las otras muchachas que asisten aquí no comparten mi pasión por los estudios; creo que las entiendo, pero supongo que no causé una muy buena impresión en ellas. El proceso de hacer amistades se me ha dificultado bastante desde que llegué aquí, algunas personas son francamente desagradables; sólo debo controlar mis emociones y todo estará bien, no puedo arruinar esta oportunidad, no puedo volver a ser la Mariam de antes, soy mejor que eso.
Por lo que cuenta en su diario, sus nuevas compañeras poseían una personalidad ruda y molesta, el tipo de persona que gusta de señalar los defectos de los demás con el único fin de sentirse mejor consigo mismos. Me sentí terrible al leer eso, quería con todas mis fuerzas que Mariam pudiera encontrar un ambiente en el cual sentirse cómoda y ser ella misma; sabía que en el momento en que eso sucediera, su vida desbordaría de amistades. No era justo que pasara otro año escolar sola.
Sin embargo, las cosas no estaban tan mal como yo supuse en un primer momento. Aquella cosa tan cursi que me dijo para levantarme el ánimo resultó ser cierta: un amigo lo cambia todo, aunque esa amistad sea mantenida a distancia, y el tiempo que había pasado a mi lado había cambiado la forma en la que ella consideraba muchas cosas.
A pesar de la evidente falta de simpatía por parte de sus nuevos camaradas, la madurez emocional que era capaz de desplegar en esta nueva etapa de su vida le permitió atravesar el año sin mayores inconvenientes. Mantuvo en mente que siempre existirían personas inmaduras cuyas inseguridades los inclinen a una búsqueda por minar la confianza ajena; y que el mayor perjuicio que pudiera hacerse a este tipo de individuos es simplemente ignorarlos. Son ellos los merecedores de lástima, ya que nunca lograrán sostener un vínculo de amor y confianza genuino con ningún otro ser humano.
En este punto de su relato me detuve al leer mi nombre, Mads había escrito algo sobre mí:
Es más sencillo afrontar las instancias desagradables de la vida teniendo a la mano la certeza de que inspiramos amor en alguien más. La vida siempre será más fácil cuando sabemos que en algún lugar del mundo existe alguien que nos quiere, aunque ese alguien no respire cada segundo a nuestro lado.
Sé que si Sean no está conmigo en este momento, es sencillamente porque no puede hacerlo. Sé que desearía estar conmigo, abrazarme cuando estoy triste, animarme cuando me siento desfallecer, celebrar conmigo mis victorias. Creo que el poder del vínculo entre nosotros es mucho más fuerte que cualquier palabra o situación desagradable que tenga que atravesar. Yo quiero compartir todos esos momentos con él, y quiero que él comparta los acontecimientos de su vida conmigo. ¿Qué cosa podría ser más fuerte que eso?
Ya no somos como las dos partes de un péndulo chocando la una contra la otra, repetidamente. Tampoco somos dos mitades que se complementan formando una unidad sólida. Somos como dos planetas flotando equilibradamente en el vacío, atraídos por la fuerza de gravedad; dos seres diferentes que se sostienen el uno al otro mediante la energía que comparten, en una especie de armónico baile en medio de la oscuridad.
Editado: 16.11.2022