Topía

Capítulo 3

Dos de la madrugada, la puerta de un bar de jazz ubicado en Holloway se abrió de improvisto, el ruido de la lluvia artificial que yacía afuera se intensificó por algunos segundos hasta que el nuevo cliente se dignó a entrar. Con cada paso que daba se oían unas cadenas arrastrarse. Un solo hombre atendía en la barra, limpiaba las copas con un trapo y miraba atentamente a la alta silueta que se le acercaba.

—Un irlandés—ordenó el cliente quitándose su fino sombrero.

—Estamos por cerrar. Mira la hora que es, amigo. ¿Quién bebe tan tarde? Ah, de seguro andas ebrio desde antes, ¡largo!, este es un establecimiento decente. ¡Fuera o llamaré a la policía!

—Creo que no entendió, “amigo”. Cuando pido un trago la respuesta que espero es un “sí señor”. Así que empezaré de nuevo, un irlandés—contestó el comensal con voz suave y arrulladora.

Por alguna razón el hombre a cargo de la barra sintió en lo más profundo de su ser que sería sabio servirle el trago a ese extraño que se sentaba frente suyo. No podría explicarlo si le preguntaran, quizá era esa melena pelirroja que llevaba, esa elegante capa negra que escondía su cuerpo hasta los talones o simplemente su sentido común diciéndole: “¡Sal de ahí lo más rápido que puedas!”.

Nunca lo había visto en su vida, pero esos eslabones que arrastraba bajo sus pies solo podían pertenecerle a alguien.

Temmerman, el verdugo, líder de una banda de cazarrecompensas conocida por trabajar de cerca LIGHTER por varios años. Hacía poco que acababa de enterarse de que sus subordinados fueron engañados por el truco barato de un detective llamado Taylor Hass por lo que decidió desestresarse y beber a solas.

El cadenero lucía como un auténtico loco del teatro. Por curiosidad o quizá casualidad el camarero se atrevió a mirarlo al ojo izquierdo, ya que el derecho se hallaba oculto bajo un parche. Su único ojo expresaba una mirada vivaz y ansiosa.

Su sola presencia hacía pesada y turbia la atmósfera, o talvez solo era el desagradable olor a sangre seca que llevaba encima. El dueño se apresuró a preparar el mejor trago irlandés de su vida mientras mantenía un ojo en su cliente, quien ahora había posado la mirada en una comensal quien asaba unos pedazos de carne en la hornilla que había en el centro de su mesa, comía plácidamente en uno de los rincones más oscuros y yacía sentada con las piernas cruzadas sobre su tatami.

—Disculpe por el desorden —pronunció el cliente muy cortésmente mientras ponía sobre el mostrador un fajo muy gordo de billetes arrugados. El dueño se quedó extrañado, ¿De qué desorden estaba hablando?

Temmerman se puso de pie y lentamente se fue acercando hacía la comensal, sabía perfectamente de quien se trataba, conocía a los de su clase pues él mismo era uno, ni más ni menos que una cazarrecompensas enviada para matarlo, quien procuraba no expresar la ansiedad que la carcomía por dentro.

—Buenas noches—saludó Temmerman, al no recibir respuesta agregó— Es educado contestar el saludo cuando otro se lo da.

La cazarrecompensas alzó la mirada armándose de valor y con una expresión gentil y suave le contestó.

—Lo lamento señor, es que tenía la boca llena. ¿Se le ofrece algo?

Temmerman tomó asiento con las piernas cruzadas en la misma mesa, se recostó sobre el tatami y recibió su trago irlandés. Lo bebió con elegancia antes de lanzar un suspiro profundo de satisfacción casi orgásmico.

—Dígame, ¿Alguna vez ha oído que una puñalada en el estómago duele menos si hay sake? —preguntó sacando una sonrisa de entre su colección de expresiones falsas—¡Un sake doble para la dama! Yo invito.

Ella no supo que contestar, claramente era una amenaza. La había descubierto, pero, ¿Qué podía hacer? Mantener la calma era lo más sabio, después de todo, ni en sus peores pesadillas Temmerman imaginaría que afuera habían cerca de 30 hombres que la acompañaban y que estaban por tenderle una emboscada. Ese desgraciado pagaría caro su incompetencia y su traición a LIGHTER.

—Verá, tengo negocios pendientes con gente más importante que usted. Así que, antes de que me diga quién la contrató para fastidiarme…—susurró el cadenero mientras de debajo de su capa salían reptando sus eslabones como si los pudiera mover con la mente— ¿desea más sake para sus treinta amigos allá afuera?

Hass bebía cerveza plácidamente en su oficina mientras acariciaba las espinas de su cactus como de costumbre, únicamente se movía un viejo ventilador de techo y crepitaba una relajante fogata, gustaba de meditar en ambientes oscuros, silenciosos y libres de tanta tecnología, aunque esta vez simplemente se encerró ahí porque no quería nadie en la agencia descubriera que había roto su racha de 4 meses sin beber alcohol.

—Tú eres el único que me escucha de verdad, Cacty—le decía Hass a su cactáceo.

Tenía problemas bastante suculentos que atender, luego del atentado que sufrieron junto a Tony el día anterior las sospechas sobre su verdadera identidad se habían disparado por los cielos, no pasaría mucho antes de que la gente comenzara a sospechar que era un espía, ¡Había sido descuidado al arriesgarlo todo por ese chico!

¡Pero ya estaba hecho! Ahora entendía que solo debía concentrarse en ver como cubriría sus rastros y como usaría a Tony para destruir la mafia LIGHTER. Ahora el joven se hallaba protegido en SUITE bajo vigilancia por lo que estaba un poco más tranquilo, sin embargo, bien sabía que incluso ahí había ratas compradas por la mafia.

—¿¡Por qué me puse la soga al cuello por ese tonto!? —le volvió a decir al cactus—¿Verdad que fui estúpido? Sabía que dirías eso…

De pronto, un extraño crujido desvió su atención de sus pensamientos. Divisó una silueta de pie en la puerta de su oficina. Semejante a una armadura gris de más de dos metros, con una espalda ancha y una bandana atada a la frente. Sus ojos parecían escondidos detrás de un par de hendiduras fruncidas de metal y su boca era apenas reconocible.



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En el texto hay: aventura, mercenario, magia acción

Editado: 11.05.2023

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