Torikago San -La historia de un asesino-

Capítulo 10 -Roto-

—Soy una escoria...

—Claro que no Ayuzawa —negó el detective —. Tú eres un chico muy agradable, trabajas honestamente, tienes mucho sin embargo no te crees superior a nadie, Shin me ha contado muchas cosas sobre ti, así que para mí está más que claro que tú no eres nada de eso...

— ¿Le ha contado algo sobre mis padres? —preguntó Akaibara viéndolo fijamente con los ojos llorosos.

—No, hace tiempo le pregunté sin embargo me dijo que lo mejor era que me enterara de eso cuando tu quisieras contármelo... —respondió el detective confundido.

—Bueno, pues ese momento ha llegado —afirmó Akaibara para después suspirar pesadamente.

Akaibara se levantó de su asiento y se dirigió a cerrar la puerta de la sala con seguro, cerró las pesadas cortinas de manera que apenas algunos rayos de sol entraran, encendió algunas velas aromáticas y después por fin se dispuso a sentarse de nuevo. El detective no comprendía del todo qué demonios acababa de suceder, sin embargo aun así decidió solo guardar silencio y escuchar, Akaibara por otra parte se peinó hacia atrás los mechones que cubrían su partes de su rostro, le dio un sorbo al té y comenzó a relatar:

—Hace muchos años, incluso unos 8 años antes de que comenzara la 3ra Guerra Mundial había una joven de nombre Ayshane, hija del gran Adrik Khrustalnyzh que como usted ya debe estar enterado es el dueño de una de las agencias musicales más importantes de Japón y Rusia. Está después de que finalizo la guerra contra Corea del Norte fue contratada para cantar para los soldados sobrevivientes como agradecimiento por haberle ayudado a su país de origen, Rusia; Durante aquella celebración la joven conoció a un hombres japonés unos cuantos años mayor llamado Ayuzawa Akemi, ambos se sintieron atraídos uno del otro y desde aquella noche comenzaron a salir. Después de 3 años de conocerse Akemi pidió la mano de Ayshane y se casaron durante la primavera del año 1997, otros 3 años después tuvieron a su primer hijo el cual decidieron nombrar Akaibara... —después de haber dicho aquello Akaibara bebió un poco de té y prosiguió —. Aquella familia fue feliz hasta que se llegó el año 2005, como usted ya debe saber, año en que comenzó la 3ra Guerra Mundial. Mi padre se marchó prometiéndole a mi madre que regresaría... Cada que yo cumplía años hacia lo posible para venir a verme, sin embargo era algo que le resultaba demasiado difícil siendo un Mayor, sin embargo siempre hacia todo lo que estaba en sus manos...

Akaibara dejo de narrar por un momento para después salir a preparar más té; durante el tiempo que el detective se quedó a solas no podía dejar de pensar en lo extraño que le parecía que alguien como Ayuzawa se atreviera a contarle algo tan íntimo como eso, sin embargo era algo tan intrigante que había esperado tanto tiempo por saber, que no fue capaz de negarse a escuchar. Akaibara regreso y de nuevo cerró la puerta como lo había hecho antes para después proseguir con su relato:

—El tiempo paso, todos los días salían noticias nuevas acerca de los sucesos en la guerra, mi madre lloraba todas las noches, sin embargo frente a mí siempre mantenía una gran sonrisa. La guerra realmente parecía eterna, aunque siendo honesto 10 años no fue para nada corto, siendo así está por el momento la guerra más larga de la historia, sin embargo los países enemigos ya estaban cediendo, se estimaba que dentro de algunas semanas por fin se rendirían, sin embargo... Aun así el gobierno se empeñó en hacer que lucharan hasta el último segundo... —murmuró Akaibara con odio y tristeza en su mirada —. Mi padre logró venir 3 meses antes de que se diera este "maravilloso" aviso, sin embargo ninguno de nosotros tres sabía que nunca lo veríamos de nuevo jamás... Una mañana antes de que se firmara el tratado de paz de una vez por todas a nuestra casa llegó Hide, un buen amigo desde hace muchos años de mi padre. Esté al vernos a la cara comenzó a llorar, yo no compondrá en aquel tiempo del todo que era lo que estaba pasando, Hideto saco una corbata azul de su bolsillo empapada de sangre... —Akaibara interrumpió por unos segundos se relató para así evitar romperse en llanto —. Era de mi padre... Mi padre la había comprado antes de irse a la guerra pensando en lo hermosos ojos de mi madre; mi madre al verla comenzó a llorar mientras se abrazaba a la corbata, mi madre hace semanas que se había enterado que estaba embarazada para aquel momento, yo seguía sin comprender nada, sin embargo Hideto me puso en el cuello la que alguna vez fue la placa de mi padre —Akaibara la saco de su camisa para mostrársela al detective —. Esta como puede ver tenía el impacto de una bala y aún tenía un poco de sangre seca pegada a las letras, en el momento que me la puse fue cuando comprendí todo y sin saber que hacer me puse a llorar ahí mismo. Por otra parte Hideto se acercó a mi madre y murmurando le dijo: "Akemi me pidió que te entregara el beso que él me dio para ti, querida Ayshane cierra los ojos". Mi madre los cerro obediente y Hideto la beso cálidamente, después de eso solo se marchó y ya no supimos nada más de él. Para usted podrá parecer raro que mi madre lo haya aceptado, sin embargo ella lo sabía y ahora yo también puedo asegurar sin dudarlo que Hide amaba a mi padre, para ser honesto pienso que él decidió suicidarse después de aquello, de verdad era muy unido a mi padre e incluso entre sollozos aún recuerdo como le decía a mi madre que él hubiera dado incluso su vida con tal de que mi padre volviera a salvo...




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