Elon caminaba apresurado casi saltando con largas zancadas, le había parecido escuchar un sonido que hacía retorcerse sus circuitos, no podía soportar que siguiera así, se abalanzó sobre la puerta del despacho de None echando abajo la puerta de una patada y escaneó el ambiente. El lugar estaba hecho un caos, el escritorio volcado, los libros regados por el suelo y el estante con las bolsas de papitas partido en dos como si una cuchilla filosa lo hubiera fileteado. En el fondo del despacho una televisión rota con un impacto en el centro parecía haber estado reproduciendo una película, None estaba parado frente a la pantalla con la cabeza gacha y su puño ensangrentado, o quizá debería decirse, su garra…
De su antebrazo derecho había surgido una especie de cuchilla curveada que desgarró su piel desde dentro, se extendía desde el codo hasta poco más allá de su puño. Elon guardó silencio, siempre era su costumbre esperar a que su amo dijera la primera palabra, aunque su algoritmo de predicción ya intuía la razón del alboroto.
— Olvidé que esa cosa aún estaba dentro de mi —murmuró el interrogador sacudiendo su mano por el dolor y volviendo a retraer el arma metálica dentro de su extremidad— Imagino que te enteraste… que papá sigue vivo.
—Elon está enterado, nuestro espía en LIGHTER me lo dijo—respondió el asistente robótico— Aun así, Elon percibe que el amo None está más afectado por la película que por la noticia, ¿Alguna experiencia cinematográfica nueva que lo haya puesto así?
—La misma de siempre—contestó fulminante—solo que esta vez fue tan…
El Marvin conocía a su amo talvez mejor que él mismo, estuvo presente desde las épocas en que el peliblanco era un niño inocente y sentimental, sí, sentimental. El None del presente era absolutamente el polo opuesto a su verdadero ser, la única persona con la cual manifestaba su real yo era con el droide y de vez en cuando al ver esa dichosa película. Una de dibujos animados con animales parlantes, recordaba como el padre de None un día lo llevó al cine a verla cuando se estrenó hacía años, era una trama normal e infantil, excepto por el final, donde el protagonista descubría que su padre en realidad lo había adoptado, a pesar de todo, el protagonista decidía no separarse de él y más bien darle un fuerte abrazo.
Era esa escena la que solía desconfigurarlo, veía como en sus ojos emanaba una sensación de pena y furia. Su reacción normal era apagar el televisor y encerrarse por algunas horas, pero esta vez sus instintos más primitivos se apoderaron de él.
—¿Qué hago para olvidarme de él? —preguntó None con una voz asfixiada, genuinamente estaba buscando respuestas en un ser no viviente.
—Elon no cree tener una respuesta sólida a su pregunta, normalmente enterarse de que su progenitor está vivo debería ser motivo de alegría…
—Ese sujeto es el principal causante de que me haya convertido en esto —bufó None apuntándose a sí mismo con desprecio— Lo odio… pero…
—Pero es la única persona a quien le importaba complacer—complementó Elon.
El capitán Hades, el padre de None, podría no compartir sus característicos ojos, pero sí la sangre. Elon sabía lo ruin y despiadado que había sido ese tipo con el pequeño None, prefería no rebobinar su banco de memoria a esos tiempos cuando vivían junto a Hades y Temmerman, pero ese doloroso implante cibernético de su brazo era solo una de tantas, un implante que el detective había mantenido ya dos años oculto, pero ahora volvía a emerger de su cuerpo como señal del poco autocontrol que le quedaba.
None era de los seres más expresivos que Elon había conocido, esa aparente apatía y frialdad que mostraba hacia los demás no era otra cosa que consecuencia de su crianza. Las pocas personas que alguna vez se interesaron en él lo habían hecho solo por aprovechar el SIX manipulador que este tenía, el pequeño None jamás fue visto por nadie como un ser individual, solo como un recipiente destinado a complacer a los demás… si hablaba de más, le correspondía un castigo, si expresaba siquiera un ápice de lo que deseaba en realidad pues ahí le caía un golpe, si mostraba pena, angustia, enojo o incomodidad sería al instante penado.
Permanecer en silencio le traía la aprobación de quienes lo rodeaban e incluso así, siempre preferían a otros por sobre él, nuevamente, Temmerman era el preferido.
None era una mentira, todo su ser estaba construido sobre falsedad, solo era un reflejo complaciente de deseos ajenos, un niño atrapado en el cuerpo de un adulto que todo lo que deseaba era la aprobación de su viejo… el único propósito que None percibía en su vida era el propósito de alguien más. ¿En qué lugar horrible pudo haberse criado?
La respuesta era simple, None no era un caso especial, su vida y personalidad era el común denominador de cualquier niño que tenía la desgracia de pasar la infancia en el seno de LIGHTER. Sí, None conocía a la mafia a la perfección pues se había criado allí.
—Él nunca fue un hombre malo, LIGHTER lo corrompió, no fue su culpa tratarme así, es lógico que prefiriera a Temmerman, era más fuerte que yo y lo único que quería papá era un hijo fuerte que pudiera derrotar a la líder y dominar LIGHTER. Estar tan cerca de perderlo me está haciendo reconsiderar las cosas, debo actuar. Ahora tengo otra oportunidad, solo que… no sé si deba tomarla, ¿Y si me vuelve a rechazar?
—Es su decisión, amo. ¿Qué le nace hacer?
El peliblanco no supo que contestar, tuvo uno de sus trances de silencio, incluso a sus 25 años jamás había tenido una ambición propia por la cual luchar simplemente porque nunca tuvo la oportunidad de ver el mundo real, era la perfecta definición de una hoja en blanco, toda su vida encerrado y cuando por fin huyó de LIGHTER y fue libre no supo qué hacer con su vida, decidió seguir encerrado en aquel triste despacho cuidando de su padre a la distancia. No le nacía hacer nada…