Tormenta

Cumulonimbus

El día avanzó sin mayor problema, en lo que Nara se instalaba en su rueda de hámster de 2x2 metros, se acercaba la hora de la gran presentación, así que Lea y yo fuimos hacia la sala de juntas, Cruela y los representantes del cliente ya nos esperaban. Antes de irnos, le dije a Nara que en cuanto terminara de instalarse podía irse, ya que la reunión seguramente se extendería más allá del horario laboral.

Cruela abrió la sesión presentando al equipo: Lea como la jefa a cargo y yo como su más fiel escudero. Ella, con su actitud tan característica, cada ficha de la presentación la tenía memorizada y lista para responder cada pregunta que le arrojaron.

Los clientes quedaron satisfechos y agradecieron la atención a los detalles que habían pedido en la reunión anterior, Cruela anotó los comentarios finales en su libreta y nos dio una mirada de aprobación mientras le abría las puertas a los clientes para que salieran de la sala de juntas.

- Muy buen trabajo mis gemelos maravilla, son un gran equipo, les encantó la campaña, así que esperemos aún más solicitudes – Nos dijo Cruela con una sonrisa de lado a lado. – Ahora Jim, por lo que veo, te arreglaste un poco, no estoy seguro de que es por lo que estés pasando, pero espero que estés bien, te necesito concentrado y presente ahora que serás líder de proyecto, pero tampoco quiero dejar de lado lo que te está afectando, ¿Ok?, si no puedes con cualquiera de las dos cosas, puedes decirnos a cualquiera de las dos y sabes que estamos para apoyarte. – Jamás había escuchado a Cruela con ese tono casi maternal, esas palabras de apoyo que a veces vienen de las personas de las que menos las esperamos.

“No sabía si me sorprendía más su tono o el hecho de que me importara tanto escucharlo de ella.”

- Si jefa, muchas gracias, la mantendré al tanto de las novedades en el frente. – Le hago un saludo militar para complementar la frase, ella solo se ríe y me toma del hombro como señal de apoyo.

- Ahora ya vayan a descansar chicos, que mañana no será menos pesado que hoy. – Tomó sus cosas y salió por la puerta.

- Bueno Jim, vamos por nuestras cosas y es hora de que vayamos a platicar sobre lo que está pasando, ¿Ok? No puedes seguir reprimiéndolo. – Lea a veces es tan directa cuando sabe que algo está pasando, pero pocas veces se muestra tan interesada al respecto, ¿Acaso notó algo que ni yo mismo he querido ver?

- Si, vamos, pero antes, mi única solicitud es que vayamos a McLarens, ¿Podemos? – la miré haciendo unos ojos de perrito callejero.

- Sigo sin entender por qué te gusta tanto ese lugar, pero considerando lo que pasó hace un año, supongo que tiene un significado especial para ti. – Me dice con una expresión de melancolía en su cara, como si también recordara ese día tanto como yo.

- ¿Qué te puedo decir? Soy un melancólico sin remedio. – sonreí.

Saliendo de la oficina nos sorprendió una lluvia ligera. Casi poético, ¿No?, una brisa y nubes grises que auguran el comienzo de una tormenta.

- ¿Jim?, ¿Todo bien?, en verdad hoy te veo muy disperso amigo. – Me ve con un semblante confundido y preocupado, rara vez la había visto así.

- Si, todo bien, solo que este clima... a veces se siente acogedor, ¿Sabes?, me recuerda a esas tardes en la universidad donde corríamos del salón al comedor para poder tomar una taza de chocolate caliente y hablar de las pequeñeces que nos habían pasado. – Le dije con una mirada hacia el cielo mientras abríamos nuestros paraguas.

Llegamos un poco mojados a nuestro Bar favorito… bueno, al mío, porque ella no toma absolutamente nada, aunque no puedo decir lo mismo de la comida, para ser sincero, me sorprende que una persona tan pequeña tenga el récord de comer más alitas picantes.

- ¿Cómo te fue con la chica nueva? – Me pregunta Lea con una sonrisa y un tono burlón para romper un poco el silencio… aunque solo estaba viendo el menú.

- Definitivamente entiendo porque pasó lo filtros de Jan, tiene una actitud bastante… desafiante, eso me agrada de ella, aunque para ser tan joven, tiene una actitud que habría envidiado tener en mi primea entrevista de trabajo, a parte su estilo es muy parecido al de la Jefa, me parece que tiene potencial, pero ya lo veremos mañana cuando empecemos con la nueva campaña. – Le dije con un tono de emoción. Pero al mismo tiempo de preocupación, al final de cuentas, es la primera vez que seré el encargado de una campaña.

- Es verdad, pero lo harás bien, la verdad Jan me preguntó si estabas listo y te di mi voto de confianza… aunque no esperaba todo lo que pasó hoy. – Me miró con seriedad y preocupación. – Hoy te veías casi igual al año pasado Jim, yo sé que has preferido mantener todo eso solo para ti, pero en realidad jamás me contaste realmente que fue lo que pasó. –

Tenía razón, hace un año Lea me encontró en este Bar, no recuerdo una parte de esa tarde, solo que recién me habían despedido de mi anterior trabajo y estaba deambulando sin rumbo por esta gran ciudad, esta ciudad que se hace más grande y aterradora cuando estás solo, que parece un laberinto cuando lo único que te mantenía ocupado lo pierdes, ese momento donde el único refugio que parece no tener horario ni requisitos es un vaso al final de una barra.

- Es correcto Lea, jamás te he contado realmente todo lo que pasó. – cuesta empezar a decir todo esto sin que se te corte la voz con cada palabra. – Pero creo que es hora de que lo sepas todo. – Le dije mientras llegaban nuestras bebidas a la mesa, interrumpiendo un poco el momento con la interacción con el mesero.




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