Tormenta
La luz blanca de la habitación me ciega, me duele la cabeza y el menor ruido lo hace peor y más doloroso. Rayo está acostado en su cama observando el techo.
—Rayo —digo en voz baja, parece que no me escucha.
Lo llamo varias veces más, no responde. Me levanto de la cama y me acerco a él. Soy como un fantasma, no me ve ni me escucha, está muy concentrado.
—Rayo —alguien golpea la puerta— ¿Estás bien?
La puerta se abre dejando ver a la peliverde de ojos rosas, Trueno creo que era su nombre.
—¿Por qué vienes? —pregunta él, ninguno de los dos parece verme.
—Te comportaste raro toda la noche luego de "eso" —se sienta a su lado— Te conozco mejor que nadie, sé que algo sucede contigo.
—Fue extraño, ¿Sabes? Ninguno de nosotros entendía, pero sé bien que Dimitruk sí, estaba muy calmado —suspira— Ella no ha despertado.
Mira mi cuerpo en la cama, yo también lo veo. En este momento soy solo un fantasma.
Ellos salen de la habitación, yo debo pensar como volver a mi cuerpo antes de que alguien se entere de esto.
—Necesitarás pelear y no rendirte, porque si no la peleas no saldrás del pozo al que caerás —dice una voz detrás de mí, volteo y veo a una mujer de cabello gris— Repítete una y otra vez "La voy a pelear hasta su fin, no dejaré que me llegue a condenar a una vida miserable por dejarme caer" recuerda mis palabras, pronto las necesitarás.
Aquella mujer tiene ojos grises.
—¿Quién eres? —pregunto.
—Soy un fantasma, el fantasma de la guardiana que está en medio de Alba y Aira; mi nombre es Aura, solo vine a decirte eso, serás un fantasma todo el tiempo que quieras, perdóname por haberte dicho todo tan rápido y sin explicación, no cuento con mucho tiempo y solo quería advertirte, cuando quieras volver a tu cuerpo solo recuéstate en él, pero antes mira el mundo como un fantasma, y recuerda; aunque todo esté en tu contra, sigue; eres oscuridad pero no por ello serás mala —dice aquella misteriosa mujer mientras se va desvaneciendo— Si tienes que renacer de tus cenizas, hazlo.
¿Quién es Alba y Aira? ¿Qué quiere decirme con todo esto Aura?
Sacudo mi cabeza, tal vez podría recorrer un poco, ¿no?
¡No! Eso es lo que ella quiere y yo no sé si realmente esto es correcto.
Pero si soy un fantasma es por algo.
Sí, porque lo llevo en la sangre.
Busco un papel y un lápiz en uno de los cajones de la habitación, anoto lo que me dijo y lo guardo debajo de mi almohada.
Espero no olvidarlo.
Atravieso la puerta. Realmente soy un fantasma.
—¡No nos dijo nada! Realmente esconde algo —dijo Rayo, enfurecido.
—Se comportó muy raro al preguntar sobre Tormenta —le sigue Trueno.
¿Qué le preguntaron sobre mí?
—De todas formas no creo que ella lo sepa, era otra persona, esa no era mi Tormenta —dijo, lo último me hace sentir extraña, no puedo explicarlo.
—Con que eso escondías hermanito —se sienta sobre una mesa— Enamorado de una chica prohibida.
—Si hubieron tantas parejas en el pasado, tengo esperanza.
—Solo ten cuidado, Yaser está loco y hará cualquier cosa si se entera —le advierte— por otro lado, ¿Ya se besaron?
Rayo se sonroja con esa pregunta. Tartamudea al hablar.
—Este, yo... —agacha la cabeza— No, no pude ni tampoco quiero si no sé si ella lo quiere.
—En fin, creo que deberías ver si ella siente algo por ti, por lo que me habías dicho ella se muestra siempre neutral, creo saber de alguien que podría ayudarte, ¡Sígueme! —dice ella mientras se para frente a él— Si la información no llega a nosotros, hay que ir a ella.
Él intenta hablar pero ella se lo impide mientras le dice que camine.
No los sigo. Algo llama mi atención al fondo del pasillo blanco, lo mismo que vi antes de desmayarme ¿Ayer? Si es que no estuve inconsciente más tiempo. Una figura casi imperceptible, la veo moverse, es como si una masa de agua totalmente trasparente como un vidrio se moviera, ¿Casi imposible de ver no?
Sigo a aquella figura aunque casi no la vea. Me lleva por todo el pasillo, bajamos por las escaleras. Se dirige hasta los pisos subterráneos.
Escucho a lo lejos a Yaser hablando.
—Como verás, no fue suficiente con expulsarla, todavía ronda por aquí, controlándome quizá o cuidando a su hermana o su hija, no lo sé —dice con un tono soberbio.
—¿Quién es su hermana? ¿No puede también estar al pendiente de Dimitruk o su hijo? —pregunta una extraña mujer.
Pierdo de vista a la extraña figura.
—Dimitruk se sabe cuidar solo demasiado bien, no lo creo, como casi nadie sabe de su hijo tampoco lo creo posible —suspira— su hermana está escondida entre nosotros, no sabría decirte a ciencia cierta.