Torikago San -La historia de un asesino-

Capítulo 4 -¿Otro nuevo asesino?-

Cuando el detective y Shin se acercaban al departamento de policías rápidamente se percataron de que toda esa calle se encontraba cerrada, por lo que decidieron entrar por la parte trasera del departamento. Cuando por fin lograron encontrar al jefe esté extremadamente alterado les dijo:

— ¡Es Torikago San!, ¡Si no hacemos algo nos matara!

—Dudo que sea Torikago San... —contestó el detective mientras miraba a través de las persianas de la oficina del jefe.

— ¡¿Entonces quién es?! —preguntó el jefe exaltado.

—Un nuevo asesino posiblemente... Esta no es una forma de actuar de Torikago San, dudo que él se atreva a dejar de lado su elegancia solo por matar personas inocentes y con un arma de fuego, además de hacerlo a plena luz del día... —contestó el detective mientras seguía analizando el exterior minuciosamente.

— ¿Y cómo sabe usted que no ha dejado eso de lado? —preguntó Shin cuestionando a el detective.

—Por qué dudo que haya preferido dejar de lado su sofisticada forma de matar solo por causar caos a lo idiota... —contestó el detective mientras seguía en lo suyo.

— ¿Y qué haremos ahora? —preguntó el jefe nervioso.

—Investigaremos y trataremos de llegar al fondo de todo esto... Eso es lo principal... —contestó el detective alejándose de la ventana.

— ¡Hagan lo que tengan que hacer, pero háganlo ya! —dijo el jefe molestó.

—Está bien... — contestó el detective y salió de la oficina junto a Shin.

Antes de salir del departamento de policías el detective se acercó a la secretaria y apenado preguntó:

— ¿Te encuentras ocupada?

—Ahora que usted ha llegado no, ¿por qué la pregunta? –preguntó la secretaria confundida.

—Esté... Solo me gustaría saber si podrías cuidar a Jin mientras investigamos un poco, no he podido hallar a nadie de confianza que la cuide, solo será esta vez, te juro que no te molestara mucho... —contestó el detective.

— ¡Claro!, no hay problema señor. –exclamó la secretaria para después sonreír levemente.

—En un rato regresare pequeña, le haces caso en todo a la Señorita por favor... —dijo el detective para después dar un cálido beso a su hija en la frente.

— ¡Esta bien papá! –exclamó la niña para después abrazar a su padre.

Una vez se encontraban fuera del departamento de policías el detective encendió un cigarrillo y con una voz pesada preguntó:

— ¿Realmente confías en Akaibara?

—Claro señor, a pesar de todo lo que ha pasado él es un chico muy amable, literalmente él es prácticamente mi hermano... —contestó Shin mientras un leve sonrisa se formaba en su rostro.

—Bueno, es hora de que vayamos a investigar... —dijo el detective y se dio media vuelta.

Cuando llegaron a la entrada del departamento de policías Shin se percató de una oficial la cual trataba de tranquilizar a un niño de unos 3 años aproximadamente el cuál lloraba fuertemente, siendo que a Shin le encantaban los niños decidió acercarse a este para tratar de tranquilizarlo, mientras Shin lo tomaba en brazos le decía que se tranquilizara, sin mucho éxito preocupado Shin preguntó:

— ¿Qué es lo que le pasa a este niño?

—Su madre es aquella mujer que se encuentra allá... —contestó la oficial desanimadamente.

Shin no pudo decir nada, sus ojos se comenzaron a cristalizar un poco... Simplemente le dio el niño a la oficial y se alejó del alboroto, se recargo en la pared de un callejón para después recargar su rostro en sus rodillas y comenzar a llorar. Unos minutos después llegó el detective y con una voz amable y tranquilizadora dijo:

—No sé realmente que es lo que te pase, pero si es por lo del niño créeme que no ganaras nada llorando como magdalena...

—Lo sé, pero no sabe el coraje y la melancolía que escuchar aquellas palabras de la boca de la oficial me causaron... Me siento como un inútil que jamás será capaz de evitar cosas como estas, pero sabe, no me importa nada... ¡Me encargara de hallar al culpable! —dijo Shin para después levantarse, secar sus lágrimas y formar una sonrisa en su rostro.

Cuando el detective vio la forma en la que Shin acaba de actuar sonrió levemente y se dio media vuelta para después dirigirse a seguir investigando.

Las horas pasaron, ambos se encontraban muy cansados por lo que decidieron y a un café, no sin antes pasar por la pequeña del detective; una vez que ya les habían entregado sus pedidos el detective volteo a ver hacia la calle y preguntó:

— ¿Cuál es la razón detrás de que hayas querido ser un oficial?

—Cuando yo tenía 7 años mi madre fue abusa sexualmente y asesinada por un asaltante, nunca olvidaré la reacción de mi padre al enterarse de aquella noticia, yo lloré y no paré de hacerlo, eso fue algo que marcó nuestra vida... Mi padre trabajó como mayordomo para la familia de Akaibara desde mucho antes que yo naciera, ellos siempre fueron muy amables con sus trabajadores y aún más con nosotros después de la muerte de mamá. Yo siempre fui muy unido con Akaibara y al igual con su hermano pequeño...— Shin paró de hablar de golpe— sabe creo que es mejor que no hablemos más de esto, todo lo demás tiene que ver fuertemente con Akaibara, lo mejor que sería dejar las cosas así... —dijo Shin y sonrío nerviosamente.




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