¿tomarás la mano de un asesino?

Capitulo 5 Día cinco

Era solo yo en la plenitud de la oscuridad. Lo demás que veía, eran distorsionadas figuras sin forma que se alimentaban de mi miedo y hacían que me ahogara en una infinita miseria.
Pero sin darme cuenta, alguien me abrazó de repente, el cual la piel pálida de sus brazos se distinguían entre la oscuridad, y en mi asombro, giré mi cabeza para verlo.
Me quedé estático luego de presenciar tal figura, era un rostro gentil quien me observaba con una sonrisa, una mirada pura que podía ser confundida con la de un ángel.

Y entonces, ya no sentí miedo.
Un sentimiento demasiado irreal, que hizo a mis sentidos alertarse.

Un repentino escalofrío recorrió mi cuerpo, cuando me percaté que alguien me miraba hacia el otro lado. Girando mi rostro a su posición inicial, en una combinación de horror y miedo, noté que mi aliento se contuvo por lo que vi.
Era yo, pero la forma de mi rostro no era humana. Era como ver a un demonio, que había tomado mi aspecto.

Aquel ser, solo me sonrió de forma macabra.

Es ahí que por fin pude abrir mis ojos. Sintiendo el sudor frío bajar por mi espalda, cuando me levanté de golpe de mi cama.

Sentía miedo, pero aún más aterrador.
Sentía miedo de mi mismo.

De inmediato salí de mi cuarto y fui por un vaso con agua, para aliviar la sequedad de mi garganta.
Pero mi cuerpo se paralizó al ver la sonrisa de mi madre, al ver la noticias de la mañana.
Ella al verme, de inmediato se acercó a mi emocionada, olvidando incluso lo que había pasado ayer.

—Hijo, los medios por fin identificaron la identidad del asesino.
Dicen que aún están investigando a fondo el caso, ya que la huella de ese sujeto es el de un niño muerto. Eso suena espeluznante. Al parecer lo reportaron muerto hace doce años, porque murió ahogado al caer a un río. Pero, su cuerpo nunca fue hallado —su voz cambió a un tono preocupado—. Suena ilógico, sin embargo, ¿y si en realidad él nunca murió?

—Los muertos no pueden revivir. Mamá —mencioné de forma eufórica.

—¿Álex?

Mi forma de mirarla cambió de forma abrupta, tratando de fingir estar calmado. Aunque el caos en mi mente, no me dejaba ver el mundo a como era antes.

—Es decir.., tu teoría no puede ser cierta. Tal vez, simplemente son diferentes personas, pudieron haberse equivocado.
Pero, lo bueno es que hay más información de él.

—Creí que estarías más entusiasmado.
Te noto diferente. Hijo, ¿estás bien? —me miró preocupada.

¿Bien?

Acabo de matar a una persona.
Mamá, tu hijo también es un asesino.
Yo, nunca olvidaré lo que sucedió.

Me pregunto, hasta qué punto podré mentirte y mentirme a mi mismo.

—... Lo estoy, pero todavía hay incertidumbre en la investigación policial. Aún ese sujeto está suelto y todavía... Siguen los asesinatos.

—Álex, yo tengo algo que darte.

Mi madre se dio media vuelta y se fue directamente hacia su cuarto. Solo tardó segundos para que volviera a regresar hacia mi. Sintiendo conmoción, al notar qué es lo que tenía agarrado en su mano derecha.

—¿Un arma? ¿Por qué tienes una pistola, mamá?

Miró la pistola con incomodidad y luego me miró con una expresión firme.

—Lo conseguí hace mucho tiempo cuando fui mayor de edad, para protegerme.

—¿De quién?

Tardó en responder unos segundos, pero lo hizo sin titubear:

—De mi padre. Pero nunca llegué a usarlo, porque al final él murió de una enfermedad. En realidad, ese sujeto era mi padrastro, yo solo mantuve esta arma intacta, al igual que sus balas... —respiró hondo, para luego suspirar—. Hijo, soy tu madre. Y cada vez que sales de nuestro hogar, siento mucho miedo de que no vuelvas. No quiero perderte, ¡hasta el punto de que ni siquiera quiero que pongas un pie afuera nunca más!

—¿Mamá? —mencioné con sorpresa.

—Lo siento, me alteré hijo. Solo tómalo, te doy permiso de usarlo, solo cuando te sientas amenazado. Úsalo con mucha cautela y guárdalo bien cuando salgas con el.

—¿Estás segura, mamá?

—Sí, yo te enseñaré a usarlo. Si algo sale mal. Tu mamá te encubrirá, lo prometo —me sonrió de forma extraña y a la vez segura. Haciéndome ver un lado distinto de ella, algo que me hizo desconocerla por un momento.

—Seré, cuidadoso. Te lo prometo.

Aquello, fue lo único que pude responder. No sabía cómo reaccionar luego de que mi propia madre me diera una arma tan peligrosa. Ya era demasiado lo que tenía en mi mente y con esto, hizo que solo actuara por instinto. Porque mi raciocinio, estaba decayendo en un abismo. Incluso ahora, ya no me sentía una presa acorralada, solo estaba tratando de sobrevivir.

Cuando llegué a la universidad, el bullicio que se escuchaba era claro incluso en la entrada, sintiendo un mal presentimiento de aquello.
Era el último día de clase en esta semana, ya que por fin era viernes, pero eso ya no me emocionaba. Ni siquiera, verlos a ellos.

—¡Álex! Por fin llegaste. No sabes lo que acaba de pasar —gritó Carlos, con una voz desesperada—. Max, nuestro amigo, ¡lo encontraron muerto!

—Esto es jodidamente macabro, incluso a mi me da escalofríos, ¡Max no se merecía eso! —intervino Isaac con la mirada alterada.

Sentí mi corazón detenerse al oír aquello, no era por sorpresa, era por el miedo a ser descubierto.

—¿Qué? ¿Qué están diciendo?

Maldición.
¡Maldición!
Lo encontraron, más rápido de lo que creí.

—Por eso todos los estudiantes están tan asustados. Incluso yo quiero irme a casa, lo mataron de forma horrible —continuó Carlos.

Isaac tenía la mirada más alterada, hasta el punto de sentir su desesperación.

—Estoy igual, amigo ¿Y sabes qué es lo peor de todo?, fue ese asesino en serie el culpable, porque Max también tiene el corte en los costados de su boca. Esto es repugnante, ni siquiera puedo asimilarlo ¡Ojalá que lo encuentren al culpable y se pudra en la cárcel!



#2085 en Thriller
#1107 en Misterio
#5918 en Otros
#1744 en Relatos cortos

En el texto hay: psicologico, asesinos, boyslove

Editado: 10.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.