Torikago San -La historia de un asesino-

Capítulo 9 -Distanciamiento-

Nuestro detective fue la única autoridad que se percató de la presencia de La Rosa y lo siguió, este corría sin parar ni un segundo... Aunque lo hizo cuando llegaron a un puente, el detective le ordenó que se entregará que no había manera de que el ganará esta vez, era morir o entregarse.

Pero ¡oh sorpresa! El asesino terminó tirándose de un puente, no sin antes decir....

—Jamás me atraparan inútiles...

Segundos después Shin llegó corriendo, el detective se estaba maldiciendo así mismo por no haber sido capaz de atrapar a La rosa, sin embargo cuando noto la presencia de Shin guardo completo silencio, este extrañado y un tanto molestó preguntó:

— ¿Y la rosa?

—Decidió que lo mejor era morir ahogado... –murmuró el detective.

— ¿Por qué no fue tras él? –preguntó Shin mientras se observaba el agua.

—Seguramente no habría aguantado la caída –exclamó —.Ya me estoy haciendo viejo Shin, por lo que no estoy en las mejores condiciones, sin embargo si hubieras estado más atento desde el inició seguramente tu fueras el héroe en estos momentos...

—¿Por qué me trata como un inútil que no sabe hacer su trabajo? –preguntó Shin molestó.

—No lo hago, simplemente es un crítica objetiva niño... –contestó el detective —. Sin embargo ya tengo que irme, mi hija esta con la niñera y ya es un tanto tarde, seguramente ella está cansada...

— ¿Logró dispararle? –preguntó Shin rápidamente.

—Sí, 6 veces... –contestó el detective y después se marchó.

Shin se quedó ahí por un momento, hasta que recordó que debía acompañar a la banda hasta un lugar seguro, cuando regreso los 3 cuerpos ya habían sido recogidos, la única persona ahí era Usagi y él, Shin le explico que los llevaría a casa solo por esa noche, sin embargo Usagi apenado rápidamente contestó:

—No tienes de que preocuparte, yo sé que ese era el trato para hacer todo esto, sin embargo me hubiera gustado que La rosa me asesinara de una vez por todas...

— ¿Por qué lo dice? –preguntó Shin para después sentarse a su lado.

—Soy un monstruo... –murmuró tratando de contener las lágrimas —. 3 personas inocentes más han muerto por mi culpa...

—Se necesitaba hacer para detener a La rosa... –contestó Shin.

— ¡¿Para qué?! –preguntó Usagi molestó —. ¿Para qué al final no lograran hacer nada igual que siempre?

— ¡¿Usted cree que es fácil atrapar un asesino?! –preguntó Shin arto.

— ¡Sí!, si lo es... –exclamó Usagi —. Incluso yo hubiera podido hacer algo mejor si me lo hubieran permitido...

—Sabe, está bien, váyase solo –murmuró Shin —. Al fin y al cabo ya se hizo lo que se tenía que hacer, ya da igual lo que pase con usted...

—Ya veo... —murmuró Usagi entre dientes —. Al final usted es igual de mierda que el resto...

Shin molestó salió de aquel lugar lo más rápido que pudo, sin embargo no podía tranquilizarse después de haber hablado con Usagi; por alguna razón además de molestarle le había dolido lo que aquel chico le había dicho... Shin decidió llegar a comer algo en algún local para después ir a casa de Akaibara y contarle lo acontecido aquel día.

Cuando llegó toco por un par de minutos hasta que Akaibara por fin salió, este se miraba un poco muy diferente a como solía hacerlo, demasiado desarreglado, unas ojeras demasiado notables, ojos rojos y un tanto hinchados como si tuviera mucho rato llorando; Shin preocupado se acercó a él y preguntó:

— ¿Qué te pasa Akaibara Kun?

—Nada –contestó secamente —. ¿A qué vienes Shin?

—Pues quiero contarte sobre qué ha pasado hoy... —contestó Shin rápidamente.

—Ya veo... –murmuró Akaibara —. El detective ya me lo ha contado todo por llamada, puedes marcharte, no es necesario que me digas nada...

— ¿Estás enojado? —preguntó Shin confundido —. ¿Te pasa algo?, ¿estás enfermó?

— Claro que no, solo estoy cansado... Vete por favor y no vengas en estos próximos días, solo quiero dormir —contestó Akaibara para después cerrar la puerta sin decir nada más.

Shin se sentía terrible, primero el detective y Usagi, después Akaibara, ¿quién seguía?, ¿su padre?

Después de haber cerrado la puerta Akaibara se dirigió a darse una ducha, de verdad estaba demasiado cansado y su garganta le dolía demasiado. Una vez entró al baño no pudo evitar sentir extrema relajación al poder embragarse del aroma a limón y el ambiente a frescura del baño, Akaibara realmente necesitaba estar en la mejor condición posible para poder ir a su cita nocturna.




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