Tormenta Black

XVI

9 de junio, 2015

Charlotte

 

Sin poder evitarlo no podía mirarlo a los ojos. Estaba demasiado avergonzada de todo lo que había hecho durante el tiempo en el que él estuvo fuera de Londres. Era como ver todas mis acciones a través de él. Ver el desastre en que me convertí.

–Deja de hacer eso –dijo mirando cómo me restregaba mis manos en mi regazo– Mejor vamos a ver qué hace tu primo –fue una afirmación que una pregunta.

Asentí tímidamente para luego levantarme del sillón y seguirlo a la cocina donde encontramos a Colton sacando al pollo del horno.

–Hace demasiado frio para que anden descalzo –me miro con la ceja alzada. Me encogí de hombros soltando una risita. El negó con la cabeza sonriendo – ¿Cuándo dijisteis que regresaba Marie a Londres? –pregunto

–No lo sé realmente –respondió Elliot riendo –Al parecer va seguir con su gira de conocer lugares con mis tías. Ya saben cómo son –asentí comprendiendo

Después de haber recibido su llamada de que había regresado en Londres fui por el al aeropuerto. Cuando estuve con el después de mucho tiempo me sorprendí mucho al no ver a Marie, su madre junto a él. Al notar mi desconcierto Elliot me conto todo lo que estado haciendo este tiempo su madre. Conociendo lugares hermosos, viajando con sus hermanas. Asentí comprendiendo para luego arrastrarlo a mi coche ya que estaba anocheciendo y comenzaba hacer frio.

En el camino se sorprendió al ver que tomaba direcciones distintas muy diferentes de donde fue mi casa con mis padres anteriormente. Con mucho pesar le tuve que contarle que me había marchado de casa, no quería seguir afectando con mis acciones a mi hermana, Azul. El sin presionarme solo asintió parea luego preguntarme donde me estaba quedando. Note un cierto alivio cuando le informe en donde ahora vivía –en casa de mi primo Colton –y el siguió con la conversación normal.

Me dio alegría al saber que él ahora se estaba quedando con nosotros, no quería el estuviera solo en su casa mientras que Marie no regresara de su viaje. Había muchos recuerdos en aquella casa. Recuerdos que lastimaban. El antes de sonreírme solo asintió y me envolvió en sus brazos estando de acuerdo con mi propuesta de quedarse con nosotros.

–Bueno mis queridos ayudantes vamos a la mesa –dijo Colton riendo al ver la mesa.

 

Nosotros habíamos puesto los platos, vasos y cucharadas en la mesa antes de ir a su habitación a conversar sobre su estadía en Manchester. El resto de la tarde la pasamos escuchadas bromas de parte de Colton hacia Elliot y viceversa. En algún momento de la comida se recordó momentos especiales del pasado. Cerré los ojos soltando un suspiro, necesitaba salir. Me sentí que me asfixiada.

–Voy a dar una vuelta –avise levantando de la silla. Colton iba a replicar, pero fue callado con una seña de Elliot.

–Lleva un suéter que está haciendo frio –fue lo único que dijo. Asentí

Cuando salí del departamento me di cuenta que Elliot tenía razón. Hacia frio, quizás demasiado. Cerré los ojos poniéndome la capucha cubriéndome el cabello y un poco el rostro. Camine por varias cuadras en zigzag. A medida que avanzaba comenzaba a reconocer las calles.

Sin darme cuenta mis pies se detuvieron en un gimnasio. Con un gran letrero con las palabras Strength que donde hace tiempo entrenaba. Se podría decir que en ese lugar pase los mejores años. Donde en aquel gimnasio pelee, gane, perdí, pero sobre todo me enamore.

Conocí al amor de mi vida.

En aquel sitio que ahora estaba cerrado conocí a un chico que fue capaz de ver a través de mí, así como yo fui capaz de ver a través de él.

Fue perfecto.

Simplemente perfecto

 

Retrocedí varios pasos al darme cuenta que quería en este momento. Quería entrenar, quería boxear. Quería recordar las viejas emociones que fueron enterradas junto con el amor de mi vida. Quería volver a mi vida de antes.

Negué con la cabeza, era una estupidez.

Dándome la media vuelta camine en sentido contrario sintiendo una opresión en mi pecho a medida que los Flash Back comenzaban aparecer inundando mi mente. Abriendo más la herida en mi corazón.

 

«Lo siento mi amor, siento ser yo quien te esté rompiendo tu corazón»

 

Lleve mis manos al cabello cerrando los ojos tratando de regular mi frentica respiración. Su voz, su hermosa voz que no dejaba de escuchar en mi mente como si fuera un eco lastimándome. Cuando sentí mi primer lagrima caer me senté bajo un árbol que había en el parque donde ahora me encontraba. Negué con la cabeza una y otra vez queriendo que esas palabras dejaran de resonar en mi mente.

Porque él no fue quien rompió mi corazón.

Abrí los ojos sintiendo la lluvia caer sobre mí. Trague saliva tratado de desaparecer el nudo en la garganta que había parecido. Apreté fuertemente los labios al recordar lo que le había respondido cuando dijo aquellas palabras que hicieron grietas en mi alma.




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