Todos quieren a la gordita

Capítulo 55

Estaba tranquilamente viendo reels desde la cama cuando llamó Vanesa.

— ¿Estás viendo la tele?- Pregunto apenas conteste su llanada repentina.

— Ehh… Ah, sí, sí, es muy interesante.- dije mientras estiraba la mano hacia el control. Me había dicho que viese el programa de chimentos en la tele, por si salía yo. Obviamente lo olvidé y me puse a deslizar videos de gatitos tiernos.

— ¿Lo olvidaste cierto? –suspiró cansadamente.- Bueno no importa, ¡pon ya mismo el canal 5!

— De acuerdo de acuerdo…- tomo el control remoto y busco el bendito programa. Justo en el momento en el que mostraban las fotos mías y de Héctor.- Oh dios…- dije automáticamente.

— Retrocédele unos minutos, cuando comenzó el segmento.

— Okey.

“Este fin de semana se estrenó una obra reconocida internacionalmente por su intrépida interpretación de los mitos griegos, esta vez nos sorprendieron con la odisea. Pero este estreno no fue lo único que nos ha sorprendido, porque, entre los famosos que asistieron estaba el codiciado empresario Héctor Centurión.”

“El millonario guapo?”

“Ese mismo!”

“Desde que se separo ha sido visto con algunas parejas, modelos hermosísimas y actrices reconocidas, pero esta vez su pareja nos sorprendió a todos… porque era una gordita.

Una gordita muy hermosa, hay que aclararlo, porque lucía un vestidazo!

Por el estilo y corte arriesgaría a decir que es de Giovanno.

Si puede ser, porque a él le encanta resaltar las curvas naturales de sus clientas.

“Les adelanto que esta chica marcará tendencia: Mostro que las gorditas si saben lucir vestidos de diseño, mira su seguridad al caminar. Repítame el video por favor señor director.”

Me cubrí la cara con la almohada al escuchar tantos halagos en la televisión, no sabía que me veía así en verdad. Me dio mucho gusto sentirme tan linda esa noche, no pensé que repercutiría tanto.

— ¿Escuchaste a alguien diciéndote fea?

— N… no

— ¿Viste a alguien criticándote por ser gorda?

— No, claro que no.

— Entonces es hora que tú misma dejes de hacerlo. Estabas deslumbrante y siempre te tiras abajo con tu inseguridad. No tienes nada de qué avergonzarte, Guadalupe.

— Ay… no sigas… me harás llorar.

— Pues llora mujer, porque la gente por fin ve lo hermosa que eres, deja de ocultarte, muéstrale al mundo de lo que eres capaz. No entiendo porque ocultaste tanto tu rostro. Hubieras dejado que todos te vieran y…

— Vanesa.- la detuve.- yo aún no se si quiero salir con Héctor

— ¿Ehhh?- dijo consternada.- creí que como le aceptaste la cita, ya decidiste quedarte con el tipo rico.

— No bueno… no es como si me hubiera podido negar, luego del detalle del vestido de diseñador…

— Ohhhh… saliste porque te sentías en deuda. Eso no está bien amiga… necesitamos tener una charla seria sobre tus pretendientes…

— No voy a negar que me gustaría tu punto de vista de cada uno… yo no sé cómo decidirme.- mi amiga hizo una pausa y luego añadió.

— Esta misma tarde tendremos una reunión estratégica. Prepara uno de esos dulces deliciosos que te salen tan bien. Yo llevaré lo demás…- con algo de curiosidad y desconfianza contesto.

— ¿De acuerdo?- y colgó.

Ese mismo domingo por la tarde sonó el timbre del departamento y cuando abrí la puerta y vi a mi amiga no pude aguantar la risa.

Vanesa estaba disfrazada, y con disfrazada me refiero a que llevaba un pantalón largo, camisa abrochada totalmente hasta el cuello, lentes y el pelo recogido. ¡Jamás la había visto tan cubierta, ni en invierno! Además llevaba una gran carpeta en su mano.

— Pfff Vanesa, ¿Qué haces?- ella sonrió y dijo.

— Hoy hablaremos un tema serio, por lo que vine lista para la ocasión.

— Si pero no era nece… espera, ¿Acaso tus lentes no tienen vidrio? – ella se encogió de hombros y contestó.

— Los lentes de mi abuela tenían mucho aumento y me mareaban, así que mejor los quité.

— ¿Si sabes que llevar lentes no te convierte en intelectual, verdad?- ella rodo los ojos y metiéndose en la casa dijo.

— Dejemos de perder el tiempo en detalles y comencemos a estudiar los casos.

— De acuerdo, de acuerdo, no te enojes.

Mientras yo ponía agua a hervir para preparar un té, Mi amiga se adueñó de una de las paredes blancas del departamento: quitó los cuadros y movió unas macetas para despejar, saco cinta adhesiva y pegó un cartel hecho con cartulina y brillitos

“¿Quién es el indicado para Guadalupe Godoy?”

— Oh dios, ¿acaso el espíritu de una maestra de prescolar se apodero de ti?

— Algo así,- luego abrió su carpeta y saco de ella una foto tamaño A4 de Héctor. Estaba en la playa con un short y una camisa hawaiana abierta por el frente donde podían verse su trabajado torso. Ahogue un grito y me acerqué a verla.

— ¡¿De dónde sacaste esa foto?!

— De internet, ¿Dónde más?- bajando sus lentes sin vidrio me dijo,- ¿acaso no hiciste lo mismo? Me vas a decir que no buscaste fotos de este tipo en el buscador.

— No, claro que las busque pero…bueno, pudiste haber elegido una que este de traje.- Volvió a ver la imagen, me vio a mí y respondió.

— No, así está bien.- Cortó un trozo de cinta con los dientes me arrebato la imagen y la pego en la pared, luego metió la mano en la carpeta y, para mi sorpresa, esta vez saco una foto de mi jefe, pero esta era más pequeña. Él se encontraba con ropa deportiva, una musculosa negra y pantalones grises, tenía los brazos marcados y rostro sudados y tenía levantada levemente la prenda superior dejando ver unos incipientes abdominales y algo de bello oscuro en la línea alba. Inmediatamente me abalance a comprobar si se trataba de él y ahogue un grito.




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