Lia
Yaser convocó a una reunión de emergencia a todos los líderes.
Nos reunimos en una de las salas secretas del edificio; estamos en el mismo en el que están los chicos.
A diferencia de las habitaciones, esta sala tiene una mesa central rodeada de sillas con las insignias de cada ciudad. La habitación está poco iluminada, pero podemos ver.
—Cinco de los veinte equipos que se formaron con los que pasaron la primera parte de la prueba se dieron cuenta de que los observamos —Yaser nos informa— Para sorpresa de todos, el primero equipo fué el dúo menos esperado; Rayo y Tormenta, la mayoría de ustedes se la jugaba por el trío que se formó, o para cualquiera de niveles inferiores.
—No le veo lo malo, ¿Por algo están en la Élite, no? —Pregunta Terri.
—Lo que me preocupa es que la chica que está con Rayo no usa su poder, ¿O acaso no tiene, Lia? —Yaser hace que todos me miren despectivamente.
—Tormenta tiene poder, que ella no lo haya querido usar o descubrir no es de su incumbencia; ella hará lo que sea en el momento necesario, confíen en ella —Observo como Yaser arde mentalmente— Después de todo tenemos cosas más importantes de que hablar; tales como aquellos que no pasaron la primera parte.
—Es cierto, esos grupos se formaron por adolescentes infiltrados; por lo que verán fácilmente cuales no los afecta lo que queda de tiempo, en dos semanas veremos como empiezan a caer los chicos, algunos no caerán; serán los infiltrados—Avisa Terri.
—Nos pidieron que invitaramos chicos que no hubieran estado en la prueba debido a todos los que cayeron; sólo la mitad pasó —Dimitruk, quién sorprendentemente hasta ahora no había abierto la boca acaba de dar su opinión— Por lo que le pedí a Dimitri que incluya a sus otros dos hijos.
—Muchas gracias por eso, temía que más adelante ellos no pudieran entrar por lo menos una vez —Respondió.
—Los chicos creen que realmente terminó todo; cuando realmente no es así —Advierte Terri— No podemos avisarles, al menos sabemos que el riesgo de vida es casi nulo; los que no pasaron tampoco murieron, lo que resulta extraño.
—Según informes anteriores, cada vez que hay un prodigio pasan estas cosas; nadie muere, muchos pasan, todo se desacomoda, en fin; hay que encontrarla y exterminarla —Sentencia el Adalid insoportable.
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Tormenta
—¿Qué crees que estarán haciendo los otros? ¿Crees que hayan llegado los que faltaban? —Pregunta el ojiazul mientras observa lo blanco de las paredes.
—¿Por qué tan preocupado por los otros? —Lo observo fijamente.
—Es simple curiosidad, nada más —Sonríe.
Si no fuera por esa sonrisa que tiene ya lo hubiera acosado hasta saber la verdad.
—No es muy normal que alguien se preocupe por dos grupos, mucho menos preguntar lo mismo toda la noche, ¿Hay alguien ahí en especial que te preocupe? —Me observa nervioso.
—Por más que te diga que no seguirás preguntando, ¿Cierto?
—Exactamente, ahora responde —Exijo.
—No debo decirlo, pero quiénes nos espían de seguro ya lo saben —Su voz se apaga poco a poco— En ambos equipos hay alguien de mi familia —Habla tan bajo que me resulta casi imposible escucharlo, pero lo logro— Por lo que más quieras, no le digas a nadie, porfavor.
—Nadie de aquí sabrá —Le sonrío.
—Jamás pensé que serías tan divertida —Susurra.
—¿A qué te refieres? —Pregunto curiosa.
—El primer día que te ví estabas tan seria, no querías hablar con nadie; apenas fuiste con tu madre y después no te ví más—Comenta.
—Realmente no sabía que era tan seria, digamos que solo me concentraba en como salir antes de ese asunto —Digo entre risas— Yo realmente no te ví hasta el otro día.
—Si que estás en los asteroides —Dice en tono burlón.
—Posiblemente —Se ríe de mis palabras— Entonces, ¿El día que fuiste al cuarto fue a propósito?
Se sonroja con lo que acabo de decir.
—Me temo que sí —Agacha la cabeza— Espero que no te enojes.
—¿Enojarme? Escucha —Me observa curioso— No todos los días aparece un ojiazul con cabellos azules en la puerta de la habitación de una chica —Pasó de estar sonrojado a parecer un tomate en persona— Tal vez si fueras feo si me hubiera enojado —Bromeo.
—Me conformo con que me dijiste lindo —Ríe.
—Te conformas con tan poco —Vuelve a reír.
—Viniendo de una hermosa chica de cabellos negros y ojos plateados, sí, me conformo con poco —Ahora el tomate soy yo.
—¿Qué sentiste cuando te enteraste que te tocaba hacer este ritual extraño? —Pregunta.
—Realmente nada, fué extraño, me enteré un día y prácticamente al otro ya había empezado todo.
—Al menos te enteraste sin poder quejarte —Ríe— Yo me enteré una semana antes y la palabra aterrado es poco.