168 día antes
A partir de nuestra salida al café, las ideas comenzaron a fluir de manera más natural, como ella dijo, buscando un momento que se sintiera real. Natural. Cotidiano, pero encorazonador. Nosotros vivimos uno.
Ese se volvió el punto central de nuestra campaña, buscar la manera de representar ese sentimiento de calidez de manera sincera, que sí, fuera una campaña exitosa, pero no una campaña vacía,
Mientras anotaba esas ideas en el pizarrón, entrelazando cada una que tuviera sentido, en algún punto ese pizarrón parecía más un intento por resolver un crimen que de encontrar una respuesta para la campaña.
Teníamos un par de ideas muy buenas, pero a Nara aún no le convencía el estilo artístico, se nota que es una persona muy perfeccionista, atenta al detalle. Dedicada.
- ¿No podemos cambiar de marca? – dijo, con cierta desesperación en su tono de voz – No lo sé, algo de esta Década sería bueno, algo que si conozca.
- Tranquila niña – susurré, con cierto temor a que se enojara más – Obviamente no lo íbamos a resolver en un solo día, pero vamos por buen camino.
- No lo sé, sé que las ideas están ahí. El concepto. La ambientación. Pero aún, no doy con la dirección artística... no puedo desaprovechar mi primera oportunidad – se escuchó su voz un poco apagada al final de esa oración, como si dudara de sí misma y eso, de cierta manera, la decepcionara.
- ¿Si sabes que la vida está llena de primeras oportunidades? – tomé su hombro para confortarla un poco. – Obviamente todos queremos aprovechar todas y cada una de esas oportunidades, pero a veces de todas esas primeras oportunidades lo que mejor podemos hacer es aprender de ellas.
- Para ti es fácil decirlo, llevas más tiempo en el mundo que yo.
- Y con más razón te lo digo con seguridad, no te presiones tanto, aún tenemos tiempo para el primer brief con Cruela, es el siguiente lunes.
- Esta bien, pero de todas maneras eso no va a ayudarme a que algo se me ocurra. – respondió refunfuñando.
- Mira, repasemos lo que llevamos hasta ahora. ¿Te parece? – señalé la pizarra, donde ya habíamos llenado de recortes de las campañas de Bonfire, esas que Nara les decía Retro. Había post-it con palabras clave: “Nostalgia”, “Único”, “Tiempo”, “Recuerdo”, “Valioso”.
Teníamos que hacer que esas palabras no solo fueran eso, hacer que cada una de esas palabras tuvieran no solo un significado, sino que también un momento, un recuerdo, algo que pudiéramos trasladar a la campaña y no se sintiera artificial.
- ¡La Librería! – grite, chasqueando los dedos.
- Si Jim, fue una linda cita, ya olvídalo.
- No Nara, no me refería a eso… espera, ¿Una cita? – levanté mi ceja en señal de sorpresa, pero más que nada para molestarla un poco al respecto.
- Ni te ilusiones. – arrojó una mirada tan seria como si estuviera jugando póker y tuviera la mejor mano de la noche.
- Bueno, bueno, ignoremos que lo consideras una cita – la molesté con una mirada burlona.
- Verás, esa biblioteca llena de historias, parece un buen lugar de interés. Un lugar donde el protagonista recuerda que pasaba después de la escuela con su mamá y saliendo, le compraba un helado. Regresa a aquel lugar de grande y pasa por esa misma librería y compra un helado, y al final le sale una sonrisa. El eslogan podría ser “Un sabor que te regresa a ese momento”
- Ahora entiendo porque eres el jefe – arrojó una sonrisa. – Es una buena idea, bueno, al menos ya con ese primer boceto, puedo empezar a plasmar un estilo de arte adecuado.
- Entonces, ¿Tú crees que lo de la librería podría ser el concepto principal? – preguntó Nara, mientras se estiraba sobre la silla como si llevara horas cargando ideas en la espalda.
- Creo que puede ser el punto de partida. No nos clavemos con que sea el único camino, pero si es una buena forma de empezar. Es nostálgico sin forzarlo, y eso es justo lo que queríamos.
Ella asintió. No dijo nada más, solo se quedó viendo la pizarra, como si por fin algo hubiera encajado dentro de su cabeza.
- ¿Quieres un café? – le pregunté.
- Sabes que no tomo café – puso los ojos en blanco en señal de desaprobación. – Sabes que mi bebida debe parecer una poción cuando se pide. – hizo un ademan con su mano como si agitara una barita.
- Tienes razón, pero tristemente estamos en la oficina y aquí no hay baristas, lo mejor que te puedo ofrecer es una bebida con helado que hay en la máquina expendedora.
- ¿Hay de fresa? – se levantó rápidamente de aquel puff que tenemos en la sala creativa.
- ¿Tú qué crees?
- ¡Oye! Sé que a veces parezco una bruja, pero tampoco soy adivina. – sonrió de manera malvada sacando la lengua al final… sí da un poco de miedo a veces.
- Lo tomaré como un “tráeme una”. – caminé hacía el break room, donde estaban las máquinas expendedoras de dulces y bebidas.
Al entrar al break room me encontré con Cruela, preparándose ese té tan raro que huele a “lecturas de tarot”, pero según ella le ayuda a calmarse… no sé si funciona realmente, pero más vale no averiguarlo.