— Aquí tiene su combo de palomitas, señorita..- Me dice el empleado desganado mientras mira a una chica linda tras de mí.
— Gracias…- Tan pronto lo tomo él se dirige a ella, emplea una sonrisa más amplia y le pregunta amablemente lo que desea. Siempre pasa eso, no soy atractiva por lo que no merezco más que el trato justo y necesario.
Ignorando ese hecho tomo el cubo blanco y rojo a rayas y me vuelvo hacia mi jefe, Alejandro, que aún tenía el maletín y el saco en la mano y estaba aflojando el nudo de su corbata. Lucia tan sexy. Aun me parece increíble que un tipo como él se haya fijado en mi.
Estábamos en un gran shopping cerca del trabajo, a punto de entrar a ver nuestra película, la calefacción estaba a tope, en el interior del establecimiento todos estaban de remeras o camisetas, incluso yo me vi obligada a quitarme el sweater corriendo el riesgo que Alejandro notara que, cuando me sentaba, los rollos de mi abdomen se notarían.
— ¿Quieres?- le ofrecí del cubo rebosante de palomitas con mantequilla que había comprado, me sentía mal que él haya pagado las entradas. Él tomo unas cuantas mientras preguntó.
— ¿Hay alguna especie de club de amantes de los animales?- Lo miro extrañada a lo que él hace un gesto con la cabeza señalando a un grupo de personas que estaba un poco más lejos. Todos tenían una camiseta negra con huellas de gato y algunos de ellos tenían orejas de animales de peluche e incluso estaban maquillados con bigotes.
— Eso parece…- respondí antes de meterme un bocado de palomitas también.
— ¿Deberíamos haber venido vestidos así también?- Preguntó con su rostro serio habitual,- vi que vendían unas orejas de gato en un local…- se me escapa una risa.
— ¡De ninguna manera! Moriría de la vergüenza.
— Ya veo…- se quedó pensativo unos momentos y añadió.- Vayamos a formarnos para la función.
— Ah cierto… si.- Me quede con la sensación de que no debí responder eso. ¿Habré hecho mal?
Nos formamos detrás de los fanáticos y pronto abrieron las puertas para entrar en la sala. Buscamos nuestras butacas y nos sentamos. Alejandro estaba callado, como siempre, por lo que traté de buscar tema de conversación.
— ¿Qué tipo de música te gusta? – Él giro la cabeza para verme, sus cejas ligeramente alzadas, como sorprendido, luego volvió la vista al frente y pensándoselo un momento contestó.
— Puedo oír variedad de géneros, pero mis canciones preferidas son de rock, las clásicas: AC DC, Guns and roses, Queen... Metallica también.
— Vaya…- Me sorprendió un poco, hubiera jurado que oía música clásica o algo más tranquilo.
— ¿Y a ti?
— Creo que más bien el pop, tengo muchas bandas que me gustan… ¿has oído de The villians?
— Creo que he oído alguna de sus canciones… no son los que hacen esa…- comienza a tararear la melodía de una canción, no tardo nada en reconocerla.
— ¡Sí, esa misma!- la tarareo también con él. – esa es i´m free. Me encanta. Justamente mañana voy a ir a un concierto de ellos.
— ¿En serio?
— Sí. Estoy muy emocionada, nunca fui a uno.- Confesé con entusiasmo mientras tomaba más palomitas del bote.
— Ten cuidado. No vayas muy cerca del escenario, algunos fanáticos suelen volverse violentos… ¿Vas con alguna amiga o sola?- fue en ese momento en que me arrepentí de haber sacado el tema, deje las palomitas a medio camino de mi boca.
— Ah sí, claro, descuida, seré cuidadosa.
Justo en ese momento la pantalla se encendió y capto la atención de Alejandro. Yo agradecí al cielo que no siguiéramos con el tema para no tener que mentir respecto de mi cita con Nicolás. Comenzaron a proyectar Tráiler de los próximos estrenos y hacíamos comentarios de algunos que otros. Entonces comenzó la película.
Fue emotiva, aguante un poco pero en el final tuve que usar los pañuelos que lleve preparados, en un momento vi a Alejandro con los ojos vidriosos y lo oí sorberse la nariz, pero no mucho más.
Cuando salimos hablamos sobre la película comentando los momentos más importantes y como nos hacía recordar a nuestras mascotas.
Como teníamos hambre pasamos por una casa de comidas rápidas y pedimos unas hamburguesas con papas y gaseosa, mientras comíamos mechamos algunos chismes del trabajo, es inevitable, es el ámbito en el que convivimos más tiempo. Pero logre averiguar algunas cosas más sobre él. Como su comida favorita, sus colores favoritos que rondan los tonos fríos y su signo: Escorpio. No es como si creyera mucho en eso de los signos, pero me daba cierta Curiosidad ver si éramos o no compatibles como pareja.
Cuando terminamos de comer paseamos un poco por las galerías que aún estaban abiertas y pasamos por unas máquinas de gancho con algunos peluches y vimos un gato muy parecido al de la película, ambos nos vimos al mismo tiempo y nos dimos a la tarea de tratar de atraparlo.
Nos turnamos para jugar pero tras varios intentos nos rendimos. Para quitarnos el mal sabor de la derrota compramos llaveros de gatitos en uno de los locales. Uno para cada uno. Ahora estábamos a juego.
Luego de ello notamos lo tarde que se había vuelto, de hecho había muy poca gente en el shopping ya y varios locales estaban cerrando. Decidimos emprender la vuelta.
— ¡Qué rápido ha pasado la noche!- exclame mientras salíamos.- Es cierto lo de que el tiempo vuela cuando te diviertes.- Alejandro asintió.
— Sobre todo cuando tienes una hermosa compañía.- comento clavándome los ojos oscuros en los míos.
No pude más que agachar la cabeza y sonreír como una tonta.
Cuando alzo la vista nuevamente me encuentro con Alejandro mira hacia ambos lados, yo lo imito tratando de adivinar qué era lo que buscaba, pero entonces de repente, sin previo aviso él me toma el brazo y me guía a las escaleras, a un recoveco oculto a la vista de la poca gente que circulaba aun. Entonces me apoyo contra la pared y él se puso delante mío. Tragué grueso, me sentía como un conejo acorralado.