Capítulo 5

—Por favor joven Taylor, por favor se lo suplico, ¡Debe detenerla, está fuera de control!

—¿Que... quien... como... de que hablas? A ver hombre, respira y vocaliza—se espantó un joven detective al ver como un hombre sudando a más no poder lo sujetaba fuerte de los hombros y lo zarandeaba con desesperación, como si su vida dependiera de eso.

—¡¡¡La líder, la señorita Ayla se volvió loca!!! ¡Acaba de asesinar a todo un pelotón de los nuestros de la nada!

El joven Hass rio inocentemente, le parecía una broma de mal gusto, ¿en qué cabeza cabría que su dulce y protectora hermanita haría tal cosa? Sin embargo, su expresión risueña se iría desdibujando al ver como al sujeto no le hacía ninguna gracia.

— Espera, ¿¡Es enserio!?— tronó Taylor quitándose las sábanas de encima.

Dieciocho años tenía Taylor el día recibió aquella noticia, habían pasado 5 años desde que él junto a Ayla fundaron LIGHTER, la cual comenzó siendo solo un negocio de "hacemos de todo" en donde cualquier persona con dinero podía contratar los servicios de los hermanos para lo que sea, desde recuperar objetos robados en subastas hasta investigaciones por infidelidades amorosas.

Pero años después de su fundación LIGHTER ya era una mafia posicionada en el bajo mundo, de ser solo dos pasaron a ser 70 personas trabajando, todas dirigidas con maestría por Ayla, a quien todos llamaban “mi líder”.

Uno de los miembros más fieles de la mafia era justamente aquel hombre que suplicaba por ayuda, el mayordomo quien rara vez se tomaba las cosas a broma.

—Joven Taylor, la señorita me prohibió que entrara en esta habitación, pero estoy poniendo mi cuello en peligro porque usted es la única persona que ella escuchará, debe acompañarme— el mayordomo lo tomó del brazo y jaló con fuerza, Taylor se dejó llevar mientras intentaba imaginar que le estaba pasando a su querida hermana.

Hacía dos días que ella lo había encerrado en aquella habitación llena de comodidades casi suplicándole que no saliera. ¿Acaso quería esconderle algo? ¿O quizá protegerlo? Como sea, se estaba comportando muy raro y él debía averiguar la verdad.

— ¡Solo la líder haría cortes tan precisos! — exclamó el mayordomo mostrándole un almacén lleno de cuerpos, todos miembros de LIGHTER, camaradas y amigos suyos.

La mandíbula le colgaba, sin dudas lo había hecho Ayla. Todos los cadáveres tenían huecos en el pecho, se habían robado sus corazones. Ni siquiera pudo procesarlo antes de que lo volvieran a jalar...

— Ella salió hace un par de horas y se llevó consigo los corazones, ni siquiera se cambió de ropa, debe estar cometiendo otra masacre, ¡debemos ir a detenerla! — ambos entraron en un auto hasta llegar a una mansión bastante antigua y polvorienta. La conocía bien, era su antiguo hogar, la casa donde se había criado junto a ella. Entraron como pudieron rompiendo un cristal, una línea de sangre los guio hasta la habitación más lejana, lugar en donde la memoria del detective comenzaba a volverse borrosa... no porque le fallara la memoria, sino por la censura que su cerebro le puso a aquellas imágenes a modo de defensa.

El piso estaba manchado, su recuerdo era difuso, pero claramente eran órganos humanos, olían horrible, casi vomita del asco, pero lo que vio frente suyo fue peor aún.

El abrigo azul de Ayla estaba manchado en rojo, su cabello blanco se había contaminado con suciedad y miraba fijamente a un hombre con el pecho abierto sentado en una silla. Su mirada muerta era inconfundible...

—¡Papá! ¡Papá, papá! Ayla... ¿¡Que mierda has hecho!? ¡No ves que nuestro...!

Ella se movió rápido y le disparó al mayordomo, quien se desplomó cual saco de carne. Volteó a verlo, intentaba emular su dulce sonrisa de siempre. Pero su grotesca apariencia solo hizo asustarse más a su hermano.

—¡Lo… lo mataste! — se estremeció el hermano menor al salpicarle un líquido.

—No deberías haber visto eso...—murmuró ella, su voz era temblorosa, como si hubiera estado llorando— vete Hassy, por favor...

Había otro hombre herido en el suelo, ¡seguía vivo! ¡El novio de Ayla! ¿¡Sería capaz de matarlo a sangre fría!? Nadie sería tan perverso, ¡Y menos ella! Alzó su arma, estuvo a punto de ejecutarlo, pero con un grito de guerra Taylor se interpuso, sus espadas luminosas chocaron y se quedaron atascadas.

—Hassy, te lo estoy pidiendo por favor, hazte a un lado.

—¡No! ¡Tú tienes que hacerte a un lado, hombre! —el hermano menor la pateo en el estómago y la hizo apartarse. Ella no lucía con ninguna intención de herirlo, pero firmemente decidida a continuar con sus matanzas— ¡Dime que está pasando por favor! ¿Qué te hizo matar a papá?, era nuestro padre y ahora... él está...

— ¡Era necesario, Hassy! ¡Solo hay esta manera! — rugió ella acercándose con más decisión — Mi prioridad eres tú, por favor, déjame salvarte... ¡solo quiero salvarte!

¿Salvarlo? ¿Salvarlo de qué o quién? ¿Era necesario arrasar con todos sus compañeros para eso, no había otra manera? El adolescente suplicó y chilló todo lo que pudo, pero ella no daría su brazo a torcer, con un empujón lo apartó del camino, alzó su espada dispuesta a decapitar a su presa hasta que…

¡La espada carmesí de Taylor atravesó su espalda! A partir de ese punto sus recuerdos se volvían aún más difusos, apenas y podía verla levantarse con una mirada furiosa hacia él… lo que recordaba después solo eran una serie de “flashes” aislados del combate que ambos disputaron, aún podía oler el hedor del lugar, escuchar cada grito y choque de espada…

Sus memorias se reanudaban viéndose a sí mismo corriendo por la casa, estaba mareado y había perdido su brazo derecho, el cual aún podía ver tirado tras suyo. Tenía mechones blancos en el cuerpo… pidió ayuda y suplicó que lo rescataran… que lo sacaran de aquel infierno donde con sus manos acababa de matar a su única familia. ¿Quién tuvo la culpa? ¿Hizo lo correcto al detenerla? ¿Era un traidor? ¿Un malagradecido? ¿Y si en realidad… él era quien estaba mal?