El taxi tardo bastante en llegar, despues de todo era en las afueras de la ciudad. Cuando arribé me encontré con la clásica cinta de seguridad cortando la calle. Al ver el lugar del incendio entendí de inmediato porqué Monika dijo lo que dijo: aun sin entrenamiento en estos asuntos puedo notar que si te cae todo ese concreto encima… nadie podría sobrevivir.
Treinta metros más adelante vi a un patrullero y un par de camiones de bomberos con grúas que usaban para mover los escombros de la periferia, los bomberos ataban un trozo grande de concreto y la grúa tiraba de él hasta correrlo. También tenían dos grandes reflectores alumbrando el lugar del derrumbe, se hallaban varias personas trabajando en la pila enorme de concreto que aun humeaba. Más adelante, sobre la calle había una mujer que permanecía de pie frente al camión. En sus manos sostenía un rosario y veía como murmuraba oraciones por lo bajo.
Respiré hondo y agachándome para pasar por debajo de la cinta me acerque a la mujer. En cuanto me vio con los ojos vidriosos me reconoció, ofreció una amble sonrisa y me abrió los brazos con ternura. Trate de permanecer fuerte, pero en cuanto la abrace todos mis sentimientos comenzaron a aflorar y rompí en llanto. La mujer, en cambio, se dedicó a acariciar mi cabeza y contenerme.
Luego de eso ambas permanecimos un ajunto a la otra mirando a los bomberos trabajar. Me conto que su marido también perteneció a la fuerza de bomberos y que había pasado por estas situaciones varias ocasiones hasta que en un incendio falleció. Me dijo que no perdería la esperanza hasta no encontrar el cuerpo.
En un momento uno de los bomberos que estaba moviendo escombros hizo un mal movimiento y se cae, otro fue a ayudarlo a incorporarse y luego de hablarle un momento lo obliga a retirarse, mientras se alejaba el sujeto se quitó el casco y pude reconocer a Amadeo, me acerque a él para ofrecerle una botella de agua. Él la acepta y se desploma en el suelo contra la rueda del camión.
Me dijo que estuvieron varias horas tratando de apagar el incendio aun luego del derrumbe, dedujeron que había algún tipo de combustible que impedía que sofoquen el incendio rápidamente, eso reducía drásticamente las posibilidades de encontrar con vida a David. Mientras bebía la botella pude notar que los brazos le temblaban. Claramente no había descansado ni un minuto desde que comenzó el incendio. Dio un último sorbo y me devolvió la botella para levantarse de nuevo, yo le sugerí que descansara más tiempo pero simplemente respondió.
— El Sargento creyó en mí, aun cuando ni yo mismo lo hacía, me hizo ver mis fortalezas y aunque era fastidioso me alentaba a seguir adelante… a su manera.- apoyándose en el camión logro incorporarse, no sin dificultad, y agregó.- Lo menos que puedo hacer es sacarlo de allí…- y con determinación volvió a trabajar en los escombros.
David es increíble, ve en los demás las fortalezas y los alienta a seguir adelante, asi como hizo conmigo y con Amadeo…. Es asombroso.
A la par que los bomberos seguían con la remoción de escombros, la policía hacía entrevistas a los vecinos del lugar para tratar de identificar las causas del incidente. Le tocó el turno a un ama de casa que vivía justo en frente.
— … siempre había adolescentes que entraban y salían.- dijo cruzada de brazos.- Se retaban a subir hasta el segundo piso y asomarse a la ventana para que los demás los vieran, pero nunca llegaban porque los demás hacían ruidos extraños.
— ¿Y porque hacían eso?- pregunto el policía.
— Todo por ese tonto rumor de que había muerto alguien hace tiempo y ahora es una casa embrujada… - El niñito de 5 o 6 años que acompañaba a la mujer interfirió y dijo.
— Es cierto mama, ¡es una casa embrujada!- confirmo tirando del vestido de la madre.- Yo siempre veía en las noches a una fantasma de pelo largo negro, como la de esa película que sale de un pozo y…- el niño se llevó la mano a la boca dándose cuenta que dijo más de lo que debía, mientras la madre frunció el ceño.
— ¿Has estado viendo películas de terror con tu hermano?!- el niño miro hacia otro lado y empezó a silbar.- Con razón nos pedias dormir con nosotros a mitad de la noche… Tendrás prohibido el postre por una semana.
— ¡Pero mama!
Rio al ver al pequeño enfadado, con los cachetes inflados, se ve tan tierno. ¿Podre tener en el futuro un niño así de lindo? Un dolor surge en mi pecho y los ojos se me humedecen. Vuelvo a ver la pila de escombros y me pregunto: si David hubiese logrado salir a tiempo y le hubiese dicho lo que sentía quizá... ¿Hubiésemos empezado a salir? ¿Hubiésemos ido a cenar para celebrar? Como nuestras actividades del club de gorditos... ¿Nos habriamos casado y formado una familia?
Las lágrimas se caen por mis mejillas.
La vida es tan injusta. Justo cuando había decidido entregarle mí amor a este hombre, la vida se lo lleva sin más, así como así…
Si hubiese sabido que esto pasaría….
No.
No tiene caso pensar en eso.
No es como si pudiese cambiar lo que siento para no sufrir. No tiene caso.
Fue breve, pero no me arrepiento de haber conocido a David, de haberle aceptado esa hamburguesa, de haber charlado con él y alentarlo… porque él me hizo dar cuenta de cuan valiosa es mi vida, así como soy, con estos kilos de más y todo.
Aunque ahora este sola, no me arrepiento de haber elegido a David Sánchez.