Todos quieren a la gordita

Capítulo 50

Habíamos encontrado el puesto donde vendían los famosos calendarios de bomberos, Había muchisima gente formada, la primera en la fila, una chica de cabello negro largo, tenia una carpa, señal de que habia pasado la noche en guardia solo para asegurarse un ejemplar. Nos formamos pacíficamente en la fila esperando el horario de apertura, pero en cuanto comenzó la venta todo se desbandó.

La mayoría de las compradoras, que eran mujeres, empujaban, se colaban en la fila y si les reclamaban se volvían muy groseras. Con Vanesa decidimos imitarlas y nos abrimos paso para poder comprar un ejemplar. Cuando estábamos cerca la vendedora anuncio que quedaban solo 10 ejemplares: eso hizo que todas enloquecieran aún más. Yo aproveche una oportunidad que me dio mi amiga al tironear a la mujer grosera delante mío y avancé.

— ¡Deme uno por favor!- le grite a la vendedora mientras le extendía el dinero, ella hizo contacto visual, tomo el dinero y me dio un calendario. Lo sujete con fuerza contra mi pecho para que ninguna me lo arrancara y me aleje de allí seguida por Vanesa. Inmediatamente anunciaron el agotamiento del producto y se escuchó casi al unísono un suspiro de decepción y poco a poco se fueron alejando del lugar.

— ¡Lo logramoos!- grito con una mezcla de euforia y alegria.

— Esto ha sido lo mas cercano a participar de un partido de rugby en toda mi vida.- reconocií. Vanesa miró hacia varios sitios y dijo.

— Vamos a abrir esta maldita cosa, de una vez.

— ¿Ya?- Vanesa se frotó las manos.

— Claro, Si tantas mujeres enloquecían por comprarlo es que debe ser bueno.

Más tarde debería reconocer que tenía razón.

Fuimos hasta detrás de los puestos de comida, donde no había tanta gente, y abrimos con cuidado el envoltorio. En la tapa estaban todos los Oficiales de las diversas Brigadas de la región, todos tenían los pantalones del uniforme y el casco pero el torso desnudo luciendo sus trabajados abdominales y extrañamente brillaban, como si le hubieran puesto aceite. En seguida pude distinguir a David, estaba hasta atrás, seguramente por su altura.

— Veamos qué tal comienza el año….- Vanesa desliza la tapa y en el mes de enero aparecen toda una dotación de hombres desnudos, apenas cubrían sus partes con alguna pose de sus piernas o el casco de bomberos, inmediatamente me cubrí la cara de la vergüenza mientras mi amiga decía.- Nada mal cuartel 2, nada mal…

— N…no pensé que estuvieran completamente desnudos. Creí que solo mostrarían el torso.

— Claro que estarán desnudos, si quieren vender deben hacerlo.

Mi amiga comenzó a deslizar la siguiente página y yo la detuve.

— Espera, velo tú, yo paso.- Vanesa abrió los ojos llena de sorpresa.

— ¿Estás loca? Pasamos por tanto para conseguirlo y ahora no quieres verlo.- Reclamó.

— No es que no quiera….- Reconocí.- Es solo que si veo a David de esa forma no poder verlo a la cara después, y de verdad quiero alentarlo.- Sorprendentemente mi amiga no insistió.

— Está bien. - se encogió de hombros.- Más para mi.- Vanesa retrocedió un paso y fue pasando poco a poco las páginas sin mostrarme, solo alzaba las cejas de vez en cuando y sonreía. – Te estás perdiendo una muy buena vista…

Mi amiga me lo hacía a propósito, para ella lidiar con la desnudez es algo natura debido a su experiencia con los hombres, pero para mí es distinto. Ademas es raro tratándose de alguien que conoces y por el que sientes un cariño especial, como es David. Lo que me lleva a preguntarme ¿Por qué aceptó hacer esas fotos? ¿No se sentía inseguro con su cuerpo al igual que yo?

Vanesa en un momento abrió grande los ojos, me miró y supe que lo había encontrado.

— No me lo muestres, por favor.- Le rogué.

— No lo hare.- Sonrió picaronamente.- Solo te diré que Agosto es un mes muy candente.

— Oh vamos…- ahora ya sé que sale en ese mes.

Mi amiga continúo pasando las páginas haciendo algún que otro comentario y finalmente lo cerró.

— Ten, guárdalo en tu bolso.

— Te dije que no quiero verlo.- Ella revoleo los ojos, apoyo su mano en mi hombro y dijo.

— Cariño, sé que te atrae ese chico, solo échale un vistazo luego, no te hará daño y a él tampoco, después de todo estuvo de acuerdo en tomarse estas fotos.

— Está bien.- Guardé el objeto de tentación en mi mochila y emprendimos camino a la pista donde se realizaría la competencia.

Una vez allí vimos como ocurrían en paralelo las competencias grupales e individuales. Los participantes estaban a los costados esperando su turno, pude distinguir como David y los demás chicos estaban concentrando en círculo, él les daba instrucciones y ellos lo oían atentamente, David es muy confiable, luce como un hermano mayor explicándole a los hermanitos pequeños, sin darme cuenta sonrío como boba.

No paso mucho hasta que anunciaron a los siguientes competidores: era el cuartel n°8, el de David.

— ¡Mucha suerte Mi pequeño gordito!!- Gritó de repente una persona al lado mío, era la señora que había visto apenas llegamos, la del cartel y las porras. Tras oír el grito David desvió la vista hacia ese lugar y su rostro rojo cual tomate podía distinguirse aun en la lejania. Claramente es su madre. Le dedico una seña de que se callara e inmediatamente me vio a mí a su lado, su rostro seguía rojo, alce los pulgares en señal de apoyo y él me sonrió y me saludo con la mano antes de voltearse y bajar su casco para taparse la cara.

Entonces sentí un toque en mi hombro, voltee, se trataba de la mujer mayor. Ya de cerca pude encontrar el parecido. Era más alta que yo, tenía cabello rubio con algunas canas y una mirada dulce y tierna.

— Disculpen, ¿Ustedes también vinieron a alentar a mi bebé?

— ¿Se refiere a David?- pregunte, ella asintió y contesté.- Así es, yo soy Guadalupe y ella mi amiga Vanesa, un gusto en conocerla.

— ¡Oh qué bueno! ¡Tengan, tomen unas porras!- La mujer metió su mano en la bolsa que llevaba y nos extendió unas porras color naranja, las tomamos algo sorprendidas por la muestra de confianza.- Me alegra saber que hay más gente que apoya a mi bebé.




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