Tormenta

Capítulo 20

Tormenta

Por estar distraída caminando choco con Rayo, ambos caemos, nos reímos unos largos minutos; se nota que ambos nos buscábamos. Nos quedamos sentados hablando.

2 horas después

—¿Estás segura? —preguntó el ojiazul—. Creo que regresar sería peligroso; no sabemos si los espectros se han ido o no.

—¿Te vas a quedar sentado ahí o irás conmigo a averiguarlo?—me levanto del tronco en el que estaba sentada— ¡Vamos! De seguro ya se fueron.

—Si que eres insistente, enana —se levanta—. Pero en caso de que sigan allí; deberás aceptar que tengo razón, ¿Entendido? —alza una ceja.

—Claro, ahora vamos —lo empujo hacia adelante. 

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Logramos ver la frontera de Delta; hay mucho movimiento. 
Esto no es normal.

—Algo pasó, no es normal tanta concentración en esta parte de la frontera, si en las fronteras norte y este, pero en la frontera sur nunca —advierte el ojiazul.

—¡Chicos! Los estaba buscando —Satu se nos acerca corriendo— Creí que ya habían ido de regreso a Esperanza.

—¿Qué sucedió? —pregunto mientras nos dirigen a una camioneta.

—Creo que expulsarán a alguien de los líderes, por favor suban; el resto ya está en camino.

Nos dirigimos hacia Esperanza, el camino está muy tranquilo.

—En toda la frontera de Delta habían personas saliendo, al parecer el líder a expulsar es muy importante —menciona Rayo— solo espero que no nos complique más las pruebas; la última aún no la hemos hecho.

—La verdad si, ¿crees en algún posible expulsado? —pregunto.

—De mi familia no creo, hablaban de un tal Adalid de nombre Yaser, según mis padres él infringía muchas reglas del acuerdo que se hizo hace cientos de años —comenta.

—Pero un Adalid no tiene tanta importancia como para convocar tanta gente, ¿o si?

—Depende, si es el Adalid de Eternidad, me temo que sí —suspira— mi padre me contó que hace muchos años, cuando él hizo la prueba; había una Adalid en entrenamiento, cuenta que ella era muy buena lider, siempre ayudaba, siempre estaba para lo que la necesitaban.

—¿Y qué le pasó?

—Se desapareció, años más tarde, Nora, la madre de la Adalid; le pidió a Yaser que ocupara su lugar ya que su otra hija no estaba lista para el cargo.

Nora, ese nombre me recuerda a alguien.

A mi abuela.

—¿Estás bien? —me observa con atención.

—Sí, no te preocupes; solo fué que el nombre se me hizo conocido.

No debe saber que Nora es mi abuela.

Cuatro horas después

—Levántate —me dice mientras me sacude el hombro.

—¿Qué pasó? —pregunto aún algo dormida.

—Ya casi llegamos, al parecer hay más gente de la que creíamos —señala la ventana mientras yo intento mirar sin que el brillo de la luz me dañe los ojos.

Hay demasiada gente rodeando la entrada.
El rumor se esparció muy rápido.

—Tardamos más de lo esperado, había mucha gente dirigiéndose hacia aquí, nos frenaron —informa Satu— ustedes dos traten de encontrar el resto del grupo, mientras yo los esperaba ellos salieron con Elay, vayan con ellos; los alcanzaré más tarde.

—Entendido —responde Rayo.

Ambos salimos de la camioneta para mezclarnos entre la multitud.

—Será mejor que nos sujetemos de las manos, así no nos perderemos entre nosotros —sugiere.

No le respondo, simplemente sujeto su mano.

Él comienza a correr, tenía razón; nos hubiéramos mezclado con el resto de no ser que unieramos nuestras manos.

Nos adentramos más y más entre las personas.

Corremos hasta llegar a una zona despoblada; necesitamos pensar.

—Hay demasiada gente, desde el suelo no encontraremos nada —se queja.

—¿Y qué sugieres? —pregunto.

—¿Recuerdas el lápiz extraño? Combinalo con el celular y podrás rastrear la ubicación de alguno de ellos; nos facilitaron las cosas al tenerlos a todos registrados —afirma.

—¿Cómo sabes eso? —pregunto. Cada vez me asombra más.

—Luego te explico, hazlo así no nos perderemos la noticia —exige.

Hago lo que el me dice.

Se crea un mapa de la ciudad en la pantalla.
Hay cinco puntos rojos juntos.
Supongo que son ellos.

—Están del otro lado de la ciudad, más exacto donde se dará la noticia —especifico.

Me toma del brazo y se apresura en correr.

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—Rápido, no hay tiempo —Advierte mientras subimos las escaleras— Están en el cuarto piso.

Subimos.

Llegamos a un pasillo color salmón con muy poca decoración. 
Abrimos la puerta cuatro; es la que nos indica el mapa.

Y allí están, las tres chicas y los dos chicos.




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