13 de septiembre, 2015
Charlotte
***
Mañana era el gran día. Estaba tan nerviosa, pero tan entusiasmada que sentía que mi corazón se podría salir de mi pecho en cualquier momento. Luego de luchar tanto al fin pudimos llegar hasta aquí.
Mañana era finalmente la final del campeonato de boxeo. Tenía mucha fe que Seth y yo ganáramos. Habíamos luchado mucho para llegar a este punto de nuestras vidas, merecíamos ganar y luchariamos hasta conseguirlo.
Mire la hora, faltaba poco para reunirme con él. Para poder estar nuevamente en sus brazos donde pertenecia.
Esta noche simplemente queremos olvidar el campeonato y disfrutar de nosotros. Por ese motivo íbamos a cenar y si teníamos tiempo a ver una obra teatro, aunque ninguno de los dos éramos muy fan de eso. Nos gustaba hacer cosas fuera de nuestra rutina diaria y me encantaba.
Sonreí, como si lo hubiera llamado con el pensamiento, mi móvil comenzó a sonar.
–Amor –conteste con una sonrisa en mi rostro. No podía negar lo mucho que estaba enamorada él, aunque pasaran años. Ese sentimiento nunca se desvanecería.
Es tan intenso que me asusta, pero me gusta sentirlo.
–Mi Lottie –su voz ronca llego a mis oídos, era como melodia para mí. –Mi hermosa Lottie –amaba que me llamara de esa forma. Solo él lo hacía – ¿Preparada para nuestra noche de cita? –pregunto. Era inevitable que no se me formara una sonrisa en el rostro.
–Siempre lista, amor. –respondí cruzando la calle –Y más si es contigo. –camine hacia mi auto.
–Cuanto las horas para poder verte –todos pensaban que Seth era un hombre brusco o seco conmigo por la forma en que nunca expresaba sus sentimientos o emociones con los demás, pero era todo lo contrario.
El desde el primer momento me demostró cuanto me ama.
Y yo le demostré cuanto lo amaba.
Nos amábamos.
–Voy en camino a verte –me detuve en un semáforo.
–Estas manejando –era más afirmación que una pregunta. Solté una risita, no se le escapa nada. –Lottie sabes que no me gusta que contestes el celular cuando manejes –me riño.
–Pero eres tu –respondí obvia girando a la izquierda –Y si se trata de ti no me importa lo demás.
Escuche como suspiraba.
–Está bien, mi Lottie –dijo derrotado –Pero no quiero que tengas un accidente. Cuando llegues a casa podemos hablar correctamente. –escuche que su hermano lo llamaba a través de la línea y que él le respondía con un gruñido.
–Tranquilo, amor –reí –Te marco cuando este cerca de casa de acuerdo. Te amo.
–Maneja con cuidado –dijo –Te amo más, mi Lottie.
Sonreí cortando la llamada, nunca me cansaría de escuchar esas dos palabras viniendo de él. Realmente nunca pensé que ir a un gimnasio conocería al amor de mi vida. Porque yo estaba segura que con Seth Price pasaría el resto de mi vida.
Mientras tarareaba cualquier música que pasaba por la radio, el celular volvió a sonar. Sonreí mordiendo mis labios. Con una mano sostuve el volante mientras que con la otra, alcancé el móvil pegándomelo al oído.
–Amor, no han pasado ni treinta minutos de que hablamos.
–Charlotte –hablo una voz mientras lloraba. Me tense. No era Seth.
Elliot.
– ¿Qué pasa? –pregunte rápidamente. No entendía porqué contestaba el. Nunca lo hacía.
Me asuste.
–Mi hermano tuvo un accidente, Charlie –mis manos comenzaron a temblar al escucharlo.
– ¿Qué? Eso no es posible –murmure deteniendo el auto de golpe. No podía creerlo. Era imposible. –Acabo de hablar con él hace menos de veinte minutos –susurre sintiendo un nudo en mi garganta.
–Yo... por favor ven rápido. –fue lo único que pudo decir sin soltar un sollozo que era raro en el. –Estamos en el hospital de siempre.
Colgué la llamada sin contestarle. Encendí rápido el auto y sin importarme una jodida mierda las leyes de tránsito. Pise el acelerador manejando a toda velocidad, esquivando algunos coches en mi camino. Una vez que llegue, deje estacionado el auto en cualquier sitio y entre al hospital sin perder tiempo.
No fue difícil de encontrar a Elliot ya que estaba junto con los chicos. Travis, Dylan, Blake, Aiden, Max y Noah. Los amigos de Seth en toda la recesión del centro médico. Con el corazón latiendo desenfrenadamente me acerque a ellos.
– ¡¿Dónde está Seth?! –pregunte alterada parpadeando algunas veces alejando las lágrimas de mí.
–El... –trato de hablar Dylan, pero su voz se quebró. Sentí escalofríos, parecía que sabían algo que yo no. No pude evitarlo y derramé algunas lágrimas.
–Charlie –mi cuñado, Elliot, me sujeto de los hombros mientras apretaba sus ojos. Cogiendo fuerzas para hablar.
–Chicos –alguien hablo a las espaldas de él. Era el doctor, Evans. –Marie acaba de salir de hablar con Seth –él nos conoce desde años. Él nos vio crecer prácticamente. – ¿Quién será el siguiente en hablar con él?
Desvié la mirada del doctor. No entendí lo que estaba pasando. Él hablaba como si quisiera que nos despidamos de él. De mi Seth, pero no. Eso no podía pasar.
Teníamos mucho que vivir.
Teníamos tantas cosas por hacer.
–Charlie va –respondió Noah de repente. Todos asintieron mirando cada una de mis reacciones.
–Sí, yo voy –susurre sin saber como actuar. No podia procesar lo que estaba sucediendo.
–Vamos entonces. –Camine detrás de él, cuándo me indico en que habitación estaba.
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Editado: 11.11.2021