Todos quieren a la gordita

Capítulo 34 Alejandro

Me quito la bufanda mientras voy encendiendo las luces de la oficina, ya se me hizo costumbre esta tarea ya que soy el primero en llegar, siempre. Camino entre los cubículos hasta llegar al escritorio de Godoy y me lo quedo mirando, siempre tan organizado, como es ella misma, se me viene a la mente su rostro redondeado, sus mejillas rojizas cuando algo le da vergüenza y se me escapa una sonrisa.

Pensé que jamás encontraría una mujer con la que podría tener una conexión real como la tengo con ella. Todas con las que he tratado me parecían superficiales, huecas, vacías, y cuando estuve atraído por alguna que no lo era tanto ellas simplemente se alejaron porque les parecía “aburrido”, no las culpo, no tengo nada interesante que ofrecer. Pero ella es diferente.

Aún recuerdo el primer día que llego aquí. Se la veía tímida, vergonzosa, incluso hablaba bajo. Jamás me arrepentiré de haberle dado el asiento de supervisora, aun no entiendo como Ricardo no la contrato directamente para ese puesto.

Entro a mi oficina, dejo mi bolso a un lado y voy encendiendo la pc, mientras veo a través de la persiana entreabierta de la oficina como todos los demás empleados van entrando y acomodándose en sus respectivos escritorios, poco a poco el barullo va llenando de vida el piso. Me coloco los lentes y abro mi mail para chequear lo que me enviaron, leo por encima los asuntos de los mails cuando mi vista inconscientemente se despega del monitor a cada momento hacia la ventana. No sé en qué momento se volvió una costumbre, pero necesito verla legar. Sé que eventualmente vendrá a mi oficina a las 8:15 con un café negro, me saludará y me dirá los pendientes del día… pero encuentro hipnótico verla a través de la persiana a medio cerrar. Ella parece no haberse dado cuenta, como todos los demás en la oficina, de esto. Creen que estoy metido en la computadora y que no me doy cuenta de lo que hacen. Sinceramente me da igual que roben artículos de librería de la oficina, que hagan payasadas o que coman entre horarios de trabajo, mientras que puedan seguir el ritmo de las tareas que les encomiendo.

Mientras abro un mail del CEO veo que por fin llega ella: luciendo un sobretodo negro, una bufanda amplia que le cubre casi todo el rostro y dando pequeños pasitos con sus zapatos de tacones. Contemplo como saluda a todos amablemente, deja su bolso en el escritorio, y se quita el abrigo y bufanda dejándome ver que hoy trajo una ajustada falda rosa que marca detenidamente todo el contorno de su trasero y muslos… Estoy deseando que algún objeto se caiga y que se agache a recogerlo para tener una mejor vista. ¡Maldición, de solo pensarlo ya me estoy encendiendo! esa bendita prenda no hace más que hacer volar mi imaginación…

Definitivamente esta chica no es consciente de lo que genera.

Pronto ella sale de mi vista porque va a la cocina, seguramente a preparar el café. Vuelvo mi atención al mail que estaba leyendo con desgano. Grande es mi sorpresa al leer que el día del simulacro de emergencias será hoy. Normalmente lo hacen más adelante pero seguramente no querían que se superponga con el periodo de mayor actividad de la empresa, sobre todo ahora que estamos en momentos de expansión. Me reclino en la silla con la vista fija al techo, odio que avisen tan sobre la hora, lo que tenga planeado hacer no debe durar más de media jornada ya que no podrá terminarse. Mientras pienso en ello oigo los 2 golpecitos en la puerta. Carraspeo para aclarar la garganta y mientras me incorporo en el asiento contesto.

— Pase.- La puerta se abre y ella entra con una humeante taza de café en la mano. Me dedica una radiante sonrisa y dice.

— Buenos días Señor Da silva.- Adoro la forma en que mi apellido suena en su boca.- Le he traído su café.

— Buenos días.- digo recibiéndole la infusión. -Gracias.- Mientras le doy un sorbo ella Saca su teléfono y comienza a hablar.

— Hoy tenemos un día tranquilo ya que las personas de Ventas nos han traído a tiempo todos los recibos y solo debemos completar los libros diarios.

— Parece que la ayuda de los pasantes les vino bien.- comento con ironía puesto que siempre tenemos conflicto con el Departamento de ventas por ese mismo tema.

— Si, son unos buenos chicos.- comenta con una sonrisa, luego vuelve a ponerse seria y agrega.- Bueno, pero quería hablar contigo porque a las 10hs. está programada una reunión con los del Departamento de Marketing, ya que quieren que reveamos uno de los presupuestos y… -no la dejo continuar.

— Descuida. Voy a cancelar esa reunión.- ella se queda callada un momento y luego pregunta.

— ¿Por qué?- libero un suspiro y le explico.

— Para el día de hoy está programado un Simulacro de incendio, - los ojos se le abrieron de golpe.-no sabemos en qué horario ocurrirá por lo que es mejor no planificar nada importante.

— Simulacro de incendio,- Repite meditativa.- Ya veo.- se quedó pensativa unos momentos y agrego.- ¿Eso quiere decir que vendrán los bomberos, no??

— Cierto, tu no estuviste aquí el año pasado.- Me reclino un poco en la silla.- Sí, todos los años lo hacen y luego hacen una breve explicación para todos de cómo usar los matafuegos y algo de RCP...- Sus ojos se llenaron de brillo de repente, fue entonces que recordé que ella había sufrido un accidente en una explosión y que había sido rescatada por los bomberos. Quizá todo esto de la evacuación le afecte. Tal vez sea mejor que no lo reviva. Me acerco a ella y le pregunto directamente.- ¿Te trae malos recuerdos? ¿Quieres tomarte el día libre y volver mañana?

— ¡NO!- dijo de inmediato sin déjame terminar, en seguida se corrigió.- No hace falta, al contrario, estaba pensando en que quizá pueda ver al bombero que me rescato…- Sus labios se curvaron en una sonrisa que me genero un malestar en el estómago ¿Quién es el tipo que la hace sonreír así?

— Ya veo, ¿te has hecho amiga de él?- Ella me miro a los ojos y luego desvió la mirada




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