Torikago San -La historia de un asesino-

Capítulo 7 -Desconfianza-

Eran las 9:00 am, el detective y Shin se encontraban en su oficina viendo los documentos y evidencias recolectadas sobre Torikago San estos últimos días, todo se encontraba perfectamente hasta que Shin comenzó a pensar acerca de lo que el detective le había contado en la cafetería, Shin no dudaba del hecho de si era real o no, si no de que tal vez aún no conocía del todo bien al detective, ¿Y si él era Torikago San?, ¿Y si después de la muerte de su hija juró que acabaría con todos los criminales de Japón?, ¿Y si él sólo aceptó el caso para evitar ser atrapado?

Mientras tanto el detective se encontraba leyendo las observaciones hasta que sintió la "despistada" mirada de Shin, este volteó a verlo y mientras encendía un cigarrillo preguntó:

— ¿Qué te pasa chico?, ¿por qué me miras de esa manera?

Shin se exaltó en el momento que escucho al detective y un tanto nervioso contestó:

—No, nada señor... Simplemente lo noto extraño...

—No mientas chico, yo puedo saber lo que piensas con tan solo ver tu comportamiento... –exclamó el detective y se levantó de su asiento.

— ¿Bueno y qué es lo que pienso señor? –preguntó Shin con la voz temblorosa.

—Estas desconfiando de mí, ¿o me equivoco? –preguntó el detective mientras abría las persianas para que pudiera entrar la luz.

Shin se quedó viendo la mesa, no supo qué contestar, se sentía en peligro a pesar de que el detective no pareciera querer hacerle algo, sentía como sí el detective hubiera escuchado sus pensamientos... Su respiración comenzó a agitarse y sin darse cuenta comenzó a sudar un poco; el detective se dio cuenta de esto, él solo se sentó frente a Shin justo como hace unos minutos, lo miró fijamente , comenzó a reír y entre risas dijo:

— ¡Realmente eres un chico de mente débil!, no fue necesario que me esforzara demasiado para darme cuenta de lo que pensabas, deberías de practicar en eso... Por tu comportamiento podrías poner en riesgo algunos de tus trabajos y desde hace días me he dado cuenta que no es como que te sea un tipo de confianza y lo comprendo, me parece bien que nunca descartes a ni una sola persona como sospechosa, ¿eso te lo ha enseñado Ayuzawa?

—Creo que sí... A decir verdad a veces pienso que él está mucho más capacitado que yo para este trabajo, pero nunca fui capaz de convencerlo... –contestó Shin aliviado y lanzó un pequeño suspiro.

—Bueno, pero... ¿Sabes cuál es la razón de que Akaibara sea así?— preguntó el detective mientras apagaba su cigarrillo.

—Si lo sé señor, pero como ya le dije no es algo que yo pueda contarle, es él quien tiene que hacerlo... –contestó Shin para después ir por un par de cafés.

Una vez ya en soledad el detective comenzó a pensar en lo extraño que era Akaibara y Shin, ambos polos tan opuestos pero con un cariño tan inmenso uno por otro... Realmente debieron pasar muchas cosas juntos para apreciarse tanto, pensaba el detective en la espera de Shin y su café, pero en ese momento el celular del detective comenzó a sonar, este se quedó un tanto extrañado, pero aun así contestó y preguntó:

—Buenos días, ¿con quién hablo?

—Buenos días señor Sasaki, soy yo, Ayuzawa Akaibara... –exclamó amablemente —. Disculpe las molestias pero necesito hablar sobre algunas cosas con ambos, pero Shin no contesta y él hace poco me dio su número.

—Oh ya veo, es que su celular se ha quedado sin batería, él fue a la cafetería de enfrente, pero enseguida vamos para allá... –contestó el detective mientras limpiaba un poco la oficina.

—Está bien, aquí los espero... –dijo Akaibara y colgó.

Una vez guardo las cosas importantes el detective paso por Shin y fueron directo a la casa de Akaibara. Cuando llegaron Akaibara iba a ponerse a preparar té como siempre, pero Shin dijo:

—No te preocupes Akaibara Kun, nosotros traemos café y también te trajimos uno...

—Está bien, gracias por el detalle, la verdad creo que si me hace falta uno... –contestó Akaibara amablemente y aceptó el café.

Los tres iban hacia la sala cuando Akaibara se detuvo de golpe y preguntó:

— ¿No les gustaría mejor ir al invernadero?, es un lugar mucho más agradable, fresco y con una vista más linda...

— ¡Me parece perfecto Akaibara Kun! –contestó Shin alegremente.

Ambos fueron hacia este pero al entrar ahí se encontraba un chico aparentemente entre unos 14 o 16 años de edad, esté se encontraba pintado en la mesa más alejada de la puerta con los auriculares

puestos, cuando se percató de la presencia de ellos rápidamente comenzó a juntar sus cosas para rápidamente irse de ahí; sin embargo cuando estaba a punto de salir Akaibara un tanto molesto, pero manteniendo su tono amable dijo:

—Ven acá, no seas mal educado...

El chico con una expresión de molestia regreso y tímidamente dijo:




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