Torikago San -La historia de un asesino-

Capítulo 12 -Mentiras-

Era una mañana fría, el reloj marcaba las 7:05. Había comenzado a llover desde las 4 am y junto a la lluvia se había impregnado un aroma húmedo mezclado con menta en la habitación de Shin, esté no había podido dormir en lo más mínimo pues se encontraba realmente preocupado por Akaibara, ¿Acaso estaba molesto?, ¿Por qué le había mentido sobre que el detective se lo había contado?

De verdad Shin tenía demasiadas ganas de ir en ese mismo momento a la casa de Akaibara, sin embargo seguramente él se encontraba dormido aún. Shin se sentía de mierda en ese momento, desde que conoció a Akaibara hace tantos años habían sido unos amigos muy buenos, al grado que parecían hermanos inseparables, sin embargo a pesar de que Akaibara tratara de mostrarse alegre y sonriente frente a él no era capaz de mentirle por completo a Shin, este sabía que algo estaba mal con Ayuzawa, pero no sabía aún de que se trataba...

Por otra parte Akaibara ya se encontraba despierto bebiendo algo de café en el invernadero, en aquel hermoso escenario ante sus ojos tenia mil ideas de composiciones, así que se dispuso a llamar a los demás miembros de la banda para saber si se encontraban ocupados. Una vez se aseguró de que todos se encontraban disponibles fue directo a darse una ducha para poder reunirse con ellos en su estudio; sin embargo cuando iba de salida se topó con el detective quien traía dos cafés en las manos, Akaibara apenado y nervioso sonrió y exclamó:

—Discúlpeme detective, pero en estos momentos no lo puedo recibir, sin embargo si gusta puede acompañarme...

— ¿A dónde se dirige Ayuzawa? —preguntó el detective con intriga.

—Me reuniré con mi banda para algo del trabajo, sin embargo puede ser una buena oportunidad para presentárselos... —contestó Akaibara tratando de evitar recordar lo de ayer.

—Si no es una molestia me parece bien —exclamó el detective —. Espero y sean tan agradables como usted Ayuzawa...

—Gracias señor...

Después de unos minutos decidiendo en cuál de los dos autos irían prefirieron el del detective. Durante los primeros minutos de camino el auto se encontraba en completo silencio a excepción del ruido del mismo y satisfactorio sonido de las gotas de lluvia cayendo en esté; sin embargo el detective sin previo aviso preguntó:

— ¿Qué es lo que reflejan las cicatrices en tus ojos que no te dejan ver el futuro incluso con la luz?

— ¿Eh? —preguntó Akaibara confundido sobresaltándose un poco.

—Te encuentras enterrado en un paisaje nublado profundamente distorsionado, ahogándote en la profundidad de la oscuridad —murmuró el detective mientras mantenía su mirada fija al frente —. ¿Qué estás buscando?, ¿Qué es lo qué amas?

Akaibara se quedó en silencio sin saber que contestar, sin embargo el detective comenzó a hablar nuevamente; tal parecía que no buscaba realmente una respuesta aún. Así que sin nada más que unos segundos de silencio exclamó:

—Seguramente has pensado "si pudiera recuperar todo eso que perdí"

—Incluso si no estoy herido, mi corazón empieza a doler —murmuró Akaibara —. Quisiera que alguien llegara y matara el futuro que no puedo ver todavía...

—Si eres incapaz de respirar bien en este mundo, solo te ahogaras y lo sabes Ayuzawa... —respondió el detective.

—Algún día, seguramente dentro de muy poco me comenzare a marchitar para después desaparecer... —exclamó Akaibara con una pequeña sonrisa melancólica —. Es por eso que cantó, es por eso que peco, es por eso que decidí proteger lo importante... Al final no podemos vivir sin el inframundo.

—Pero no todo tiene que ser así Ayuzawa... —contestó el detective preocupado.

—No se preocupe, aunque siga viviendo en este sueño interrumpido jamás me daré por vencido hasta que Shin o usted me arresten... —confesó Akaibara.

El detective estaba a punto de hablar, sin embargo ya habían llegado y había un chico que parecía estar esperando a Akaibara afuera con un gran paraguas en la mano, así que prefirió no decir nada más y bajar junto a Akaibara. Una vez el bajito chico se percató de la presencia de Akaibara y el detective fue corriendo hacia ellos para prestarle su paraguas al detective y así el poder ir junto a Akaibara.

Una vez entraron al estudio ahí se encontraban otros 3 chicos sentados en los silloncitos en la espera de Akaibara, estos se sorprendieron demasiado al girarse y ver al detective, así que el más alto de los 3 se levantó y confundido preguntó:

— ¿Qué hace aquí el detective?

—Es necesario que sepa quiénes somos para evitar sospechas, ya quede de acuerdo con él y estoy seguro que no dirá nada acerca de nosotros... —respondió Akaibara con una sonrisa.

—Es un gusto conocerlos... —exclamó el detective amablemente para después hacer una reverencia.

El bajito chico de antes se acercó al detective, era tan tierno... Piel blanca como de porcelana, cabello marrón lacio con tonos dorados y ojos cafés claro. Este con una pequeña sonrisa hizo una reverencia y exclamó:




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