¿tomarás la mano de un asesino?

Capítulo 4 Día cuatro

El bullicio de las personas, la forma en que todos se mueven en caminos que ellos mismos han elegido. Nada a cambiado a simple vista, aunque todos saben que no es así.
Pero hay un límite en lo que todo puede cambiar en uno.
Porque la cordura, es el límite de la locura.
Y mi desesperación, me está llevando a ese lugar.

Sin embargo, haciendo a un lado mi cobardía. Solo necesitaba una evidencia que lo delate, para empujarlo al abismo en el que él me estaba arrastrando.
Es entonces que el depredador invitó a su presa a su guarida, hoy era ese día y tal vez el último, para mi.

Cuando elevé mi mirada, la escena que veía a lo lejos, era recurrente, pero a la vez nostálgica. Las figuras de mis amigos acercándose a mi alrededor, ahora parecían ser sombras que caminaban al lado mío.
Tenía miedo que las personas que apreciaba, se convirtieran en potenciales víctimas. Solo por el hecho de ser cercanos a mi.

Aún es aterrador pensar que esos ojos amarillentos continúan vigilándome a la distancia y un paso mal dado, puede simplemente condenar mi vida entera.

—Ey, ¿qué te pasa estos días Álex? Te veo muy distraído y distante ¡Ya sé!, es por las salidas. No puedo creer que tus padres te prohibieran salir con nosotros.

La voz animada de mi amigo Carlos, llena de confianza, me sacó de mis pensamientos catastróficos de forma repentina.

Pero Isaac no fue la excepción:

—Eso es tan irracional. Tenemos 20 años.
¡Somos mayores! —Posó su mano en mi hombro derecho—. Estamos tan aburridos sin ti, Álex...

De forma inconsciente, aparté su mano de mi hombro y me alejé de él. Respondiendo de manera rápida, para remediar esa acción:

—No se preocupen por mi, ya les dije que mis padres solo están preocupados por lo que está ocurriendo en los últimos días. Así que a penas lo atrapen, todo volverá a ser igual que siempre.

—Bueno, por lo menos tienes a padres que se preocupan por ti. Los míos ni siquiera miran las noticias. Y casi ni están en casa —mencionó Carlos.

—Mírame a mi ¡Ni siquiera tengo padres! —Con los brazos cruzados, Isaac empezó a quejarse—. Solo tengo a mi hermana mayor, que casi ni sabe de mi existencia.

Solo suspiré y me adelanté a caminar.

—Esta no es una competencia de padres, ya no sigan con este tema.
Solo disfrutemos de nuestra vida universitaria...
A penas empezamos.

—Pero lo divertido está fuera.

—Y ni siquiera tenemos novia.

—Aburrido... —entonaron ambos.

Cuando pensaba contestar a sus reclamos, una repentina voz masculina hizo que me detenga de forma brusca:

—¿Dos colores?

—¿Qué? —Elevé mi mirada con miedo al sentir un déjà vu, encontrando la figura de un hombre alto y de mirada ruda.

—El color de tu cabello, es curioso. —Relajó su expresión—. Por cierto, soy amigo de esos dos de ahí.

—Ah... Así que se conocen. —Miré a mis amigos, y lo miré de nuevo a él de forma incómoda—. Mi cabello es así de nacimiento. Es una condición genética.

—Es realmente extraño y llamativo. Aunque, me parece conocido.

Esta última respuesta, hizo que mi cuerpo sintiera escalofrío.

—¿Hay alguien parecido a mi? —pregunté de forma directa.

—Tal vez, pero fue hace mucho tiempo.
Verte, me hizo recordarlo.

Mis pensamientos se abrumaron entre muchas ideas diferentes. Y mi largo silencio, fue evidente para todos.

Hasta que Carlos intervino:

—Oye, no seas tan descortés, lo acabas de conocer.

—Lo siento si te abrumé, suelo ser muy directo.

—...
No hay problema.

—Álex, él es Max, y estamos en un mismo curso, junto a Isaac. Y como ves, es demasiado directo.

Él solo se rio, hablando en un tono de confianza:

—Es correcto. Aunque fue coincidencia encontrarnos, fue un gusto conocerte.

—También fue bueno... —mi voz pausó por un momento y lo miré a los ojos—. Conocerte.

Porque tengo el presentimiento.
Que la siguiente víctima.

Eres tú.

—Eso es bueno —mencionó satisfecho.

Quiero estar equivocado, pero no puedo ignorar mi intuición.

Simplemente, no puedo.

Cuando las horas pasaron, mi único fin era buscarlo cuando su última clase terminara, el cual llevaba con mis amigos.
Aunque no estaba seguro de cómo hacerlo, tenía que advertirle de alguna forma. Ya que con su complexión física, era imposible que no se defendiera de un ataque inesperado.

Sí, estaba lo suficientemente demente para decirle algo así, con tal de no ver morir a alguien más. Y él me tome por loco, en mejor de los casos.

Pero cuando logré encontrarlo, Max se fue hacia la salida con mucho apuro. Situación que me hizo seguirlo con desesperación y dificultad, entre la multitud.

Y es ahí es cuando él simplemente despareció. Ante mi mirada atónita.

—Imposible ¿Cómo demonios se lo llevó tan rápido? Hay mucha gente caminando, ¿cómo nadie puede notarlo? —Respiré con fuerza, para luego suspirar—. Oh tal vez, él simplemente se fue por otra razón...

Aunque.

Saqué el papel que me entregó, leyendo con detenimiento la dirección escrita.

Esta dirección, está cerca de aquí.
Y es un lugar muy poco frecuentado por las personas.
Incluso si Max no es la siguiente víctima, otra persona lo será.

Solo pude apretar el trozo de papel con fuerza, en un momento de frustración.

Y ese desquiciado, estoy seguro que me está esperando.

Toqué el pequeño broche incrustado en mi camisa, un adorno que podría salvarme o matarme.
Todo dependía de mi propia determinación.

Después de deambular con cierto nerviosismo, por fin llegué al sitio escrito, así que tuve que caminar bastante para adentrarme en ese lugar. Pero el olor de la basura botada desprendía un olor nauseabundo y las casas eran tan viejas, que parecían romperse en pedazos. Sin embargo, había uno en especial que se encontraba aún en pie y la dirección estaba escrita con tiza blanca, en una de sus sucias paredes. La misma escrita en este trozo papel.



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En el texto hay: psicologico, asesinos, boyslove

Editado: 10.04.2023

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