Ya casi estamos llegando al edificio de Mausser Company. Estoy nervioso. El otro día cuando llame a Guada, para preguntarle casualmente en qué piso trabajaba, me deje llevar y prácticamente me le declaré… de solo recordarlo me muero de vergüenza.
Quería hacerlo adecuadamente: invitarla a una cita, llevarla a comer algo delicioso, pasear bajo la luz de la luna en el mirador del puerto y ahí pedirle ser mi novia… ¡Ahora no sé con qué cara me verá! Para peor: le corte la llamada. Si la veo haré como si nada, la saludare como siempre, no haré nada raro. Y si ella saca el tema entonces… entonces…
suspiro liberando todo el aire de mis pulmones.
— Ya veré que hacer entonces…
— ¿Qué se supone que estas murmurando?- Pregunta Mónica que está sentada frente a mí en el camión.
— No nada…- ella se inclina adelante y me palmea el hombro con fuerza.
— ¡Lo harás bien futuro Oficial, tranquilízate!- dejo escapar una risa.
— Gracias.
No entrar en pánico y mantener la calma son la base de todo bombero, tengo que centrarme en la tarea que tengo en frente. De todos modos con todo lo que hay que hacer en el simulacro no creo que tengamos tiempo de charlar mucho.
Ni bien llegamos nos recibió el mismísimo señor Mausser, era compañero de escuela del Comandante Torres. Se saludan con mucho cariño y hablan largo rato. Todos los años coordinan este tipo de actividades para su empresa y a cambio nos hace una donación para el Departamento, parece un buen tipo.
Mis compañeros preparan los carteles con el punto de reunión y la zona de primeros auxilios y cuando todo estuvo listo el Director da la señal para que suene la alarma.
Poco a poco los empleados comienzan a evacuar por las escaleras. Sorprendentemente lo hacen de forma calmada, sin empujarse ni entrando en pánico, eso es bueno. Los muchachos los guían al punto de reunión que es un lugar amplio al costado del edificio. Monika aprovecha los primeros grupos y les enseña maniobras de primeros auxilios, mientras Amadeo, el comandante y yo coordinamos a las personas que van bajando. Como cada vez son más y más personas el transito comienza a detenerse para observar, afortunadamente previmos esto y coordinamos la ayuda de la policía que desvía el tránsito por las calles aledañas y así evitar accidentes.
Mientras ocurría todo estuve atento de ver salir a Guada del edificio, pero no la he encontrado, ¿Será que justo hoy no vino a trabajar?
Cuando ya pasaron 10 minutos del inicio de la alarma el comandante me dio el megáfono y pidió hacer el recuento de personas. Enciendo el aparato, le doy unos golpecitos para verificar que funciona y colocándolo frente a mi boca pregunto.
— ¿Quiénes son los encargados de cada piso?- Algunos alzan las manos.- Por favor acérquense.- De entre toda la multitud de personas aparecen unos tipos de traje, son los Gerentes. Los saludo cordialmente y les pido que hagan un recuento de todas las personas de su piso para corroborar que todos hayan evacuado correctamente. Particularmente le prestó atención al sujeto del piso 9 que es en el que debería estar Guada. Parece un tipo serio y con cara de pocos amigos, veo cómo va hacia sus empleados, todas personas vestidas formalmente, de camisa y saco, excepto uno que está muy casual con una campera de cuero y ¿un casco en la mano? Veo como el Gerente comienza a mirar hacia todos lados, preocupado, se dirige al tipo de ropa casual y ambos parecen discutir mientras miran a todos lados, luego viene hacia mí alterado.
— Falta alguien.
— ¿Quién? – Pregunto.- Descríbalo lo mejor posible.
— Es Godoy, la supervisora.- Mis ojos se abrieron como dos huevos fritos. ¿sera la misma? Mientras se agarra la cabeza me explica.- Hubiera jurado que estaba detrás mío mientras bajábamos las escaleras. Ella es… una chica como de esta estatura,- hace un gesto con la mano señalándome la altura,- tiene el cabello castaño, enrulado, y es algo… rellenita. – Sí, definitivamente es la misma Guadalupe Godoy en la que pensaba.
— Bien, la buscaremos. ¿recuerda cómo estaba vestida hoy?
— Hoy tenia puesta una camisa blanca, y una, - Carraspea mientras mira a otro lado,- falda rosa.
— Okey, tranquilo, quizá se confundió con las señalizaciones. – Parecia algo improbable pero era una excusa para tranquilizar al tipo.-Ahora entrare a busca…- mi frase fue interrumpida bruscamente por el grito de un hombre alto que estaba entre la multitud.
— ¡ULISES! ¡ULISES!
— Ay no….- oigo a un chico a mis espaldas suspirar mientras se cubre la cara. Otro muchacho a su lado de cabello desordenado alza la mano y le grita al hombre.
— ¡Señor, su hijo está aquí!- El hombre de cabello canoso y traje corre hacia él y lo toma de los hombros. Yo mientras tanto le traté de transmitir tranquilidad al Gerente de que buscaría a Guadalupe.
— ¡Ulises! ¿Te encuentras bien? ¿Te hiciste daño?
— ¿Qué demonios haces aquí papá?, - dijo casi susurrando.- es solo un simulacro de incendios. Ya deja de avergonzarme frente a mis compañeros.- Aprieto los labios porque casi se me escapa una risita al ver la situación, tenía que mantenerme serio. El hombre ignora la vergüenza de su hijo, se relaja y contesta.
— Eso es un alivio,- lo golpea en los hombros y luego comienza a mirar en todas direcciones.- Oye ¿y están aquí todos los empleados?
— Si, ¿porque?
— No veo a tu compañera, Guadalupe.- Otra vez abrí los ojos sorprendido. El gerente del piso 9 intervino en la conversación.
— ¿Y usted cómo la conoce?- Preguntó con el rostro serio.
Yo permanecí cerca hablando con otra de las Gerentes que me notificaba que en su piso estaban todos, pero paraba la oreja para tratar de entender aquella situación. Me consumía la curiosidad.
— Eso no es de su incumbencia.- contesto serio el hombre de cabello canoso, cosa que no le gusto para nada al gerente de cabello negro. Estaba por replicarle algo cuando súbitamente aparece el chico de ropa informal.