Capítulo 7: Lía

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El sonido del mar fue lo primero que escuché al despertar.
Después, el eco de su voz.
Y entonces, el recuerdo.

La fogata, su mirada, el roce de sus dedos sobre los míos.
Intenté decirme que no había pasado nada, que solo fue el momento, la música, el calor del fuego. Pero no podía mentirme tan bien.

Ivy entró en la habitación con un jugo en la mano y una sonrisa que ya conocía.
—Soñadora, ¿dormiste algo o estuviste pensando en “cierto chico del fuego”?
—No empieces.
—No tengo que empezar nada, tu cara lo dice todo.

Me tiró una almohada y se sentó a mi lado.
—Lía, te vi. Vi cómo te miraba. Y vi cómo lo mirabas vos.
—Fue solo un momento.
—Inevitable —corrigió ella.

Me quedé en silencio.
Afuera, el día amanecía despejado, pero yo seguía sintiendo la tormenta por dentro.
Cada vez que cerraba los ojos, recordaba el brillo del fuego reflejado en sus ojos, y la manera en que el mundo pareció detenerse por un instante.

—No quiero volver a lastimarme, Ivy.
—Tal vez esta vez no se trata de lastimarte —dijo ella, más seria—. Tal vez se trata de sanar.

No supe qué responder.
Solo sé que esa mañana, al ver el sol reflejarse en el mar, sentí que algo estaba por cambiar.
Y aunque parte de mí quería huir, otra parte… solo quería volver a verlo.