Tormenta Black

XI

16 de junio, 2015

Charlotte

Me calce los zapatos rápidamente, sin darme cuenta se me había hecho tarde. Me mire al espejo antes de salir de mi habitación.

Sin perder tiempo recorrí mi mirada por toda la sala hasta dar con las llaves de mi coche y mi móvil. Salí no sin antes de dejar asegurada la puerta del departamento. Conduje a una velocidad prudente a casa de James.

Hoy era la fiesta de bienvenida.

Toque el claxon del auto dos veces cuando llegue a su casa. Al fin pude respirar con normalidad después de la carrerita que me pegue saliendo de casa por haberme quedado dormida. Y por eso la idea de la fiesta ya no me resultaba tan atractiva, pero ya no podía decirle que no. Tenía que cumplir con mi palabra. Además, mirándole el lado positivo a esto me ayudara a distraerme.

Solo un poco.

Los últimos días estaba pasando tiempo con James. Él es muy divertido y más cuando lo veo salir de su casa aun con cara de dormido en el momento que lo vengo a recoger para llevarlo a la universidad. No me era un problema venir a llevarlo, así que lo hacía con gusto. Además, en estos últimos días también he estado levantándome a correr desde la cinco de la mañana.

Quería recuperar aunque sea un poco mi forma.

Solté una carcajada a ver caminar descalzo a James hacia mi auto. Al aparecer no era la única que se había quedado dormida. Lo mire con una sonrisa burlona haciendo que soltara una carcajada mientras se encogía de hombros.

– ¡Nos vamos de fiesta! –exclamo con entusiasmo.

Negué con la cabeza aun sin perder los ojos de la carretera mientras conducía. No me tomo más de quince minutos llegar a la dirección que me había dado. Mire desde a fuera la casa donde se realizaba la fiesta. La música estaba a todo volumen y había ese humo artificial.

Toda una completa locura.

Baje del auto seguida de James. Caminamos juntos hasta la casa. Un grandulón nos dejó entrar sin preguntarnos si éramos invitados. Mire la locura que tenía al frente de mis ojos. Personas bailando, bebiendo y drogándose como si no hubiera un mañana. Idiotas.

James se puso al costado al mío para avisarme que se iría conseguirme una bebida. Asentí. Antes de irse me dijo que no aceptara nada de nadie. Puse los ojos en blanco. Como si fuera una estúpida, además sabia defenderme por si ocurría algo o lo intentarán.

Me fui asentar a un rincón que estaba solo, sin ninguna persona. Hice una mueca, a este paso todos los de aquí de quedaran sordos. La música estaba por reventar mis oídos. Mi amigo no tardo en llegar hacia donde estaba y nos pusimos a burlarnos de todas las personas que estaban aquí. Después de pasar dos horas le dije que se vaya a divertiste. Él se negó en un principio, pero después de decirle que no me iría a ningún lado accedió. Reí cuando lo vi bailando como un desquiciado.

–Vaya, vaya, pero si nos volvemos a encontrar –hablo una voz a mis espaldas sin mirara quien era.

Solo esperaba que no fueron idiotas los mismos idiotas de siempre.

–Vete al diablo.

Mire por encima de mi hombro, sino me equivocaba era el tipo del bar. Rodé los ojos sin darle mucha importancia.

De todos los lugares que hay en todo Londres tenía que estar aquí. Me contuve a decir algo cuando lo vi por el rabillo del ojo sentarse en donde había estado James. Puse los ojos en blanco ¿Por qué tuve que encontrarme con el imbécil que insinuó que quería acostarse conmigo?

–Que agresiva –se hizo el ofendido –Así que dime ¿Qué haces tan sola aquí? –pregunto con una sonrisa galante. Quise golpearlo, pero me contuve –Veo que no eres de muchas palabras –masajee mi sien ¿Por qué tenía que venir arruinar mi noche?

–Lárgate –solté con rabia. El me miro por un momento para luego soltar una sonora carcajada. Se estaba burlando. Tense mi mandíbula

–La primera que vez que te vi me dejaste desconcertado al rechazarme, pero luego de días me di cuenta de algo ¿Qué se siente serle tan fiel a tu novio rechazando a su hermano? Digo, no muchas lo hacen–pregunto ladeando su cabeza con una sonrisa.

Me paralicé por completo al instante, sentí que el aire me comenzaba a faltar. Me gire y lo mire por completo un momento, pero luego caí en cuenta que el no me conocía. No sabía quien soy yo y sobre todo el no se estaba refiriendo a Set ni a Elliot

¿A quién se refería?

– ¿Qué diablos dices? –siseé mirándolo con los puños apretados. No entendía nada lo que me había dicho. La única persona con la que ahora pasaba era James. Mierda –Eres el hermano de James –lo mire incrédula. El asintió agrandando su sonrisa

–Eres rápida. —se carcajeo. —Mucho gusto linda soy Brad... –lo corte. No me interesa en lo más mínimo que sea hermano de James.

–No me interesa si eres su hermano, su primo o vecino. Me amargaste la noche, hasta nunca parasito–me levante de la mesa sin dejarle oportunidad de decir algo.

Fui un momento hacia donde estaba mi coche pensando en lo que recién me había enterado. Ese imbécil era hermano de mi amigo. Pobre James, lo que tiene que aguantar con ese todo el momento.

Regrese a la fiesta cuando me percate que se estaba marchando. Fruncí el ceño al recordar las pocas palabras que le había dejado hablar.

El muy imbécil suponía que era novia de James. Genial.

Camine con cuidado hacia la cocina. Quería una cerveza. En el camino empuje por auto-reflejó a una que otra persona que parecía querer chocar conmigo. Llegue pensando no encontrarme tanta gente, pero me equivoque. Parecía que la cocina era también una pista de baile igual que la sala. Resople.

Cogí mi cerveza y me fui a la sala para ver que estaba haciendo James. No quería que se emborrachara hasta que perdiera el conocimiento. Mientras lo buscaba comencé a tararear una música que comenzaba a sonar por los parlantes. Cuando me iba a sentar en un sillón sentí una mano en mi cadera. Por instinto alcé mis puños para atacar al cabron que se atrevió a tocarme, pero al levantar mi mirada me di cuenta que no era nadie más que James.




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