Tormenta

Capítulo 31

Tormenta

No puedo moverme, veo a Rayo desafiar a Yaser, no me creo lo que acaba de decir.

"Si tengo que dar mi vida por ella, aunque no queden ni mis cenizas, aunque ni mi recuerdo prevalezca, lo haré, así tenga que hacerlo una y mil veces" Se veía tan decidido.

Ahora está en el suelo, supongo que ya no se puede mover tampoco.

¿No le dio pena decir aquello, sabiendo que todos estamos aquí?

Observo mejor a los adultos.

Parecen paralizados igual que yo.

¿Mi mamá está allí?

Después de haberla visto aquél día, no me sorprende su presencia por estos lugares.

Intento hablar, pero las palabras no salen de mi boca. ¿Qué está pasando? Me levanto, siento como si algo me aplastara. Me hace caer de rodillas. El aire es pesado, dificulta mucho la respiración.

Miro a mi alrededor, todos los chicos están igual o peor que yo.

Los adultos planean algo, veo como se hablan, demasiado bajo como para ser escuchado. Me pregunto si podré realmente hacer algo. No quiero mirar, ya no más.

Me levanto lentamente, caigo de nuevo. No me voy a rendir, me levanto otra vez.

—¡Pero miren qué tenemos aquí! —grita— eres igual de terca como tu padre, pero veamos si resistes.

Avanzo unos cuantos pasos, eso parece no agradarle en lo más mínimo.

—Me recuerdas tanto a Lia, ¿serás realmente cómo ella? No lo creo —desafía.

—No necesito parecerme a ella —sentencio— el solo saber que tengo su genética a ti te aterra, algo pasó con ella y a ti te atormenta.

Me desafía con la mirada, acerté con lo que dije.

Espero poder moverme si me ataca. Y claro que lo hará, ya lo provoqué.

Tiene a alguien trabajando para él, vi como lanzó fuego, además de ser un fantasma, se queja de los impuros; pero él es uno de ellos. Es uno de nosotros.

—¡Déjala! —grita Satu— ella no es a quién quieres, es a uno de nosotros.

—Satu, Elay; saquen a todos los jóvenes de aquí —ordena mi padre— el resto conmigo, si no quieren pelear es su oportunidad de irse.

—¿Y dejar que tú solo te diviertas? Eso jamás —dice Terri, bastante confiada.

Satu empieza a llevarse de uno en uno junto con Elay.

Yaser desaparece.

—Todos quietos —advierte mi madre— Tormenta, ¡Detrás de ti!

Giro y lo veo, ahí está. A menos de dos metros, recostado contra la pared.

Avanza hacia mí. No sé qué hacer.

—Sonabas tan segura hace un rato, ¿Qué pasó? ¿Te diste cuenta de que no eres fuerte? —dice entre risas desquiciadas.

No le contesto.

—Eres débil, eres una niña débil e indefensa. Estás sola, nadie aquí se puede mover —dice soberbio— dime, ¿Qué harás?

 

—Después de todo, para la mayoría moverse va a ser imposible.

Veo detrás de Yaser a aquella chica de negro, la misma que estaba con mi madre aquél día.

—Te equivocas, yo no estoy sola —suspiro— y nunca lo estaré.

—Quiero que lo cumplas.

Haber visto a aquella chica me hizo fuerte, pude moverme de ahí. Me paro delante de él.

Crea bolas de fuego, las cuales lanza hacia mí. Logo esquivarlas, pero siento como quema.

—¿El fuego quema cierto? —dice burlón.

—Ya verás —desafío.

—Escucha inútil —dice Kann.

—Te metiste con el grupo equivocado —continúa Dimitra.

Detrás de ella están Rayo, Kann, Lluvia y Trueno. Por suerte no hay rastro de Darek.

—¿Ustedes? ¿De verdad? —rie sarcásticamente— debe ser una broma.

Trueno y Lluvia se colocan detrás de Kann y Dimitra. Los dos se agachan lo suficiente como para que alguien salte si se apoyan en sus espaldas. Y eso hacen las chicas. Lo distraen lo suficiente como para que Rayo se me acerque.

—¿Estás bien? —pregunta.

—Sí —contesto, a lo que él sonríe.

—¡Rayo! Será mejor que la lleves para que descanse —le dice Trueno.

—Está bien —contesta.

Me carga en su espalda.

—Veo que realmente estás agotada.

—Un poco —digo mientras le sujeto un mechón de su cabello.

—¡Oye! ¿Qué haces? —pregunta mientras sacude la cabeza.

Se está riendo.

—Lo normal, jugar con tu cabello azul, ¿Qué no lo sientes?

—Chistosa —dice sarcástico.

—Señor amargado —contesto.

Él solo avanza, veo como pelean contra él, Dimitra y Lluvia se separan. Dimitra va con los líderes para ayudarlos a moverse. Lluvia sigue con los otros dos.

Mi vista se nubla, creo que haberme levantado me agotó. Me suelto de como estaba agarrada a Rayo.

Él se da cuenta y me sujeta antes de caer.




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