¿tomarás la mano de un asesino?

Capítulo 3 Día tres

Solamente verlos juntos en un desayuno tranquilo, era suficiente para sentir que mi familia aún estaba a salvo.

Mi padre no es muy hablador, constantemente fue exigente conmigo y consigo mismo.
Sin embargo, siempre me ayudó económicamente, para que yo no trabajara mientras estudiara. Algo que siempre estaré agradecido con él a pesar de su carácter algo intimidante.

Ya que aún trabaja de forma ardua en el rubro de la construcción, pocas veces lo veo de noche, además de que es poco probable verlo en las mañanas.
Pero como una excepción, hoy iba un poco tarde a trabajar, después de mucho tiempo.
Con un semblante serio, me miró a los ojos de forma inesperada, sintiendo mi cuerpo tensarse.

—Álex, oí lo que pasó en las noticias y también tu madre me contó sobre ello.
Esta casa siempre será segura para ti, hazle caso a tu madre y no salgas de noche.

Con una mirada preocupada, mi madre continuó la charla de mi padre:

—Hijo Álex, siempre has sido obediente.
Sé que no nos defraudarás.
Te prometo que cuando todo esto pase, todo volverá a la normalidad.

Sin poder refutar algo de sus palabras, asentí con el rostro, ocultando el hecho que incluso dentro de casa. Podríamos estar en peligro.
Mientras más tiempo pasaba, aquello era algo que atormentaba mi mente. Pero yo solo les podía mostrar, una sonrisa tan falsa.

Porque yo. Solo debo ser un buen hijo.

—Sí, tendré cuidado, les haré caso.

Me levanté de la mesa al acabar de desayunar, siendo mi destino la universidad como era recurrente.

En todo el día me mantuve alerta, tratando de ser fuerte.
Sin embargo, la mente humana es tan frágil y voluble, que en pocos días aquel sujeto había vuelto un caos mis pensamientos y recuerdos.

Regresando a casa otra vez solo. Como si la muerte abrazara mi cuerpo, sentí unos brazos fríos envolver mis hombros.
Susurrando de forma inquietante sobre mi oreja derecha:

—Conejo, conejo...
Te he extrañado tanto.

Ni siquiera lo volteé a ver, al sentir una corriente gélida recorrer mi cuerpo, así que solo apreté mis puños con fuerza reteniendo mis impulsos. Pero de forma inesperada, aquel sujeto se posicionó al frente mío.

Cada vez que me encontraba con él, las personas a mi alrededor eran escasas y lejanas.
Sin embargo, esta vez, me detuvo en un lugar poco transcurrido de forma intencional. Mirándome fijamente por unos segundos, sin poder ver de manera directa esos ojos amarillentos y llenos de delirio.

Mierda, esto es horrible.

—Ante tus ojos soy horrible, ¿verdad? —Mi cuerpo se sobresaltó por un momento—. Me tienes mucho miedo.
Pero mi querido conejo, solo necesitas despertar para dejar de tenerme miedo.

—Si no fueras un asesino desquiciado, tu apariencia no sería un problema. —Apreté mis labios—. Si no me matarás...
¡Yo solo quiero que me dejes en paz! Y te juro, que nunca diré nada.

Él se burló de mis palabras:

—Me gusta tu sinceridad. Pero eso nunca sucederá. —Bajó un poco su cubrebocas, mostrando parte de su cicatriz—. ¿Y qué piensas de esto?

Mis ojos no pudieron apartarse de su rostro. Sintiendo extraño su repentina pregunta.

—Eso...

—Sé que tienes curiosidad.

Su dedo índice tocó la profunda y alargada cicatriz de su boca, mirándome fijamente, como si quisiera atraparme con la mirada.

—Cuando era un niño, mi boca fue abierta con una navaja afilada.
Lentamente, con sonidos de risas de fondo. Una escena única que nunca olvidaré —su voz de repente sonó emocionada—. Pero, ahora es diferente.
Llorando y gritando de un dolor agonizante, ellos se retuercen hasta el final. Siendo lo último que ven, mi gran sonrisa de satisfacción.

Mi mente recreó sus palabras como si fuera sacado de una película de terror.
Sintiendo ese terrible dolor, como si fuera mío.
Mi boca solo tembló y mis pensamientos fluyeron de inmediato.

¿Esto es un acto de venganza?
O simplemente, está reflejando su trauma asesinando a esos hombres.

Esto no es simple, maldición.

Mi cabeza comenzó a punzar, sintiendo un fuerte dolor que me hizo tocar mi cabeza con ambas manos. Mientras mis quejidos de dolor se ahogaban al apretar mis dientes con brusquedad.

Duele, ¡duele mucho!

De forma confusa, una silueta pequeña se plasmó en mi memoria.
Era una frágil figura que parecía ser pintado de un blanco puro; borrosa, pero nostálgica a la vez.

Cabello blanco...

¿Cabello blanco?

¿Qué es esto?

Mi voz pronunció con dificultad mis dudas:

—Nosotros, acaso nosotros...
¿Nos conocimos antes?

—¿Qué crees tú?
¿Qué es lo que quieres creer?

Su respuesta, solo hacia que mis pensamientos se revolvieran en un laberinto sin salida. Sintiendo la intensidad de su mirada, ser aún más abrumadora que antes

No puede ser.

¿Cómo demonios me involucré con él en el pasado?

No hay otra explicación, del porqué sus ojos me miran con tanta familiaridad.
Es la única respuesta de estos recuerdos perdidos.

—¿Estás recordando? —Mi rostro se alzó hacia el, con un gesto alterado—. Conejo, solo necesito eso de ti.

Deja de jugar conmigo, maldito asesino.

—Ya que me estás mirando con mucha intensidad. Sé que esto hará que tu memoria almacene un recuerdo inolvidable.

Acercándose de forma rápida hacía mi, su imponente y bizarra figura hizo que la temperatura de mi cuerpo baje más.
Sacó con su mano izquierda, un extraño objeto que tenía escondido en el bolsillo de su polera oscura. Y su inquietante voz grave sonó como si me susurrara en el oído:

—Te regalaré una joya única.
Es azul, tu color favorito. Solo debes estirar tu mano.



#2083 en Thriller
#1104 en Misterio
#5903 en Otros
#1742 en Relatos cortos

En el texto hay: psicologico, asesinos, boyslove

Editado: 10.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.