Tormenta

Capítulo 30

Rayo

Su cabello se quedó gris, sus ojos rojos, el resto del ojo era negro; era una figura aterradora.

Aquél día vi a una Tormenta diferente; una más aterradora, una que estaba segura de sí misma, pero había algo extraño, cuando la vi a los ojos era como haber visto mi peor pesadilla frente a mí.

Por accidente chocamos, venía distraído pensando en ella.

Ahora la tengo frente a mí, se ve tan indefensa, cerró los ojos al caer. Los mantiene así, siento su respiración agitada, está asustada. Quién diría que alguien tan peligrosa se vería tan inofensiva ahora.

Traté de no caer sobre ella, mis brazos están a ambos lados de su cabeza.

Quiero hablarle, pero temo a su reacción cuando se entere de que soy yo.

Miro a los lados, mi hermana se está acercando. Pero no es la única que nos está viendo.

Me acerco a su oído.

—Soy yo, tranquila —susurro— puedes abrir los ojos.

Reacciona ante lo que digo. Abre los ojos y se sonroja.

—¿Estás bien? —pregunto, sigue igual de agitada.

—Sí —asiente en voz baja.

Se ve tan hermosa de rosa, tan indefensa como una niña pero tan fuerte como toda una guerrera.

Me levanto, ella intenta hacer lo mismo pero no puede.

—¿Segura de que estás bien? —pregunto de nuevo.

—Sí, solo me duele un poco levantarme —dice frustrada.

Creo que haber caído sobre ella no fue muy bueno. La ayudo a levantarse. Voy con los chicos, le ayudo a caminar hasta dejarla sentada junto a Trueno y Lluvia. Estará bien ahí.

—Gracias —dice.

—No es nada —digo, aunque creo que estoy un poco avergonzado.

Ella parece notarlo, se ríe de una forma delicada y hasta graciosa.

—¡Atención todos! —grita una voz femenina.

Miro a la izquierda. Dimitruk está frente al resto. Mis padres están a su derecha. Satu y Elay a la izquierda. Detrás están todos los líderes, Superiores, Máximos, dependiendo de dónde sean.

Como están formados se me hace familiar.

Formación de alianza: cinco puntos. Esa es, pero ¿por qué están haciendo eso ahora?

—Se preguntarán la razón de estar aquí —comienza Elay, quien está a la izquierda de Dimitruk, y a su vez a su izquierda está Satu— Yaser es una amenaza para todos, si les ofrece algo a cambio de estar de su lado, les ruego que lo rechacen.

—Yaser tiene un ejército formándose poco a poco, no importa lo que ofrezca, rechácenlo —dice Satu, en ambos lados del escenario están unos uniformados, podrían ser quienes están a cargo de los otros chicos— en fin, si vemos a alguien del lado de él; se enfrentará a nosotros —dice desafiante.

—Uy sí —dice una voz masculina al fondo— no das miedo quién quiera que seas.

Satu parece ignorarlo, a lo que a esa persona no le agrada.

—¿Vez? Eres solo una debilucha.

Elay voltea a ver a Satu, le dice algo en voz baja a lo que ella asiente.

Satu desaparece de ahí.

—Con que huyendo, ¡Qué lástima me das! —Vuelve a hablar la misma persona— ¿No lo ven? Somos más fuertes que ellos y nos temen, ¡Por eso Yaser nos necesita!

Todos lo miramos, intenta abrir la boca para decir otra cosa pero Satu se la cubre con la mano.

—Mira, no nos conocemos, pero yo no hablaría de esa forma de alguien que es de élite desde hace mucho tiempo —dice Satu, bastante confiada.

Le suelta la boca, queda detrás de él. Lo empuja logrando que caiga.

—Levántate y pelea, veamos si ahora eres tan rudo, ¿O te cerró la bocota lo que hice? —pregunta con soberbia— creí que como hablabas mucho podrías contestarme, no necesité hacer el mínimo esfuerzo. Hablador —dice con desprecio.

Se regresa a su lugar. El chico queda en el suelo.

—Como decían —explica Dimitruk— nosotros... —una fuerte risa lo interrumpe.

—¿De verdad creíste que caería así como así? —se levanta la misma persona, riendo como un maniático.

Yaser. Él otra vez.

—¿Qué? Ahora la que cierra la bocota eres tú, querida Satu —dice desafiante.

—Como lo planeamos —dice Dimitruk, los cinco se cierran bloqueando todo punto de ataque.

—Por favor, ustedes solo dan vergüenza, primero Lia, ¿ahora tú? ¡Qué bajo has caído! —dice mientras se levanta— ustedes cinco no pueden contra mí.

La mayoría de quienes están aquí se ven confundidos, buco con la mirada a Tormenta, está quieta, no se mueve.

Corro hacia ella.

—¡Tu no irás a ninguna parte! —grita Yaser.

Vio que iba tras ella.

Una barrera de fuego se enciende, estaba tan cerca de ella. ¿Qué tiene contra ellos?

Alba podría saber, aunque sea arriesgado.

—Vamos Dimitruk, confiésale al chico por qué no debe estar con tu hija —dice Yaser, no entiendo a qué se refiere— o mejor dicho, cuéntale qué le hiciste.




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