Todos quieren a la gordita

Capítulo 29

— ¡Tú, maldito psiduck, entra ya a la pokebola!

En este momento me encuentro en el baño de la empresa jugando a un juego de pokemon que me recomendó Nicolás. Resulto ser más enviciante de lo que creí, al punto de regañar a la pantalla.

La consigna es sencilla, a medida que caminas por el mapa se te van apareciendo pokemones y puedes luchar para atraparlos. Sinceramente me viene bien tener algo con que entretenerme además de las redes sociales, me sirve para despejar la mente de tantos números en los ratos libres del trabajo.

Nos hemos estado escribiendo como si nada hubiese pasado, pero siguiendo el consejo de Vanesa le comencé a contestar cortante cuando me preguntaba cosas personales. Al parecer él lo notó de inmediato y me pidió vernos personalmente para hablar. Quedamos para el sábado en la tarde, en la plaza del centro. Quizá luego de hablar con él pueda entender qué le paso, por qué no dijo nada…

Luego de varios intentos y lograr atrapar a dicho pokemon volví a mi escritorio satisfecha de tener una nueva adquisición en mi colección amateur, justo a tiempo para ver como las chicas coordinaban para salir a beber algo con todos los del departamento.

La semana de pasantías estaba terminando, Ulises, Samantha e Ian lo hicieron de maravilla y a modo de agradecimiento las chicas sugirieron esa idea. Claramente era una excusa para acercarse más a los apuestos chicos, y al ser el último día de la semana laboral era la ocasión perfecta.

Luego del incidente con su padre en la puerta de la empresa, Ulises se acercó a hablar. Me pidió disculpas y me agradeció por atreverme a enfrentar a su padre. Al parecer nadie suele hacerlo. A raíz de ello pude detectar que la raíz de su problema está en que su padre quiere que él sea quien herede la dirección de la Empresa HC y quiere formarlo directamente, sin embargo Ulises me aseguro que quiere trazar su propio destino sin valerse del poder de su padre, cosa que me parece de lo más honorable.

Ahora que tiene mi número Héctor me ha estado mandando mensajes de buenos días cada día, aunque nos veamos en el gimnasio él lo hace igual.

Luego del incidente del gimnasio cerrado el instructor Darío ya no está más, lo despidieron, en su lugar está el dueño, Leonardo, por lo que, al ser los únicos 2 en el lugar en ese horario no hay forma de que no nos saludemos y hablemos. De igual forma adquirí el hábito de atarme una campera a la cintura para evitar que me vea el trasero. La primera vez que me vio se rio muy fuerte, pero ya no me dice nada de ese tema, en su lugar me insiste en ir a cenar.

He estado pensando en aceptarle, pero creo que me haré rogar un poco más. Me gusta esto de sentirme deseada y tener la atención de alguien. Cada vez me siento más linda y mi autoestima sube por las nubes.

En el almuerzo y fuimos al buffet del piso 5 Alejandro se sentó conmigo y entre una cosa y otra me sugirió ir a beber algo a la salida. Grande fue mi sorpresa al comprobar que la predicción de Vanesa se cumplió. Sin embargo me excusé diciendo que las chicas habían estado organizando una salida a beber de todo el departamento, sin escrúpulo alguno Alejandro decretó que él también iría. Las chicas, que estaban en la mesa de al lado dijeron que era bienvenido aunque claramente fue una frase de compromiso. Nadie se llevaba lo suficientemente bien con Alejandro como para invitarlo a beber voluntariamente. Es el jefe después de todo y su presencia no estaba en los planes.

Cuando llego el horario de salida todos tomamos nuestras cosas y bajamos, Alejandro, saliendo de su habito de quedarse hasta tarde también estaba listo con el maletín en la mano listo para salir en horario. Bajamos en turnos por el ascensor y una vez afuera comenzamos el camino a un bar de la zona. Las que guiaban a todos eran Mercedes y Laura, quienes no dejaban e hablarle a Ulises. Atrás caminaban Samantha, Ian y Valentín quien no paraba de halagar a la rubia arisca. Luna, Oriana, y yo íbamos detrás charlando de tonterías pero mientras lo hacíamos no podía dejar de sentirme observada. A mis espaldas caminaba Alejandro junto con Ignacio que le estaba hablando de algo del trabajo de hoy, parecía que no podían desconectar del trabajo aun.

Llegamos a un bar que ofrecía cervezas artesanales. Nos sentamos en un sector con sillones y una mesa baja porque las mesas no eran suficientes para la cantidad que éramos, Alejandro se sentó a mi lado. Cada vez se me hace más difícil estar junto a él, no porque me moleste, sino porque desde la vez en el bar soy más consiente de él y todo lo que hace. Aun así me las arregle para divertirme con todos: el clima era cómodo y alegre entre todos, Valentín se comportaba como el payaso del grupo y hacia bromas, las chicas nos burlábamos de él mientras bebíamos nuestras cervezas. Aunque después de la segunda ronda la cosa cambio porque mi vaso había desaparecido, cuando me quise dar cuenta note que Alejandro se había adueñado de él.

— Eso es mío.- le dije por lo bajo. Él me miró de reojo y sin soltarlo lo siguió bebiendo hasta acabarlo del todo.

— Ya has bebido suficiente alcohol. – Mi cara se llenó de asombro y le contesté.

— Me encuentro bien, solo he bebido un vaso.

— Cuando bebes más de uno te pones muy alegre.- Señaló con su cara de póker clásica.

— Eso no es cierto…- dije ofendida.

— Cuando salimos a beber juntos recuerdo que con solo 2 vasos ya hablabas más suelta, con 3 ya te volverás indefensa.- miro al grupo de Valentín, Ulises e Ian y agregó.- Cualquier hombre podría aprovecharse de ello…- Su llamada de atención no me gustó, parecía estar jugando el papel de mi padre en esta reunión. Fruncí el ceño molesta y le contesté.

— Puedo controlarme perfectamente, y si me embriago en todo caso será mi problema.- Alce la mano para llamar a un camarero y pedí otro vaso de cerveza, algunos más se sumaron y pidieron más. Alejandro tenso la mandíbula y continuó bebiendo de su vaso en silencio el resto de la noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.