Tormenta Black

XXIV

25 de agosto, 2015

Charlotte

No despegue la mirada de la ventana. Todo parece irse tan rápido, como si desapareciera. Se esfumará en un abrir y cerrar de ojos. Si en cualquier momento todo se acabara, así como yo lo estoy haciendo conmigo misma.

Me perdí por completo.

Ya no sé quién soy.

Trato de recordar como fui antes, pero no lo logro. No logro ver quien era antes. Solo recuerdo a una chica frágil llorar, a lado de una cama de hospital mientras implora que todo lo que está sucediendo sea solo una pesadilla; pero después de darse cuenta que no es una pesadilla pasa llorando todas las noches porque está tratando de ser fuerte al frente de todos. Pero eso la consume, la está matando. Todo es un teatro, ella está rota. Su alma se consume, ella se pierde. Se convierte en una chica que se emborracha y droga; llegando finalmente a un límite donde todos se percatan que ella no está bien. La encuentran tirada en su cama por una sobredosis de droga.

Al borde de la muerte.

Miro por última vez a través de la ventana, mientras suelto un suspiro acomodando mí cabello en una coleta alta. Me quejo cuando sin querer toco mis nudillos mascullados. Malditos imbéciles.

No me arrepiento de nada, esos infelices se lo merecían. Es decir, ¿cómo pueden existir personas tan crueles como burlarse de alguien que ya no está vivo? Eso es no tener un puto corazón.

Como pudieron burlarse de él, de mi Seth.

Aunque tengo la satisfacción de haber destrozado sus rostros antes y después de haber bebido. Y cabe destacar que ni siquiera estoy en forma para destrozarlos.

Entierro mi cabeza entre mis piernas mientras las abrazo contra mí. Parpadeo repetidas veces, todo es muy duro. Demasiado difícil. Solo falta poco tiempo para que se cumpla dos años. Dos años desde que lo perdí.

Mi corazón vuelve a doler.

Nunca estaría preparada para recordar el día en que me dije adiós.

No quiero recordar como lo perdí. No quiero que las heridas se vuelven cada vez más profundas. Si pudiera hacer algo desearía que no llegue ese día, no quiero recordar cómo fue arrebatado de mí. Como se llevaron al amor de mi vida.

Me levanto y salgo de la ventana. Miro el reloj, es once y media de la noche. Busco entre mis cosas las llaves del auto, teléfono y mis papeles. Pasó por la habitación para ver si esta Colton en ella, pero me llevo la sorpresa que se encuentra vacía. Me encojo de hombros y tomo prestada una sudadera de él.

Me detengo un momento en la puerta de salida, después de pensarlo mejor dejo las llaves del coche encima del mostrador. No quiero conducir. Quiero tomar un poco de aire que me ayude a tranquilizar.

Asiento así mi misma, es lo mejor que puedo hacer.

Camino sin rumbo fijo cubriendo mi rostro con una capucha negra. Siento una ventisca fría chocar contra mi rostro que me hace erizar el cuerpo. Respiro profundo cuando me doy cuenta que termine en la entrada de un bar. Mordisquee mi labio.

¿Entro o no entro?

Lo mejor sería no, Elliot ya está aquí igual que Marie. No quiero que nadie le vaya a contar que me vieron en una situación un poco vergonzosa. Como ser detenida o algo por el estilo. Un poco frustrada, me doy la vuelta y camino en otra dirección.

Sonrió un poco al recordar las bromas de James, cuando lo fui a dejar hoy en la mañana a la universidad. Aunque también tuve que soportar sus regaños al verme mis nudillos rotos. El cuándo quiere es muy protector, sobre todo cuando dice que soy su hermana menor que nunca tuvo.

– ¿Charlie? –hablo una voz a mis espaladas sobresaltándome sacándome de mis pensamientos.

Me quedo unos pocos segundos congelada en mi sitio, luego abro los ojos sorprendida sin poder creer que él estaba aquí.

El sin decir nada más cruza la calle a paso firme llegando a donde estoy. Sin decir mucho, estoy entre sus brazos mientras me abrazaba. Cierro los brazos correspondiendo su abrazo. Hace tiempo que no sabía nada de él; desde que se fue de la ciudad.

–Te extrañado mucho –susurro separándome un poco de él.

–Yo igual pequeña, Lottie –me miro a los ojos mientras soltaba una risita, y sin poder evitarlo hago lo mismo.

–Todo es diferente. Nada es igual, Dylan.



 

28 de agosto, 2015

Charlotte

Observo a Elliot mientras revisa algunos documentos para su local. Descubrí hace poco que él quiere abrir un gimnasio donde se enseñen a boxear, entrenar o aprender defensa personal. Algo que me sorprendió pero que espere, al fin al cabo todo su círculo de amistad es fanáticos o compiten en boxeo.

– Por cierto, Charlie –llamo mi atención. Alce mis cejas – ¿Que vas hacer para tu cumpleaños? –pregunta de la nada dándome una rápida mirada para volver a concentrarse en los papeles que estaba leyendo atentamente.

–Nada.

–Es tu cumpleaños –dice dándome otro vistazo. Me encogí de hombros sin importe aquel día. –Podemos ir a comer o algo, aunque sea.

–No es necesario –negué –Prefiero quedarme en casa –decline su invitación. Elliot frunce el ceño.

–Salgamos, aunque sea dar una vuelta –propuso. Volví a negar con la cabeza – ¡No puedes quedarte en casa! –exclamo mirándome con el cejo fruncido.

Mire mis manos para evitar mirarlo. No quiero festejar mi cumpleaños porque es algo sin importancia para mí. Aunque entiendo un poco su reacción, pero necesito estar sola ese día. O los días que se acerquen a esa fecha.

Encontrarme con Dylan fue para mí un golpe de la realidad.

No puedo seguir haciendo mi vida mierda, y esperando que algunos se compadezcan al mirarme en lo que he terminado. Simplemente no. Con llorar no puedo regresar el tiempo y evitar que aquello pase. Es algo imposible.

–Yo prefería quedarme sola en casa –dije por lo bajo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.