—¿Que intenta decirme? —pregunte intentando deducir la expresión de su arrugado rostro. Tenía la cara pálida y arrugada y unos ojos oscuros y apagados.
—¿Sabes qué es?
—¿Que es qué?
—Eso a lo que tú visitas cada día —su respuesta fue ofensiva.
—ÉL es mi amigo —dije enfatizando la primera palabra.
Ella sonrió de nuevo con malicia. Luego volvió la mirada al estante.
—¿Ves aquel libro allá? El de lomo rojo y azul. ¿Podrías alcanzármelo?
Fui hasta el estante y tome un enorme libro del estante más alto. Pesaba más de lo que uno pudiera imaginarse.
Se lo entregue y ella empezó a ojearlo, hasta que dio con algo.
—¿Ves esto? —pregunto señalando una página amarillenta y doblada por las esquinzas. En ella había dibujado unos círculos, unos dentro de otros, y también había escrita unas palabras en cursiva, muy difíciles de leer con la poca luz que había.
Negué con la cabeza.
—Es la composición de una persona. Este —dijo pasando su huesudo dedo sobre el circulo del exterior, el más grande— es el cuerpo, formado por materia, carne y hueso, tejidos, sangre y corazón. Es el que habita e interactúa en el plano terrenal y por medio del cual percibimos la realidad. A través de él vemos, hablamos, sentimos, oímos.
Entendía lo que intentaba decirme pero aun no comprendía por completo a donde quería llegar.
—Este otro —dijo señalando el circulo más pequeño, el que se hallaba en medio de los otros dos círculos— es el espíritu. Es el que nos conecta con el mundo del más allá. En él se almacenan nuestros recuerdos y vivencias, es la parte más profunda porque allí habita Dios, según tu religión claro.
Todo aquello parecía no tener sentido. Era como un sueño extraño.
—Y esta —dijo señalando el círculo que se encontraba en medio de los otros dos. El mediano —es el alma. Es la parte más importante porque es nuestra esencia misma. Es ella la que ama, siente, piensa, razona. Nuestro cuerpo es solo el que la conecta con el plano terrenal, y el espíritu es solo donde se guarda la información y la conecta con el plano espiritual, pero es el Alma lo que en verdad somos.
Y allí, en ese instante, fue cuando todos y cada uno de los puzles encajaron.
—Él es un alma —susurré.
—Así es.
—Se ha separado de su cuerpo, por eso tiene esa capacidad sobrenatural de desaparecer, porque no tiene cuerpo físico que lo ate a este mundo —toda la información parecía fluir como un rio en mi mente—. Y tampoco tiene su espíritu con él, por eso no recuerda nada, porque sus recuerdo estaban en su espíritu.
Finamente había descubierto algo.
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Editado: 25.01.2019