Todos quieren a la gordita

Capítulo 33

— ¿4?- pregunto Nico confuso.- ¿a qué te refieres?

Inmediatamente me cubrí la boca con las manos.

¡Maldita sea! ¡Lo dije! ¡Creí que solo lo había pensado!

¡Qué estúpida que soy! ¿Ahora qué le digo?

— Nada.- conteste tratando de disimular, Nico entrecerró los ojos mientras me observaba detenidamente. Acercó la silla hasta donde yo estaba y con sonrisa picarona dijo.

— Mientes.- Llevando su mano a mi barriga comenzó a hacerme cosquillas, trate de cubrirme pero era muy rápido. Libere una carcajada.

— Espe…..jajajajaja

— Dime la verdad Guadalupe.- Trate de alejarme pero él no me dejaba, me estaba quedando sin aire de tanto reír.

— De acuerdo, de acuerdo. – rindiéndome con lágrimas en los ojos.- ¡Está bien, Te lo diré!

Cuando recuperé el aliento le conté, de groso modo, lo que me había estado pasando la semana pasada. Obviando grandes detalles como el hecho de que Alejandro era mi jefe, solo mencione que se me declaró alguien del trabajo y que Héctor era un empresario millonario.

Nicolás me escuchó atentamente y cruzándose de brazos comento.

— Siendo sincero, no me extraña.- Yo alcé una ceja impresionada de lo que acaba de decir, él lo nota y agrega.- Eres hermosa, no es raro que se te declaren. Lo raro es que hayan sido 4 en una semana….

Empiezo a reír a carcajadas ante tal comentario

— ¿Hermosa? ¿Estás hablando de mí? -Nico sonríe y asiente.- Vamos Nicolás, Mírame.- Me señalo el cuerpo.- Soy una gorda, nunca nadie se fija en las gordas.

— Muchos hombres se fijan en más que lo físico para escoger pareja,- dijo apoyándose nuevamente con los codos en la mesa mientras me miraba directo a los ojos.- por ejemplo que comparta los mismos gustos, que sea graciosa, que sea buena persona sobretodo…

Baje la vista, sonreía como una tonta y seguro estaba roja. Es obvio lo que quiere decir. En cierta forma me reconforta saber que le gustan tantas cosas de mí, siempre pensé que él era de los que se fijaba en el aspecto físico, e inconscientemente me resigne a no ser más que su amiga en el pasado. Pero ahora la historia es diferente.

Alzo la vista ante mi amigo de la infancia, y aunque tengo un rastro de amor hacia él no puedo aceptar lo que me propone así como así.

Tres hombres me han declarado sus sentimientos también y no he tomado una decisión al respecto.

Son muy buenos hombres todos, no puedo jugar con sus sentimientos. No soy ese tipo de persona. Tengo que pensarlo bien, tomar una decisión y comunicárselas a los 4 debidamente…

Volví la vista al frente, inspire aire y lo solté poco a poco, tomando coraje volví la mirada hacia Nico y le respondí.

— Déjame pensarlo. No me gustaría que saliéramos lastimados por tomar una decisión importante solo por el impulso del momento.- Nico sonrió y colocando su mano en mi cabello la movió y me despeino un poco en un gesto cariñoso.

— Siempre sobre piensas todo. Se ve que aún no has cambiado.- Suspiro y agrego.- De acuerdo, después de todo he esperado 10 años, puedo esperar un tiempo más a que te decidas.

— Gracias por entender.

— Por lo pronto deja que te lleve a tu casa.- dijo señalando con el pulgar la moto afuera,- no me gustaría que pesques un resfriado por tomar frio en la noche.

— Nunca me subí a una de esas.- reconocí.

— No te preocupes,- dijo poniéndose de pie,- estas con el mejor conductor de la ciudad.

Salimos del local y nos acercamos a la moto y, Nico tomó el único casco que tenía y me lo ofreció, dijo que no necesitaba más que sus lentes para proteger la vista.

Mientras le explicaba donde vivía me fui colocando el casco y como no podía ajustar las correas él se acercó y lo hizo por mi…. Eso me puso nerviosa porque estaba demasiado cerca, encima de todo sus ojos castaños por un segundo se dirigieron a los míos, pero no pude sostenerle la mirada estaba muy avergonzada, sobretodo después de lo que habíamos estado hablando.

Cuando termino de asegurarme el casco él se sentó en la moto y la encendió, y dijo.

— Listo, ahora sube y sujétate fuerte.- Levante la pierna para sentarme, me acomodé y luego me sujete de los hombros de Nico, pero este se dio media vuelta y comento.

— ¡¿A eso llamas agarrarte fuerte?!- tomo mis manos y me hizo rodearle el torso hasta que mis manos se unieran en su abdomen, al instante pude percatarme que llevaba la chaqueta abierta y que bajo la tela de su camiseta tenía un Abdomen duro, pudiendo notar su línea media y unos incipientes abdominales. Avergonzada quise retirar las manos pero él dijo.- Así tienes que sujetar al conductor, de otra forma podrías hacer que desvíe mi curso si mueves mis hombros.

— De… de acuerdo.- Tenía lógica, pero no dejaba de ser incómodo.

— Bien, ¿estas lista?- asentí con la cabeza sin darme cuenta de que no podía verme.- ¿Lo estás?- volvió a preguntar.

— ¡Sí, Estoy lista!

— ¡Vamos!

Y apretando el acelerador la moto comenzó a moverse, en un principio me dio miedo y me aferre con más ímpetu a su torso, él lo noto y dijo.

— Tranquila, no pasará nada. Todo está bien.

Y poco a poco me fui relajando y pude abrir los ojos, los edificios y las personas pasaban fugaces a mi alrededor, sentía el viento chocar con mi ropa y pronto pude sentir el atractivo que tiene la velocidad para Nicolás, es una sensación agradable.

En mi pecho tenía una mescla de alegría, alivio, tristeza y nostalgia. Ciertamente es la declaración que más me movilizó. Si tan solo hubiese sido hace 10 años atrás me hubiera lanzado a sus brazos sin dudarlo, pero ahora… debo pensarlo bien.

En seguida llegamos a casa.

Bajo del vehículo y me quito el casco para devolvérselo, cuando se lo paso Nicolás lo sujetó pero también sujetó mi mano, para mi sorpresa la atrajo hacia él y la besó, cual príncipe en cualquier libro de cuentos. Mis mejillas ardían.




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