Tormenta

Capítulo 29

Tormenta

 

La chica que está detrás de ella se me hace conocida, aunque su figura se vea como una sombra con la mirada que refleja odio en su ser, su cabello parece no tener peso propio y en algunas partes se mueve como si hubiera viento o tuviera vida propia.

Es rapidísima, se acerca a Yaser y lo golpea en el estómago antes de que pueda reaccionar, no le da oportunidad de moverse. Se mueve más rápido de lo que el ojo puede percibir. Se queda detrás de Yaser, en sus ojos se ve la muerte misma, sus ojos son negros totalmente, no tiene lo que suelen llamarle "lo blanco del ojo" es rojo. Es una figura aterradora, tiene cuerpo de mujer de veintitrés años pero una mirada fría y despiadada.

—¿Acabo con él, madre? —dice aquella chica.

Espera, ¿madre?

—No, en este momento no podemos matarlo, sería perjudicial con tanta gente de su lado —advierte mi madre.

—De todas formas hace tiempo que no salía de las sombras, literalmente —dice en tono burlón— Y, ¿Qué tal está Tormenta? —pregunta.

—Está bien, dentro de todo lo que sucede está bien.

—La he visto muy pocas veces, creo que dudaría de mí —aquella chica se destransforma, sus ojos quedan color miel, su cabello castaño y normal, ya no flota, y su piel toma un color claro, pero no es gris o blanca como la mía, es diferente— no tenemos parecido físico, solo sanguíneo.

—De todas formas se llevan nueve años, a ti te tocó más parecido físico a mí y mis antepasados que los de tu padre, Tormenta parece más una sombra —dice mi madre.

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Me recuesto sobre mi cuerpo, pasé todo el día merodeando por todos lados. Vi cosas que jamás había visto, pero ya es hora de regresar a mi cuerpo.

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Escucho la voz de Rayo, no sé qué dice pero logro identificar que es él.

—Está despertando, cállate —dice alguien al fondo.

Abro los ojos, la luz blanca me ciega otra vez. Observo la habitación, están Rayo, Trueno y mi padre.

¿Qué hace aquí él?

—¿Qué pasó? —pregunto.

—Estuviste inconsciente durante dos días —dice mi padre, aunque dijo de manera extraña la palabra "inconsciente".

—¿De verdad? —pregunto, sabía que estuve observando durante mucho tiempo pero no creí que tanto.

—Sí, en resumen aquello que pasó debilitó tu cuerpo —comenta— Rayo, Trueno, necesito un momento a solas con Tormenta.

Ellos salen de la habitación sin decir algo al respecto.

—Los dos sabemos que no fue casualidad lo que pasó aquél día, así que responde, ¿Realmente estabas inconsciente? —pregunta serio.

—Era un fantasma, ¿Contento? Además, ¿A qué va todo esto? ¿Algo te preocupa? —pregunto, veo miedo en su mirada.

—No, no hay nada, solo quiero decirte algo —suspira— ten cuidado, no eres una simple niña Tormenta, tendrás a Yaser como profesor, así que cuídate.

—Lo tendré en cuenta, gracias.

—Recuerda que no estás entrenada Tormenta, en este momento estás indefensa y ya no hay tiempo para entrenarte, estás prácticamente por tu cuenta —dice serio.

—Estaré bien, no tienes que preocuparte por él.

—estaría más tranquilo si supieras pelear, ¿Qué haces si te ataca? ¿Esconderte? Yaser es rápido, morirías antes de que te pudieras mover.

—Estoy y estaré bien —le digo.

—Pelearás contra mí esta noche, si me demuestras que puedes ganarme o al menos golpearme fuerte; no te molestaré más con esto —comenta— Pero de no ser así, tendrás que mejorar, no puedo dejarte indefensa, menos sin alguien a tu lado.

Ahí empieza, se pone con sus sermones hablando de que debería saber pelear, ¿Quién dijo que yo no quiero pelear? Lo deseo, pero cada vez que lo intento algo frena mi cuerpo dejándome como una total inútil.

—Dime la hora y lugar —digo sin darle muchas vueltas.

—El viejo campo de entrenamiento abandonado a las nueve, no llegues tarde o faltes, no seas cobarde —dice con una voz gélida.

Simplemente sale de la habitación.

—Tengo que enfrentarlo, solo espero que nada me frene o estaré perdida.

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El reloj y su sonido cada segundo se me hacen más agobiante, faltan dos horas aún, tengo miedo de lo que sea que pueda pasar, ¿Y si pierdo y realmente soy una niña indefensa? No, es imposible, tengo más cerebro que una niña, o eso quiero creer.

Rayo dijo que iba a salir, quedé sola en la habitación.

No le he dicho sobre la pelea, no quiero preocuparlo.

El tiempo corre lento, me preocupa que me distraiga y de un minuto a otro me quede dormida, aunque en esta situación ¿Quién podría dormir?

Solo un golpe de suerte me podría salvar de esto, pero lo acepto, la suerte aparentemente no ha estado de mi lado.




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