Y aquí estoy otra vez, en la sala del director por sexta vez en este mes.
-¡Señorita Nixter D'Amato! Debe de entender que esta conducta no se va a permitir aquí, que seas princesa no cambia los hechos.
Y ahí vamos otra vez, mi conducta debe de ser impecable porque soy princesa, es que realmente no lo entiendo. Siempre me repiten constantemente como debe comportarme, pero realmente no les hago caso, yo soy como soy y si no les gusta se aguantan, ser princesa no cambia como soy o como seré.
-Señor lo entiendo, pero no tengo culpa de que ese chico se metiera conmigo, debe ser consciente de que me debo defender.
-Señorita D'Amato siento decirle que esta expulsada permanentemente de este centro.
-Mierda -susurre- ¿no hay otra forma de arreglar esto?
-No la decisión esta tomada, se va ahora, por favor recoja sus cosas y vallase de aquí.
-¡Pero no puede hacer eso!
-Si que puedo, de hecho lo estoy haciendo ahora, señorita le pido amablemente que se retire de aquí.
-Metase la amabilidad por donde le quepa ¡eres un estúpido director! - salí dando un portazo.
Esos estúpidos me lo pagarán y todo esto por meterse conmigo.
-Miren si la hija de papá y mamá se marcha, menos mal me tenias hasta las narices con tu presencia-comentó riéndose.
Si ella es una de los que me molestaron, se llama Brithany y es una zorra sin igual, solo es popular porque se tiro a todos los del instituto.
-Menos mal que no voy a verte más, puta barata y plástica. - dije mirándola con burla, ella me estaba fulminando con la mirada. Me gire a mi clase y les dedique esta frase:
-Espero que no me hechen de menos inútiles - les mire con una sonrisa socarróna de lado. Y me fui con la cabeza bien alta.
Al llegar a casa sabía que me iban a castigar como siempre hacen pero ya realmente nada me importa, todos los que estaban conmigo eran falsos, solo estaban conmigo por mi dinero o fama.
Entre por la puerta y mi madre corrio a mi encuentro con rostro serio, así es ella fría como el hielo, no se como papá se enamoró de ella si él era muy cariñoso y afectuoso.
-Vamos a tu cuarto a hablar - dijo ella con un tono enfadado. Ya en el cuarto me dio la riña del siglo y ahora viene el castigo.
-¿Cómo te atreves a comportarte así siendo la princesa de Italia? La gente pensara que eres una mala influencia, con sólo ver tus ropas se asustan.
Ese tema le tiene mi madre mucho aprecio, se preocupa mucho por cómo me visto y es que me visto como una e-girl, me gusta mucho ese rollo pero ella no lo comprende sigue pensando que está fuera de lugar.
-Mamá ya hablamos de esto, me visto como quiera y me da igual lo que la gente piense, soy así y nadie me va a cambiar.
-¡Dios mío! Así nunca te podrás casar con un chico de tu estatus social.
-No quiero casarme con un descerebrado que solo piensa en la riqueza y en su estatus social, me casaré con quien quiera.
-¡Pero eso es una tontería! Nadie te amará realmente solo te querrán por tu condición económica.
-Eso es mi problema, no el tuyo.
-¡Bueno, solo te diré que no lo voy a consentir!
Se quedo mirándome con furia contenida. Y después dijo la frase que determinó mi futuro.
-Irás a un internado, para aprender a comportarte, esta no es una conducta. Si se reían de ti era porque no les agradas.
Mi madre, piensa que debo agradar a todos, ya que seré reina, pero yo pienso que no todos me miraran igual, para unos seré la mejor, y para otros la peor.
-¡Eres consciente de lo que dices!
-Si, te irás mañana mismo.
-¡Pero no puedes hacer eso!
-Ohhh, claro que puedo de hecho ya lo estoy haciendo, no me harás cambiar de opinión. Te vas y punto.