Capítulo 4

—Firme aquí—gruñó la asistenta social de la sede terrestre de la prisión lunar. Frente suyo se paraba un indefenso chico de 15 años, delgaducho y de tes morena. Este firmó con la mano temblándole, más que una firma apenas pudo hacer un garabato— Muy bien señor Tony Ginger, eso es todo, aquí tiene su paquete.

La mujer le hizo entrega oficial de una especie de cuna portátil. Dentro un bebé con apenas 6 meses de nacido que observaba alrededor con unos ojos enormes llenos de curiosidad.

—Pero yo… ¿Qué voy a hacer con el niño? Ni siquiera soy mayor de edad—se excusó el adolescente Tony mirando de reojo la cuna—ni siquiera suficiente dinero.

—Mira chico, ese ya no es nuestro problema, tu eres su único familiar en el planeta y hasta que tu madre cumpla su condena en la luna tendrás que hacer el esfuerzo. Ella fue herida durante el parto así que no puede cuidar de él.

—Más bien fue abusada…—refunfuñó el adolescente.

—Como sea, el periodo de lactancia acabó así que en la cuna hay una lista de alimentos que puede ingerir. Y ahora si me disculpas tengo otros pedidos que entregar

Y así, de la noche a la mañana fue como Tony se encontró en plena calle con su hermanito menor sin la menor idea que comerían ambos aquella noche. Alzó la vista al cielo y vio la luna llena, no pudo evitar pensar en que cosas horribles debían estar pasando allá arriba. Estuvo apunto de verse invadido por la impotencia, pero algo cambió, ver la cara de su hermano sonriéndole lo refrescaron.

—Bien amiguito, desde ahora seremos los dos contra el mundo— dijo sacándolo de la cuna y cargándolo por primera vez en sus brazos.

Seis años después de esa noche, Tony despedía a Yan en la puerta de su escuela agitando su mano cual abanico. Apenas el niño estuvo lo suficientemente lejos la sonrisa del hermano mayor se desvaneció hasta acabar con el rostro derretido.

Acababa de escapar de la torre SUITE y la vigilancia de Taylor para poder ir a dejar a su hermano al colegio, entendía muy bien que debía mantenerse a salvo de la mafia por un tiempo, pero luego de enterarse de que su hermano había sido golpeado de nuevo por sus compañeros de clase no tuvo dudas en escabullirse de la vigilancia e ir a hablar con el director en persona. Aunque eso significara poner su vida en riesgo.

—Yan no pasará por las mismas burlas y golpizas que yo tuve que pasar—se decía a sí mismo mientras caminaba hacia la oficina del director—tiene a su hermano mayor para defenderlo, ¿pero será que lo he descuidado demasiado? Si tan solo tuviera más dinero no lo andarían marginando. ¿Fue buena idea inscribirlo en una escuela tan cara?

A pesar de tener que hacer malabares para pagar las cuentas de fin de mes Tony logró inscribirlo en la prestigiosa escuela por la cual ahora caminaba. Luego de casi diez minutos de caminata llegó hasta la sala de reuniones privada del consejo estudiantil, habitación que olía a antiguo y era coloreada por innumerables libros que parecían dar la sensación de un arcoíris, pero al mismo tiempo oscurecidos por la penumbra del nublado día, ahí estaban el director de la institución en un extremo de la habitación cual jueza y los 4 padres miembros del comité de ética estudiantil quienes lo observaban con miradas fulminantes como si lo hubieran estado esperando.

De entre los presentes logró reconocer a alguien, una de las madres, quien era la administradora del hospital donde se hallaba recuperándose su abuela.

—Disculpen la molestia, soy Tony Ginger, hermano de Yan. Quería hablar sobre…

—Sabemos quién es, señor Ginger, es realmente un descarado—lo acusó ella sin siquiera darle los buenos días.

—¿¡Perdón!? —fingió hacerse el ofendido.

El proyector se encendió e iluminó una pared blanca, en ella se veía su tarjeta de identificación. ¡Su registro penal rebosaba de párrafos! ¡tenía cargos que podrían mandarlo a la prisión lunar de por vida! ¿Qué mierda? ¡Pero si hasta esa mañana estaba casi vacío! ¿Y qué era eso…? ¡¡¡Todas sus cuentas bancarias estaban congeladas!!!

Tony no pudo reaccionar, sabía lo que estaba sucediendo, LIGHTER trataba de hundirlo con delitos falsos. Fue en ese momento cuando comprendió el verdadero alcance de la mafia, la policía y los bancos estaban a su merced.

—Yo admiraba bastante a su abuela. Siempre habla de lo maravilloso que es su nieto mayor, hasta esta mañana le creía, sin embargo, ya veo lo que es… un mentiroso narcotraficante. Ahora comprendo como logró pagar las deudas del hospital de un día para otro—tronó la mujer con un gesto de satisfacción vomitivo— usted y hermano ya no son bienvenidos, no queremos ratas delincuentes en esta institución.

—¡Eso es mentira! ¡Es una trampa! ¡Esta mañana no tenía nada de eso, lo juro! ¡Una mafia hizo esto! ¡Sí! ¡LIGHTER, ellos están tratando de hundirme!

—¡No sea sínico y deje de inventar cuentos! ¡Los registros policiales fueron ingresados hace meses! Lo cual significa que de seguro falsificó sus papeles cuando inscribió a su hermano en nuestra escuela. ¡Y encima el niño lo sabía y apoyó su mentira! Claro, teniendo esa clase madre quien esperaría algo bueno de…

—¡No sabe nada de mi madre, nada en absoluto! — se defendió Tony. Aquella reacción solo provocó que lo miraran como un salvaje. Andaba mordiéndose la lengua por no decir una estupidez, el único que se vería afectado por sus acciones sería Yan.

De pronto, se derrumbó con la frente en el suelo en una suerte de reverencia exagerada. Solo le quedaba una cosa, echarse la culpa, quizá así podría liberar a Yan y no arrastrarlo consigo.

—Les juro por mi abuela, lo más sagrado que tengo, que yo solo mentí porque quería ver a Yan feliz… ¡Sí! Falsifiqué los documentos e hice todas esas cosas porque no quiero que él sea como yo. Quiero que siga estudiando aquí porque eso lo convertirá en una mejor persona que yo, más listo, más honorable y más rico… solo eso quiero… no me importa lo que me suceda, háganme lo que quieran, ¡Pero juro que él solo es una víctima de mis malas decisiones! Déjenlo seguir estudiando aquí.