Todos quieren a la gordita

Capítulo 28

— Olvídalo, no le pases mi número a ese baboso.- Dijo Vanesa al otro lado del teléfono mientras se arreglaba las uñas antes de ir a trabajar.

— De acuerdo, ya lo suponía de todos modos.- Yo estaba acostada en la cama abrazando una almohada mientras esperaba la oportunidad de pedirle consejo a mi amiga de lo que me acababa de pasar. Por eso la video llamada urgente después del trabajo..- Oye… ¿recuerdas que te dije que vi a mi antiguo amigo de la secundaria?

— ¿Al desgraciado ese?- dijo en tono despectivo.- Sí lo recuerdo.

— Nicolás, sí, Pues… volvió a aparecer en el trabajo el martes.

— ¿Y qué hiciste?- Dijo dejando la lima de uñas para ver la pantalla detenidamente, me mordí los labios y ella entendió en seguida.- Le diste tu número, ¿verdad?- Sonreí lista para recibir el regaño que no tardó en llegar.

— ¡Ay dios mío, eres tan blandita! ¡Te dije que te hagas de rogar con ese!!

— Nos pusimos a hablar de cosas del pasado y me dejé llevar…- dije tratando de justificarme.

— ¿Y ya se escribieron?

— Si un poco, me recomendó un juego de pokemon y algunas series…- Vanesa volvió a la tarea de limarse las uñas.

— No te dejes llevar tan fácil, debes demostrarle que lo que hizo te dolió, sino nunca te pedirá disculpas…

— Es que, en sí él no hizo nada malo, la que lo hizo fue otra compañera que…- Vanesa me interrumpió subiendo el tono.

— ¡Quedarse callado y no defender a tu mejor amiga es más dañino que lo que te hizo esa chica!- Me quedé helada oyéndola tan enojada. Ella se dio cuenta de su exceso y en seguida se tomó la cabeza.- Lo siento Guada, no quise gritarte…

— Está bien…

— Eres tan buena e inocente que temo que los demás jueguen contigo y te hagan daño…-su tono se volvió melancólico.- Hay tantos hombres tontos en el mundo que son muy convincentes con lo que dicen y si no tienes experiencia es fácil dejarse llevar y luego arrepentirte…- Vanesa sabe de lo que habla, ella siempre fue enamoradiza y se dejaba llevar por cuanto novio tenia, muchos de esos tipos la lastimaron mucho y ahora esta escéptica con los hombres en general.

— Vanesa tú no has hecho nada malo, tu amabas a cada hombre con el que has estado y fueron ellos los que traicionaron tu confianza, ellos son los que deberían arrepentirse.

— Oh si… y te aseguro que se arrepienten.- Dijo con una sonrisa malévola. ¿acaso hizo algo….No, mejor no preguntaré.

— Sé que sabes cómo tratar con los hombres por eso te lo cuento, para que me aconsejes.

— Si quieres mi consejo definitivamente te recomiendo no darle chance al tal Nicolás ese… - dijo mientras sacudía el envase de esmalte.- Antes prefiero que le des una oportunidad al bombero, Mónica me dice que es un buen tipo, - ¿sigue escribiéndose con la mujer bombero?- O a tu jefe que te defendió el otro día… ¿Cómo se llamaba?

— Alejandro.

— Ese tipo parece aburrido, pero se ve que es respetuoso. Por cierto, no me contaste que paso cuando te acompaño a tu casa.- Alzó las cejas una y otra vez sonriendo con picardía.- ¿paso algo interesante?

— Pues… - el calor subió a mi cara- Me dijo que era linda… y cuando nos despedimos en el taxi se confundió y casi nos besamos…

— ¿Qué casi se... - Vanesa se paró de su asiento dejando el esmalte destapado, dio una vuelta en círculo y volvió a sentarse pegando la cara a la pantalla.- ¿Cómo que casi se besan??

— Estaba oscuro, de seguro no le calculo bien a mi mejilla, nos besamos cerca,- le señalo con el dedo la comisura.- aquí…

— Ha… amiga, eso no fue un error. - - Movía su índice de un lado a otro.-Ese tipo sabía perfectamente lo que hacía. Sí señor.

— ¿tú crees?

— ¡Claro que sí! ¿y en el trabajo? ¿Qué tal te trata?

— Mantenemos la distancia profesional.- Vanesa revolea los ojos.- Oye, no sabes el escándalo que se armaría si descubren que salí con el jefe.

— Déjame decirte que no serias ni la primera ni la última secretaria que sale con su jefe.- dijo apuntando a la pantalla con el pincel del esmalte.

— No soy secretaria, soy supervisora del sector… en fin, en privado él se muestra mucho más cercano a mí, ya nos tuteamos, pero no ha hecho nada raro desde entonces… - Vanesa sonrió.

— Te apuesto un helado a que está esperando al fin de semana para invitarte a salir a alguna parte.

— No lo creo… él es muy profesional, no creo que lo haga.

— Esperare ansiosa mi helado de limón…- libero una carcajada y luego tomo coraje para preguntarle.

— Oye… te hago un pregunta hipotética.

— Adelante.- se comenzó a pintar las uñas de la otra mano.

— Si conocieras a un tipo mayor, millonario, y este te invita a cenar… ¿tú le aceptarías una cita?- Vanesa mira la pantalla asombrada y se me queda mirando en silencio, parece que lee mi mente cuando hace eso.

— ¿Guadalupe?

— Vanesa…- consto haciéndome la desentendida.

— ¿Hay algo de lo que no me enteré?

— ¡Contesta mi pregunta!- ella tapo el esmalte y mirando directamente a la cámara respondió.

— Depende.

— ¿De qué?

— ¿Qué tan viejo y arrugado esté.- libero una carcajada.- Si es un viejo decrépito definitivamente no acepto, me gusta el dinero pero tengo mis propios límites, sabes?

— ¿Y si es atractivo, y está bastante bien para su edad??

— Entonces definitivamente no dejo pasar la oportunidad.- reconoce cruzándose de brazos de modo tal que el esmalte no la toque. Y de modo exigente agregó.- Ahora ya dime ¿quién es el millonario?- la miro haciéndome la tonta.- Tú no preguntas algo tan random así como así.

Suspiré y le conté muy por arriba mi encuentro con Héctor, aunque omití su apellido para mantener en secreto su identidad, como me pidió. Mientras le contaba Vanesa moví a un lado a otro las manos, no sé si para que su esmalte se secara o por la emoción que tenía.

— Entonces tienes a 3 pretendientes, amiga.

— Claro que no. – ignorando lo que le decía empezó a enumerarlos.




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