Todos quieren a la gordita

Capítulo 60 Nicolás

Si bien nos escribimos seguido no nos hemos visto en persona desde lo del concierto. Me alegra ver que haya sido ella la que propuso este encuentro.

Le he estado escribiendo como si nada, publicando imágenes con indirectas y todo lo que ella subía se lo comentaba, todo para que supiera que yo aún estaba ahí. Aunque lo el “noviazgo por una noche” no haya funcionado tengo esperanza de que tarde o temprano caerá… Estamos predestinados, no fue casualidad habérmela encontrado ese día.

Pasado un cuarto de hora de su horario habitual de salida la veo, al fin, asomarse por las puertas transparentes de vidrio. Llevaba un semblante serio y decaído, como la mayoría de los oficinistas que salen de trabajar. Pero algo me decía que no era mero cansancio.

— Hey, Guada,- le grité y ella cambió el semblante al verme, sonrió, aunque no mucho. Vió a ambos lados y cruzó la calle hasta donde estaba estacionado esperándola.- Sí que te explotan en esa empre….- me lanzé a darle un beso en los labios pero ella corrió el rostro y me ofreció la mejilla.- …sa

Lo sabía… me citó para rechazarme.

— No es eso, es solo que tenía que solucionar algo…- dijo volviendo la vista a la oficina. Claramente le paso algo.

— ¿Tuviste problemas?

— No, no, descuida.-Okey, no quiere contarme. De acuerdo.- ¿Te parece si vamos a la plaza que está cerca de aquí?- cambó de tema.

— Si claro,- le extendí el casco, mejor no insistir.- sube.

Ella dudó por un momento pero finalmente accedió a colocarse el casco y montarse.

Luego de andar por unos minutos llegamos a la plaza, nos bajamos y buscamos un banquito libre, estacioné la moto cerca y nos sentamos. El clima era agradable, ya estaba empezando a irse el frio y comenzaba a llegar el calor de primavera, sin embargo corría una pequeña brisa que alborotaba los cabellos de Guada haciéndola lucir hermosa. Estaba a punto de decírselo cuando ella tomó la palabra.

— Nico…- dijo de repente.- He tomado una decisión.- Mi amiga de la infancia se giró para verme directo a los ojos y procedió a decir las palabras más duras que me haya dicho jamás.- No puedo salir contigo. Lo lamento.

Lo sabía...

— Auch…. ¿Así? ¿Sin anestesia?- Dije riendo para alivianar el ambiente. Ella, lejos de reírse, tenía los ojos vidriosos, estaba a punto de llorar.

— Lo lamento Nico.- Dijo agachando la cabeza. Si no decía nada comenzaría a llorar y eso me destrozaría el corazón. Atiné a apoyar la mano en sus cabellos y los despeiné un poco.

— Siempre tan formal, tu.- Tomé aire y lo libere en un sonoro suspiro.- Ahh… está bien, soy demasiado genial, lo reconozco.- Llevé mi mano al cabello y tirándolo hacia atrás exageradamente agregué.- La belleza es un castigo a veces.- Se le escapó una risita, eso es suficiente para mi.

— Eres increíble Nicolás…

— Lo sé.- Contesté riendo. Apoye el brazo en el respaldo y nos quedamos un momento en silencio. Luego ella comentó.

— Encontraras a alguien, ya verás.- Se me estrujó el pecho.

— ¿Cómo tú? Ninguna.- Dije con seguridad, aun manteniendo la sonrisa.

— Debe haber alguien mejor que yo por ahí…

— Eso lo dudo.

— Ya verás que si.- Dijo golpeando suavemente su codo en mi brazo para animarme, le devuelvo el codazo a modo de juego y así un par de veces hasta que me atreví a preguntar.

— Y… ¿quién es el afortunado?- Ella se detuvo en seco.

— ¿Para qué quieres saber eso?- Buena pregunta. Quizá solo para tener a dónde dirigir el enojo, quizá solo para recordarme lo infeliz que soy y torturarme un poco recordando que estas en brazos de otro tipo. Puede que un poco de ambas…

— Soy curioso…- Dije finalmente. Ella vuelve la vista al frente y declara.

— No te lo diré.

— ¡Oh vamos!- Me puse en actitud juguetona y comencé a picarle la mejilla con el índice. Pero más que reír no decía nada. - Bueno, no lo digas, yo lo adivinaré…- Me puse frente a ella con mirada escrutadora y cruzándome de brazos comencé a preguntar.- ¿tu jefe amargado?- Ella desvió la mirada con un dejo de tristeza.- ¿el millonario atractivo?-Ella siguió mirando hacia otro lado.- ¿el bombero?- Ella se mantiene seria pero por un segundo la comisura de los labios se elevan un poco. Un gesto casi imperceptible, pero poderoso.- Ah con que el bombero eh.- ella vuelve la vista a mí con sorpresa.

— ¿Cómo lo…- me lo acabó de confirmar.

— Sonreíste. Es imposible no darse cuenta. – Jugueteó con los dedos y no dijo más nada.

Parecía tener muchas ganas de hablar pero se contuvo, creo que estaba tratando de no herirme… aun cuando me rechazó sigue pensando en cómo no lastimarme más de la cuenta, ella siempre tan amable, formal y considerada… seguro que todavía no habló con el tipo, solo me rechazó para no ir a medias con él. Su brújula moral siempre fue mejor que la mia.

Eso es doloroso para mí pero en el fondo no me resigno a perderla, no quiero que nos volvamos a alejar... así que le lanzo.

— ¿Seguimos siendo amigos?- Ella me mira fijo.

— Si tú estás bien con eso.- No, no estoy bien con eso, pero es lo que merezco por no ser lo suficientemente bueno para tí.

— Claro.- Digo.- Además podrás contar conmigo si ese tipo te hace llorar, solo ven, dímelo, y yo iré a partirle la cara, ¿entendido?- Ella rió un poco y contestó.

— Está bien.

En seguida cambiamos de tema, hablamos acerca del juego y alguna que otra trivialidad. Ya sin más que hablar

— Nico, debo irme.

— ¿Te llevo?

— No es necesario.- Dijo poniéndose de pie.- Compraré unas cosas de camino así que no te hagas problema.- También me pongo de pie y, parándome frente a ella, tomo su mano, ella se sorprende un poco.

En un último gesto de devoción le doy un beso en ella. Ella se sorprende un poco pero no dice nada.

— Cuídate ¿sí?- Ella sonríe.

— Igual tú.




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