Tormenta Black

XLV

29 de febrero, 2016

Charlotte

Quizás estaba siendo paranoica, pero sentía que me estaban siguiendo. Era una sensación que me hacía erizar la piel. No podía estar tranquila.

Mirando a ambos lados antes de cruzar la calle, ingrese a una cafetería pequeña que estaba cerca de la casa de James. No creo que podría llegar a su hogar, no me sentía segura caminado sola. Aún siendo en plena luz del día.

Me debatía  si llamar a alguien, pero no quería preocuparles. Además no querían que estuvieran de nuevo sin dejarme a solas con mi propia sombra, fue algo demasiado estresante.

Ordene un café para llevar junto con unos pequeños panquesitos de chocolate. Mientras esperaba mi pedido, camine hacia el ventanal que daba hacia la calle y observe si había algo sospechoso. Suspire, quizás eran imaginaciones mías.

Retire mi pedido una vez que estuvo hecho y salí del local. Me ajuste bien mi chamarra, estaba un poco agripada. Bebí un poco de café al momento que miraba a lo lejos que faltaba casi una cuadra para llegar a mi destino.

Pero todo se volvió un caos de un momento a otro. Una furgoneta negra con los vidrios poralizados se detuvo bruscamente a mi lado haciéndome sobresaltar. Mi corazón latía ferozmente no entendiendo nada lo que sucedia y fue peor cuando unos manos me jalaron de la chamarra para meterme adentró al momento en que se escucharon disparos hacia mi dirección.

Jodida mierda.

Con los ojos casi desorbitados y la respiración agitada observe todo a mi alrededor tratando de buscar algo con que defenderme aunque sabía que era inútil. En el interior del auto estaban seis hombres vestidos de negro alistando sus armas.

Cerré los ojos preparándome para lo siguiente. No había hecho nada malo y ni estaba metida en nada turbio. No entendía porque me quieran asesinar. Demonios, todavía no podía morir.

- ¿Qué tenemos afuera? -pregunta una persona aparte de los que estaban conmigo. Su voz me parecía familiar. 

-Son dos hombres en motocicletas -informo uno mientras el resto salían del coche y comenzaban a disparar de manera simultanea. Me tape los oídos con ambas manos, mis ojos se cristalizaron. 

-Ya saben que hacer -ordeno el que parecía el jefe. 

Después de unos cortos minutos que parecían eternos los disparos se detuvieron y todos volvieron a subir el auto.  Con el corazón en la mano, me atreví a mirarlos. Intente lanzarme del auto cuando este se encendió. Una mano nuevamente me detuvo frustrando mi intento de escape. 

-Yo no hice nada, déjenme en paz -suplique al borde de las lagrimas.

-Tranquila, no te haremos nada -levante mi mirada conectándolo con la de el. 

Era el hermano de Bruno.

-Tú eres... -trate de decir, pero me corto de manera suave. 

-Si -afirmo soltándome  -Así que tranquila, nos estamos encargando de la gente que te estaba persiguiendo -soltó un suspiro. -Te lo explicare cuando lleguemos a un lugar seguro -asentí volviendo a mi sitio.

Demonios, porque había gente que estaba atrás de mi. No cabía en mi mente alguna metedura de pata que haya ocasionado que alguna pandilla o mafia estuviera atrás de mi cabeza. No sabia cuantos segundos, minutos u horas había pasado. Tenia la idea de que estaban asegurando de que nadie nos siguiera a tal punto que habían señuelos por toda la ciudad para confundirnos con los demás.

En algún momento el auto se detuvo y cambiamos de auto de manera rápida. Mire a través de la ventana para ver si algún lugar me parecía familiar, pero no era así. No sabia en que parte de Londres estaba y aunque estaba con el hermano de Bruno, estaba un poco asustada. Apenas lo había conocido. 

Ingresamos a un terreno baldío abandonado y cuando pensé que nos quedaríamos ahí, seguimos de largo por un camino, tan largo que pensé que no iba a terminar. Quede impresionada cuando a mi vista quedo una grande mansión.

No sabia porque estaba impresionada si por la mansión o por todas personas que la estaban resguardando. Parecía que fuera la misma Casa Blanca de EE.UU.

-Señorita -dijo uno de los tantos hombres que había mientras me abría la puerta del coche. Con su ayuda salí al momento que lo hacia el hermano de mi amigo y se dirigía a paso seguro hacia su casa. 

Siendo guiada por el mismo llegue a la mansión. Sin saber que hacer di algunos pasos hasta que una ama de llave apareció llevándome hacia la sala principal. Saque mi teléfono, fue una suerte que no se me hubiera caído.

-Toma asiento favor -dijo Tyler sentándose de manera elegante como lo hacia Bruno. -Siento que te hayan metido en todo este alboroto. - se disculpo.

-No te preocupes -respondí un poco titubeante. — ¿Te molestaría si hago una llamada? —pregunte jugando con mis manos.

—No tengo ningún problema, pero tienes que hacerlo de algunos de nuestros teléfonos. —lo mire entender. Movió un poco sus manos de manera indiferente a la situación. —No sabemos aún si tu movil esta siendo rastreado o algo. Es mejor estar seguro y que no den con nuestra ubicación. —explicó. Asentí sin poder decir algo, esta situación estaba surrealista.

Yo no debería estar aquí.

Yo no debería estar siendo perseguida.

Solo yo puedo atentar con mi propia vida. Porque simplemente era mía.

—Y siempre hay diversión, ¿No es así Preston? —dijo un voz gruesa que provenía del largo pasillo de la lujosa casa. Este rodó los y bufo mientras se servía un poco de licor.

Me ofreció un vaso trago y para no parecer mal educada lo acepte agradeciendo. Luego de un rato se dejo ver la persona que hace poco había hablado, vaya. Al parecer todas las personas conocidas o familiares de Bruno eran bien parecidos y llenos de elegancia.

De repente se escucho un fuerte estruendo y un risa camuflada de tos por el recién aparecido. Aún con los nervios de punta, me prepare para todo. Pero, no me precipite. Los que estaban conmigo se encontraban relajados, así que suponía que el que había ingresado era uno de los nuestros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.