Toma mi alma

VII

El tiempo que me tomo entender lo que intentaba decirme fue tan corto que ni siquiera podía pensar en que hacer a continuación.
¿Debía salir corriendo, pávida por lo que estaba ocurriendo?
La opción era buena pero mi cuerpo parecía negarse a llevarla a cabo. Quizá mentía, ¿era posible que fuera cierto, que este joven se tratara de un no vivo, un espíritu?
No, no mentía. Y no sé como lo sabía, pero estaba segura que decía la verdad.
Me sorprendía a mi misma de la reacción que estaba tomando. Y allí me di cuenta que en realidad no tenía miedo de él, solo estaba impresionada de su naturaleza incorpórea.
—¿Qué eres? —pregunte intentando ver su rostro entre las sombras.
El pareció meditar un instante lo que iba a decir.
—Ahora… ya no soy nadie —dijo encaminándose hacia el tronco del árbol, donde se oculto por un instante.
Cuando mire allí, él ya no estaba.




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