Todos quieren a la gordita

Capítulo 62

En menos de dos minutos ya estábamos todos en el camión dirigiéndonos al lugar del incendio. Al llegar encontramos una casa de 2 pisos ardiendo en llamas, hasta el techo. Los vecinos del lugar estaban muy cerca en la calle observando todo, exponiéndose al peligro. Analicé la situación: Era una casa antigua, no sería raro que el incendio haya sido causado por un cortocircuito, debe ser una estructura poco estable por los materia les de la que está hecha, si no lo apagábamos de inmediato no durara mucho su estructura. A su vez las llamas se estaban propagando hacia las casas aledañas por lo que había que frenar su avance. Sin embargo la prioridad es asegurarnos que no haya nadie dentro. Contemplé la posibilidad de llamar a otra unidad. Bajamos del camión y comencé a dar instrucciones.

— Kevin, asegura el perímetro. Amadeo y Tadeo, preparen una línea cada uno. Monika llama a otra unidad, esto puede derivar en un código 2.

— ¡Sí!- Gritaron todos y se dispersaron a hacer sus tareas. Yo por mi parte me equipé el tanque de oxígeno y la máscara, ya dispuesto a entrar.

— ¡Sargen…- Gritó Kevin, pero se detuvo y corrigió.- Digo, ¡Suboficial! Un vecino dijo ver a alguien en el segundo piso.

— De acuerdo.- Me equipé también el hacha en la cintura por si debía abrirme paso hasta el segundo piso. Busqué a Amadeo con la vista y encontré al muchacho ya listo con la línea de agua, Tobías también tenía su propia línea en la mano.

— ¡Listo!- dijeron al unísono.

— De acuerdo, -miré a Monika y ella habló ya sabiendo lo que iba a preguntar.

— La unidad 2 está en camino.- Le ofrezco una sonrisa, es bueno tenerla como mi mano derecha.

— Bien, - luego miro a los chicos y les ordeno.- Kevin, Amadeo y yo entraremos, vamos directo a la planta alta a buscar el civil que mencionaron. Tobías y Monika: contengan el fuego para que no se expanda a las casas aledañas.- Todos asintieron mis órdenes y para finalizar grité.- ¡Vamos!

— ¡Sí!

La puerta estaba cerrada así que le di una patada y se abrió, en seguida Amadeo entró abriéndose paso con el agua, detrás ingresamos Kevin y yo. Dentro había mucho humo, no se podía ver nada. Identificamos las escaleras y nos dispusimos a subir al segundo piso. Pero los escalones eran endebles, con los pasos de Amadeo crujieron, si yo subía terminaría colapsando por mi peso. Miro a Kevin y grito.

— Vayan ustedes dos solos. Yo revisaré la planta baja.- Ambos asintieron y luego agregué.- Sean prudentes.- Los muchachos asintieron nuevamente y acataron.

Con confianza de las capacidades de mi equipo yo me dispuse a requisar el lugar. Tuve que agacharme para poder tener algo más de visibilidad, puesto que el humo se acumula en la parte superior del techo. Noté que todo estaba ardiendo: las paredes, puertas, tapizados, cortinas. Un cortocircuito no podría ser la causa, alguien roció todo de forma intencional con algún tipo de combustible. Quizá algunos adolescentes ebrios sean los culpables.

Ingresé a la cocina y no encontré nada. Luego me dirigí a una especie de sala y allí encontré a una persona tirada en el suelo, tosiendo.

— A…yu…da.- Una mujer de cabellera rubia estaba en medio de la sala moviendo una pesada alfombra

— Tranquila, la sacare de aquí de inmediato, cúbrase la boca con un pañuelo y….

— Mi her… mano,- dijo señalando el suelo.- está en el sótano, debe salvarlo por favor.

¿Un sótano? En efecto, bajo la alfombra había una puerta con bisagra, bien camuflada con el suelo, si la muchacha no me lo decía jamás la habría notado.

— Tranquila, lo sacare y huiremos.- la joven asintió tosiendo, luego se cubrió la boca y se apartó un poco para darme espacio trabajar.

Abrí la compuerta y comprobé que en el interior no había llegado el fuego, pero estaba todo oscuro. Encendí la pequeña linterna que tengo en el casco y vi unas escaleras metálicas que descendían ¿Por qué un niño se metería a un sótano oscuro en una casa abandonada? ¿Estarían haciendo alguna clase de apuesta?

— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- lo llamé para verificar si era cierto.

— ¡Auxilio! ¡Auxilio!- oí en la lejanía la voz de un niño.

— Tranquilo, los bombeos ya están aquí. - Oigo las estructuras de la casa crujir, no durara mucho, debo sacarlos pronto.

— ¿Puedes venir hacia las escaleras?- digo mientras me siento en el suelo y apoyo los pies en el escalón. Afortunadamente quepo en el orificio de entrada.- Sigue la luz de mi casco.

El niño no dejaba de pedir ayuda una y otra vez, no hacía caso a lo que le pedía, quizá estaba muy asustado. Decidí adentrarme a buscarlo.

Baje lentamente los escalones alumbrando mis pasos únicamente con mi linterna, sumergiéndome en la oscuridad mientras todo ardía en la superficie.




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